Por Heidi de Marco | KHN
Cuando era una niña creciendo en San José, California, Marta Segura escuchó de sus padres historias horribles sobre mujeres que se desmayaban en las fábricas y hombres que sufrían de insolación en los campos de cultivo. No sabían que esos trabajos los exponían a afecciones potencialmente mortales.
Y un día lo vivió en primera persona.
«Mi padre se puso muy enfermo una vez y casi se muere», dijo Segura, de 58 años, hija de un bracero y de una trabajadora de una fábrica de conservas. «Es algo que llevo conmigo desde la infancia».
Segura, que es directora de la Oficina de Movilización de Emergencia Climática (CEMO) de Los Ángeles, parte del Departamento de Obras Públicas, recibió un segundo título este mes: oficial jefe para el calor, primer cargo de este tipo en la ciudad. Se une así a una serie de responsables del calor en todo el mundo, ya que ciudades como Atenas (Grecia) o Santiago (Chile) empiezan a coordinar una mejor respuesta al calor extremo y a desarrollar estrategias de refrigeración sostenibles. Phoenix (AZ) y Miami (FL) son las únicas ciudades estadunidenses que cuentan con oficiales del calor.
A medida que Los Ángeles experimenta olas de calor cada vez más frecuentes, Segura trabajará con todos los departamentos de la ciudad para ayudar a crear un sistema de alerta temprana de olas de calor, y desarrollar estrategias a largo plazo para reducir la exposición al calor, como plantar árboles y actualizar los códigos de construcción. Su oficina también lanzará en julio una campaña en redes sociales, en inglés y español.
El calor extremo puede causar calambres, agotamiento por calor e insolación. El calor extremo contribuyó a la muerte de unas 12 mil personas en Estados Unidos cada año entre 2010 y 2020, según un estudio de la Universidad de Washington. Es probable que esas cifras aumenten.
Los vecindarios donde viven personas de bajos ingresos y de las minorías sufren mucho más el calor que los vecindarios con mayores ingresos y de mayoría blanca no hispana, según investigadores de la Facultad de Política y Estrategia Global de la Universidad de California en San Diego (UCSD). La investigación muestra que, durante el verano, las temperaturas superficiales en las comunidades con mayores índices de pobreza pueden ser hasta 7 grados Fahrenheit más altas, en comparación con los barrios más ricos.
«Los vecindarios del sur de Los Ángeles envían entre 20 y 30 personas más a la sala de emergencias en los días de calor, comparado con dos personas más procedentes de los vecindarios más ricos», dijo el doctor David Eisenman, director del Centro de Salud Pública y Desastres de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Eisenman trabajará con Segura para identificar comunidades vulnerables al clima.
Segura asume su nuevo cargo mientras los legisladores estatales estudian la posibilidad de ampliar las alertas por calor. El proyecto de ley 2076 de la Asamblea establecería el primer puesto de jefe del calor de California y crearía un programa estatal para el calor extremo y resiliencia comunitaria. El proyecto de ley 2238 de la Asamblea crearía el primer sistema de alerta de olas de calor del país, al igual que los sistemas actuales advierten de otros desastres naturales, como incendios forestales, tornados y huracanes.
La reportera de KHN, Heidi de Marco se reunió con Segura en su despacho del Ayuntamiento para hablar de su nuevo cargo y de cómo piensa afrontar el riesgo climático de la ciudad. La entrevista ha sido editada por tamaño y claridad.
¿Por qué se ha creado este puesto?
Hemos observado que se han quintuplicado los episodios de calor extremo y las olas de calor. Hay más enfermedades relacionadas con el calor y más hospitalizaciones y muertes.
Hay dos objetivos. El primero es cambiar el sistema: los servicios y la infraestructura de la ciudad. El otro es la educación y la concientización; que la comunidad entienda que el calor extremo es algo grave para que tome medidas y se proteja.
Estamos abordando la educación con una campaña sobre el calor extremo que se pondrá en marcha el 1 de julio. En cuanto a los cambios en el sistema y los servicios, la ciudad está pintando los tejados y las carreteras con pintura blanca que repelen el calor, y plantando más árboles para dar la máxima sombra a las comunidades vulnerables.
