Un par de sismos gemelos estremeció la semana pasada la región del desierto de Mojave, al norte de Los Ángeles, causando graves daños en la población de Ridgecrest. El gobernador de California, Gavin Newsom visitó la zona del desastre y la declaró en estado de emergencia, pidiendo además la ayuda federal. Nuestro enviado especial, Rubén Tapia viajó a la región epicentro del temblor y platicó con familias que pernoctaban nerviosas en parques y albergues sobre sus pérdidas y sus planes para la recuperación.
En la mañana del 4 de julio Erika, originaria de Guanajuato, México, limpiaba el cuarto del hotel donde trabaja.
“Y ya fue que miré todo saliendo de los cuartos. Corriendo espantados y yo como estaba en medio parqueadero nomás miraba los carros que se movían así. Fuentes de allí, de agua, quebradas…”
Después del remesón secundario del 5 de julio, Erika vive a la intemperie junto a su mamá Marthita, de 75 años, quien padece Alzheimer; con su esposo, dos de sus
cuatro hijos y otros familiares en un parque a un lado de la alcaldía de Ridgecrest, una comunidad de 30 mil habitantes donde de cada 10 sólo 2 son latinos. Se ve cansada, dice que han dormido poco:
“Si, de hecho mire, hasta traigo unos rasguños de que cuando nos agarrábamos y mi mamá, ella está malita, tiene Alzhéimer y no sabíamos qué hacer, para donde irnos”
Erika tiene más de una década viviendo en un parque de casas móviles, su vecina es Ninfa Cásares, madre de 5 hijos; su esposo trabaja en la Base Naval, China Lake, el mayor empleador de la zona.
“Y fue horrible, comenzó a caerse casi toda mi casa y la niña empezó a gritar, ‘daddy daddy’…, quería a su papá. Agarré a la niña y agarré a mi mamá, que comenzó a gritar y salimos para afuera. Y los postes de la luz de mi casa se movían y tronó un trasformador. Así como película se miraba. Y comencé a gritar a los vecinos si todos estaban bien. Comenzamos a gritar ¡Y nadie se acerque a la luz! ¡Nadie se acerque al poste! ¡Y háganse para allá! Y ya me puse a rezar: Diosito, por favor, cúbrenos con tu sangre y ayúdanos…”
A todas las personas que entrevistamos, se les quebraron sus televisores, muebles, espejos, no los tenían sujetados como se recomienda. María y Samuel Mesa, su casa móvil que ya la tenían pagada se les incendió durante el segundo remesón.
“Y en cuanto salimos, y dimos la vuelta ya estaba en llamas el cuarto”
-¿No tenían extinguidor en la casa? -preguntamos.
-No.
-¿Ya había pagado la casa?
-Sí, ya es de nosotros.
-¿Y no tenía aseguranza?
-No tenía asegurnaza.
-¿Ahora que van a hacer?
-Pues…
Para ayudar a los damnificados la Cruz Roja instaló un albergue donde les proporcionaron techo, comida caliente y regaderas para su aseo personal a más de 400 personas dice Mimi Teller, su representante de relaciones públicas en este albergue.
«As at 9 oclock this morning we have 466 people register…”, dice Teller.
(A las 9 de la mañana tenemos 466 personas inscritas).
Pero la mayoría de latinos prefirieron pasar la noche frente a sus casas, en autos o en los parques de la ciudad.
“People should be secure going to the shelter…”
(La gente debe estar segura yendo al refugio)
El Gobernador de California, Gavin Newsom visitó la zona y la declaró en estado de emergencia. Aseguró a las familias latinas que solicitaran la ayuda, sin temor
“In no way, shape or form should people fear…”, dijo Newsom.
(De ninguna manera o forma debe la gente temer…)
Sonido ambiente de reunión…
“We are facing out on our response face and rolling on our recovery face…”
Un día después en una junta comunitaria, las autoridades locales informaron que la infraestructura de la ciudad no había sufrido impactos mayores. Urgieron a los residentes a regresar a sus hogares, que hicieran un recuento de los daños y los reportaran por internet o verbalmente en un centro de apoyo, para que pudieran recibir ayuda.
Más de mil residentes acudieron a la reunión, incluida Kimberly Raymundo, pero entendió poco porque la reunión só lo fue en inglés.
“El pueblo tiene mucha gente que habla español. Y nosotros estamos aquí… ¿Qué habrán dicho? ¿O qué es lo que está pasando?”,dijo Kimberly.
La alcadesa de Ridgecrest, Peggy Breeden se disculpó por la falta de traducción:
“We have services available, but in a short notice and weekend…”
La justificó la premura de la reunión, pero aseguró que tendría asistencia en español. La zona del desierto de Mojave, aún continúa recibiendo miles de pequeñas sacudidas, la mayor de 4.9 grados. Actividad sísmica normal, dicen los expertos.
Y mientras los residentes autoevalúan los daños a sus propiedades, el remesón también impactó de otra forma a esta pequeña ciudad rural localizada a 150 millas al norte de Los Ángeles, reflexiona Sandra Chapman, que tiene más de 20 años viviendo en este lugar donde dice, vive muy contenta. Se ríe:
“Hemos conocido nuestros neighbors de un bloque al otro – you know-, todos estamos chequeando… estamos mirando qué hay en la comunidad, aunque no los conocemos»
Como dijo el pastor: no importa tu raza, tu religión, si no tienes religión; todos somos humanos. Y estamos chequeando, ¿estás bien? ¿Tú estás bien? ¿Uds. están bien?
«Apague el gas, y nos visitan, coman. Esto es lo que estoy viendo no nomás en mi bloque, pero en el bloque de ellos también, en toda la comunidad”.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde Ridgecrest, California, Foto y Guion de Rubén Tapia.
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