Reafirma Michelle Obama su guerra contra la Obesidad

rodiullasMarco Vinicio González

Noticiero Latino, Nueva York

En el cuarto aniversario de su campaña «A moverse!» contra la obesidad infantil, Michelle Obama reveló este fin de semana una serie de reformas de la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) encaminadas a ayudar a los estadunidenses a hacer decisiones más saludables respecto a lo que se comen, y al derecho a la información sobre el contenido de la comida que compramos. Por primera vez en 20 años introducen cambios que se ven de manera más clara y específica en las etiquetas de los productos, sobre el verdadero contenido de los productos que se venden al consumidor.

Como consumidores, y como padres y madres tenemos el derecho a saber qué contiene la comida con la que estamos alimentando a nuestras familias. Es la única manera de hacer decisiones acertadas, teniendo información precisa”, dijo Michelle Obama al anunciar el arranque se la campaña.

Un reporte de la cadena MSNBC relató este fin de semana sobre otras de las acciones de la Primera Dama, a quien se le ha visto ya en diversas ocasiones con las rodillas hundidas en una granja plantando vegetales, o jugando al aro en la cintura con jóvenes y niños, o bailando salsa con bailarines profesionales para impulsar su campaña. Ahora hasta al Presidente y VicePresidente los puso a correr en el interior de la Casa Blanca para apoyar su guerra contra la obesidad, en un curioso anuncio televisivo de cada vez más amplia circulación.

Durante 20 años las marcas comerciales aprovecharon lagunas legales para evitar las regulaciones del gobierno federal porque prefirieron regularse ellos mismos, ante la pasividad de un gobierno dócil, sostiene la fuente. Durante la última década a través de su fuerte lobby la referida industria ha ganado pleito tras pleito al gobierno. De acuerdo con MSNBC, en base a un reporte de una firma privada de abogados, el fuerte loby de la industria de comida y bebidas nunca perdió una sola batalla política en Estados Unidos durante los últimos 10 años, a pesar de las evidencias científicas montadas que demostraban lo insalubre de sus productos y el nefasto papel del mercado en la epidemia de la obesidad infantil. Si uno observa en perspectiva la llegada de un establecimiento de comida rápida a uno de los vecindarios de las minorías, se verá que llega, se establece en el barrio, y 30 años después la comunidad del área disparó sus niveles obesidad, colesterol, y los derivados que con mucha frecuencia llegan a casos de diabetes, ceguera y amputaciones cuyo cuidado médico es costeado por el Estado; es decir, por el contribuyente. Durante muchos años estas compañías, que reportaron una ganancia de 11 mil millones de dólares el año pasado, se las arreglaron para ocultar por ejemplo las calorías en los productos. Existen además sobradas evidencias a cerca de cómo estas corporaciones de alimentos, bebidas y golosinas chatarra dirigen mayormente sus campañas a los niños y jóvenes de las minorías, un tema de por sí agudo que no abordaremos en este momento.

Pero las buenas noticias son que con estas nuevas reformas anunciadas por Michelle Obama, si se quiere muy modestas, se da un paso adelante en favor del consumidor. Porque obliga al productor a ser más explícito en las etiquetas de sus productos, con letras más grandes y negras -según las nuevas regulaciones de la FDA- sobre los ingredientes del contenido de los productos. La azúcar por ejemplo, combinada en una sola categoría que incluye a la miel, la fructuosa, endulzantes de maíz y otros, para poder ver más claramente el nivel de azúcar que contiene un producto que se ingiere.

Una nueva estadística muestra cómo por primera vez en 30 años la tasa en la epidemia de la obesidad entre niños de dos a cinco año descendió 43 por ciento en la última década, como resultado de una combinación, dice la fuente, de esfuerzos del gobierno federal, y en los últimos cinco años de la administración Obama con gobiernos municipales y estatales. Nuevos estudios demuestran también que los niños con obesidad hoy son cinco veces más propensos a ser obesos en el futuro, en su vida de adulto. Actualmente uno de cada cuatro adultos es obeso en Estados Unidos, la tasa de obesidad más alta de su historia, lo que se convierte potencialmente además en problemas cardiovasculares, hipertensión, infartos, Diabetes tipo 2, cáncer, etcétera, con un costo de 142 mil millones de dólares anuales para el contribuyente.

Pues bien, congruente con su guerra en contra de la obesidad Michelle Obama se reunió a mediados de la semana pasada con el Secretario de Agricultura, Tom Vilsack para anunciar nuevas regulaciones en el mercado de la comida, que se verá obligado a retirar la comida chatarra que se consume y anuncia en las escuelas públicas, es decir productos salados, azucarados y grasos que no cumpla con las normas nutricionales impuestas por el gobierno federal.

Todos podemos estar de acuerdo en que el salón de clases debe ser un lugar saludable donde los niños no están siendo bombardeados con anuncios de comida chatarra. Y estas nuevas reglas para el mercado son parte de un esfuerzo más amplio para inspirar a las compañías a que repiensen cómo empaquetan sus propagandas para los niños y en general”.

Modestas o no las medidas anunciadas por Michelle Obama apuntan en una dirección correcta. Pero no paran ahí. Por los visto la Primera Dama sigue en pie de guerra contra la obesidad y la industria de alimentos chatarra.

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