Van a trabajar para reducir las hospitalizaciones y muertes relacionadas con el calor, y colaborarán con diferentes organismos de la ciudad en la aplicación de un plan de acción contra el calor. ¿Cómo funcionará esto?
Ya estamos hablando sobre la actualización de nuestros códigos de construcción para la descarbonización y la adaptación al clima.
El otro enfoque es a través de las obras públicas. Por ejemplo, instalando más estructuras de sombra, más paradas techadas, especialmente para el transporte en metro y en autobús. También se están instalando más estaciones de hidratación.
Así que cuando se añade eso a nuestras instalaciones públicas —parques, bibliotecas, centros juveniles, a los que se puede acceder durante el día— aumentan las opciones para comunicarle a las personas dónde ir en caso de una ola de calor.
¿Cómo piensa abordar la desigualdad?
Eso me quita el sueño. No nos dirigimos a las comunidades vulnerables por caridad. Ni por razones morales. Es porque si no ayudamos a los más vulnerables de Los Ángeles, que son más del 50 por ciento de la población, no podremos alcanzar nuestras soluciones climáticas.
Es menos probable que los propietarios inviertan en bombas de calor u otros sistemas de aire acondicionado porque aumentaría el alquiler y desplazaría a las personas. Así que necesitamos una política en la ciudad de Los Ángeles que evite los desplazamientos y ayude, de alguna manera, a subvencionar esas viviendas de bajos ingresos, o a encontrar estructuras de financiación que permitan a los propietarios poder invertir y mantener a nuestras familias sanas y salvas.
¿Existe un reto especial a la hora de transmitir mensajes a las comunidades de inmigrantes?
Creo que lo que he aprendido en mi familia es que solemos tener la radio encendida mientras trabajamos. Así que va a ser importante utilizar la radio. También va a ser importante utilizar servicios de mensajería telefónica, como WhatsApp.
Queremos asegurarnos de que esta información llegue a los empresarios, por lo que probablemente tengamos que idear comunicaciones culturalmente relevantes. Es una campaña que está en constante evolución.
¿Con qué presupuesto trabajan?
Destinaremos aproximadamente el 30% de nuestro presupuesto a la labor de prevención del riesgo de calor, y aunque nuestro presupuesto no es grande, nuestro impacto en otros departamentos asociados, como el de obras públicas y el de gestión de emergencias, es significativo.
No podemos ver mi presupuesto como algo aislado, ya que se nos ha ordenado trabajar en colaboración para combinar las partes respectivas de nuestros presupuestos en la prevención del riesgo de calor. Sin embargo, puedo decir que mi oficina va a duplicar su tamaño, de cuatro a ocho [empleados], y esto nos dará la influencia y los recursos que necesitamos para lograr el tipo de impacto que la ciudad de Los Ángeless pretende conseguir a largo plazo.
¿Cómo piensan dirigirse a la comunidad de personas sin hogar?
Lo que nos gustaría tener son más unidades de intervención rápida, con toldos y estaciones de hidratación.
Es una conversación que estoy manteniendo con nuestro alcalde adjunto de vivienda y personas sin hogar para que podamos coordinarnos. Y ese es un buen ejemplo de algo que mi oficina no puede hacer sola porque necesito su experiencia y sus recursos para asegurar que estamos proporcionando los mejores recursos integrales para la ciudad.
Usted es la primera latina que ocupa un cargo de este tipo en Estados Unidos. ¿Cómo se siente?
Es significativo porque [los latinos] llevan sufriendo de forma desproporcionada los riesgos climáticos desde hace mucho tiempo, y no hemos tenido cargos como éste en el pasado. Si ven a alguien de su comunidad, o que parece ser de su comunidad, que habla su idioma, que se relaciona culturalmente con ellos, que ha tenido experiencias similares, creo que eso marca una gran diferencia, ¿verdad?
Heidi de Marco: heidid@kff.org, @Heidi_deMarco