La violencia en el estado de Michoacán, en el occidente de México, ha obligado a numerosas familias a abandonar todo lo que tienen y viajar a la frontera a pedir asilo en Estados Unidos. Pero al llegar a la garita fronteriza, muchos de los que huyen de la violencia son regresados a México sin poder tramitar su petición. Manuel Ocaño reporta desde la frontera entre California y México, donde encontró a una madre de familia michoacana que fue rechazada y separada de su esposo, al presentarse en la puerta fronteriza.
Ofelia platicó en anonimato para proteger su identidad. Tuvo que huir con su familia de la violencia armada que registra el estado de Michoacán. Dice que ambos bandos, los narcotraficantes y los grupos de auto defensa exigían que su esposo se les uniera.
Ofelia
“A nosotros nos dijeron: participas o te vas. Nos dijeron ‘te doy una hora para que te salgas´, y esa hora la aprovechamos”
La familia vendió cuanto pudo en esa hora, pidió prestado y huyó. Llegaron hasta la garita de San Ysidro, California, a pedir asilo político pero ahí encontraron nuevos problemas.
Ofelia:
“Cuando llegamos a pedir asilo político, nos separaron. A nosotros, a los niños y a mí, nos sacaron, y a él lo tienen en San Bernardino”
La trabajadora de limonares confirmó que no es la única que pasa por ese proceso:
“En lo del asilo, en el cuarto donde a nosotras nos tenían había como unas 20 o 25 personas que están sacando y entrando… mucha gente llega”
El padre Pat Murphy, director de la Casa del Migrante en Tijuana, confirmó que últimamente llegan más deportados michoacanos al albergue:
“Números exactos no tengo, pero en las últimas dos o tres semanas se nota que ha llegado más gente de Michoacán”
Carlos Spector es un abogado especialista en casos de asilo político en El Paso, Texas:
“Es una política del gobierno norteamericano de desanimar al mexicano que busca asilo político”
Spector opinó que es indebido que los michoacanos que llegan a solicitar asilo sean rechazados en lo inmediato en la frontera.
Spector:
“Si los están rechazando en las garitas, antes de que entren, eso no solamente es nuevo, sino una violación de derechos humanos internacionales y de la propia ley de asilo político. Los de las garitas no tienen autorización para juzgar si califican para el miedo creíble inicial, menos el asilo político en sí. Se ha agudizado”
En el refugio donde se encuentra Ofelia en Tijuana hay por lo menos 16 mujeres michoacanas con sus hijos, mientras sus esposos se quedaron en Estados Unidos. El abogado opina que es una estrategia de persuasión:
“Separan a las familias y deportan a parte de la familia inmediatamente. La intención es mandar un mensaje muy, muy claro a la comunidad mexicana y los familiares”
Las autoridades de la Patrulla Fronteriza, Auanas, Protección Fronteriza y el Departamento de Seguridad Interna no respondieron a solicitudes de entrevista para este reportaje.
El Departamento de Seguridad Interna dijo en agosto a la prensa asociada que en la primera quincena de ese mes registró en promedio a 30 personas mexicanas que pidieron asilo únicamente en las garitas de San Diego.
Los albergues como el de la Madre Asunta en Tijuana consideran que el número de michoacanos en la frontera aumentó en los últimos meses.
Mientras tanto, Ofelia y otras madres se encuentran sin opciones en la frontera mexicana.
Ofelia:
“Ahora sí que no sé qué vamos a hacer. Tenemos unos familiares en California y nos pueden ayudar a pagar una renta pero me ayudarán un mes, quizá dos meses, ¿y de allí para adelante?
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino informó Manuel Ocaño.
Foto del padre Murphy: Manuel Ocaño