De La Redacción

La medida de Obama llega en momentos en que la policía local en el país está comprando armamento pesado y uniformes propios para la guerra, adquiriendo grandes lotes de cuantiosa valía económica en helicópteros, tanques, lanza granadas, armas y municiones de alto calibre, etcétera, como demostró en meses pasados un amplio reporte de The New York Times.

Presionado por el deterioro de las relaciones entre la policía y la población que pertenece mayormente a las minorías étnicas en Estados Unidos, el presidente Barack Obama anunció la prohibición del suministro de algunos equipos militares a la policía, entre los que destacan vehículos blindados, armas y municiones de gran calibre, ciertos uniformes de camuflaje que la policía no podrá adquirir de aquí en adelante de organismos federales, y propone un mayor uso de cámaras prendidas a los uniformes de los agentes, reportan Afp , Dpa y Ap.

El anuncio lo hizo en Camden, Nueva Jersey, un ciudad con el mayor índice delictivo en el país, basado en las conclusiones de un estudio realizado por un grupo de trabajo que ensambló el mandatario en enero pasado, tras las protestas en Baltimore por la muerte del joven negro, Freddie Gray, bajo custodia de la policía, además de otros fatales sucesos de violencia policial contra afroestadunidenses como los de Ferguson, Nueva York y Cleveland.

Y aunque el anuncio de Obama se refiere a las conflictivas relaciones de la policía con la comunidad negra, lo cierto es que con mucha menor cobertura por parte de la prensa en inglés la comunidad latina es otro grupo social que está siendo afectado por la fuerza letal de la uniformada.

Uno de los más recientes, de múltiples episodios de enfrentamientos fatales entre la policía y los latinos es el caso de Rubén García Villalpando, de 31 años de edad, originario de Durango, México, quien murió el 20 de febrero tras una persecución; cuando Villalpando se bajó de su auto, según constata un video, éste se acercaba desarmado y con las manos en alto a la patrulla del policía Robert William Clark, quien lo enfrentó disparándole dos balazos al pecho tras pedirle al occiso que se detuviera. Y a pesar de la contundente evidencia del video, un gran jurado del condado de Tarrant, en Texas eximió hoy eximir de cargos criminales al referido agente de la policía de Grapevine, un suburbio de Dallas, quién disparó y mató a Villalpando.

Como era de esperarse las protestas estallaron y un grupo de activistas se manifestó ayer por la noche ante la sede del Departamento de Policía de Grapevine para rechazar la exoneración del Robert William Clark, implicado en la muerte de Rubén García Villalpando, el inmigrante indocumentado que se hallaba desarmado cuando fue asesinado por el policía.

Entre los manifestantes de ayer se hallaban miembros de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), quienes exigieron justicia para García Villalpando y la presentación de cargos contra Clark.

Otro incidente fatal de los más recientes y relevantes es también el caso de Antonio Zambrano-Montes, un inmigrante mexicano de 35 años de edad que murió baleado con 17 balazos al correr de la policía en el poblado de Pasco, Washington, el 10 de febrero pasado, y que fue captado por un video que se volvió viral en las redes sociales y que Radio Bilingüe cubrió amplia y oportunamente.

En cuanto a las polémicas relaciones de la policía con los afroestadunidenses, que sustentan la prohibición de Obama al gobierno federal para vender armamento a la policía de uso exclusivo militar, está también Austin Goodner, un joven negro de 18 años de edad que mataron en su casa de La Florida luego que éste le disparó a un agente en la pierna, según declaraciones del jefe de la policía de Saint Petersburg, Anthony Holloway, quien señaló que Goodner era buscado por estar implicado en otro tiroteo cuando enfrentó a los uniformados.

Con todo, la medida de Obama llega en momentos en que la policía local en el país está comprando armamento pesado y uniformes propios para la guerra, adquiriendo grandes lotes de cuantiosa valía económica en helicópteros, tanques, lanza granadas, armas y municiones de alto calibre, etcétera, como demostró en meses pasados un amplio reporte de The New York Times. No obstante al mismo tiempo la policía ejerce una fuerte resistencia a la adquisición de cámaras para portarlas prendidas a sus uniformes.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos y civiles aplaudieron la medida del mandatario, aunque aceptan que ésta sólo detendrá la adquisición de armamento pesado, por parte la policía, asegurando que hace falta mucho más para restaurar el tejido social desgarrado por las tensiones raciales y sociales que atraviesan el tema■