Esta semana se cumplieron los primeros cien días de gestión del presidente Trump. Ante este momento de simbolismo, la Casa Blanca rindió cuentas alegres, anunciando que ha ganado «progresos históricos» al pasar leyes y reducir regulaciones oficiales. Sus críticos señalan que estos cien días estuvieron empañados por el caos, la incompetencia y la presunta corrupción, al mezclarse los negocios personales del presidente con el trabajo público. El líder conservador y republicano, Daniel Garza (DG), presidente de la Iniciativa LIBRE discute en Línea Abierta con Samuel Orozco (SO), director de Noticias de Radio Bilingüe, sobre el saldo de estos cien días.
DG: El nombramiento de Neil Gorshuch diría yo que es el más importante acto del presidente hasta hoy. Esta acción repercute mucho más allá de su presidencia. La orden ejecutiva de que por cada regulación federal se eliminaran dos existentes, esta medida es muy positiva ya que comienza a reducir las trabas que te pone el gobierno con tanta ley, tanta restricción y tanto mandato. Yo creo que el control excesivo que impone el gobierno es algo que ata el crecimiento y la productividad económica, y al mismo tiempo también restringe los aumentos en la apertura de nuevos negocios”
SO: Uno de los logros que lo califican de histórico, es lo que Ud. acaba de mencionar; la reducción de regulaciones. Dicen que el gobierno ahora es mucho más ligero que nunca en la historia de Estados Unidos. Sus críticos en cambio dicen que estamos siendo testigos no solamente de un extremo de incompetencia, sino incluso de presunta corrupción. Oiga, dicen que los conflictos entre el interés del público y la nación, y el interés billonario del presidente, que es también un magnate, no pueden ser más ostentosos ¿puede comentar?
DG: Yo no estoy para defender muchas de las actividades que hacen parte de la administración de Donald Trump, o lo que hace clandestinamente o lo que hace con su familia. Ha sido preocupante algunas de esas cosas. A nosotros nos gustan ciertas cosas que ha hecho y también ha tenido ciertos tropiezos y también hay que destacar eso. Pero en cuestión de la regulación, en el aspecto de pro energética, para nosotros ha sido un aire fresco. La reforma tributaria que sigue en marcha también ha sido algo muy positivo y la aprobación de los oleoductos de Keystone en Dakota del Norte, que ha recibido muchas críticas, para nosotros es un logro fenomenal.
SO: Trump ha hecho cambios que han dejado pasmado a muchos incautos. Trump se ha retractado de golpe sobre promesas que le ganaron el aplauso de los ‘duros’ en la campaña. ¿Cuándo veremos cambiar de opinión a Trump sobre los inmigrantes y los mexicanos y los latinos? Su infundio fue de que el pueblo mexicano y latino son por definición, criminales, narcos, violadores. ¿Cuándo cree Ud. que veremos una ‘maroma’ del presidente en esto? ¿Cree Ud. que llegara el día?
DG: Yo creo que ya lo estamos viendo. Aunque prometió deportar a todas las personas, las personas que estaban aquí sin autorización, ahora sólo propone enfocarse en deportar a personas con antecedentes criminales. ¡Este es un cambio! Ha ampliado la definición de criminalidad, claro, pero estamos hablando de unos dos o tres millones de personas cuando antes hablaba de 11 millones; eso es progreso. Propuso que actuaría para rescindir la ciudadanía de aquellos niños nacidos aquí en los Estados Unidos –hijos de padres indocumentados-, y no se ha oído nada al respecto bajo su presidencia. Yo creo que se ha convertido en mucho más pragmático con estas cosas y tampoco no ha mencionado el tema de remesas.
SO: Esto de decir una cosa un día y otra cosa totalmente opuesta diferente al día siguiente y que pase no solamente una ni dos veces sino a cada rato… ¿Está de acuerdo que esta conducta le quita credibilidad al presidente? ¡Ya nadie le cree!
DG: “Pude ser que sí, pero lo veo en una forma de que muchos de los cambios que han hecho han sido por lo positivo. En cuestión de inmigración mencionaba DACA, lo va a preservar. ¡Qué bien que cambió su opinión sobre ese tema! Nosotros expresamos también nuestro disgusto con la intención de rescindir el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. Y ahora resulta que está muy presto para renegociar con los presidentes de esos países■