En el Valle de San Joaquín, corazón agrícola de California, la sequía está dejando a cientos de familias sin agua. Los vecinos se apoyan unos a otros compartiendo lo poco de agua que les queda en sus pozos. Muchos no tienen los recursos económicos para perforar a mayor profundidad. Ahora, estos residentes del campo se están organizando para buscar construir una forma más sustentable de compartir el agua entre todos. Juan Santiago visitó una comunidad que se llama Monson, que en español suena como la palabra para los diluvios del Sur de Asia, pero donde varias familias se han quedado sin agua.
La señora Lázara Luengas vive en la pequeña comunidad de Monson, California, en el Valle agrícola de San Joaquin. Recuerda muy bien el día cuando se le acabó el agua:
“Un lunes me levanté y lavé la ropa. Dije, ahora es cuando sube un poco más el agua…, voy a lavar ropa. Y cuando llegó mi esposo del café, dice: ‘Lala, ya no hay agua’. ¿Cómo que no hay agua? ‘No’, dice, ‘la presión de la pompa está a 40’, y digo, Uuu, y luego para mediodía ya no salió agua”
Monson es un lugar no incorporado a un municipio, y no tiene sistema comunitario de agua, sino que las familias dependen de pozos particulares, que también llaman norias. El pozo de la familia Luengas es uno de 80 pozos que se han reportado secos en el condado de Tulare. Se estima que hay muchos más. Lázara Luengas repasa una lista de los nombres de quién presta agua a quien, en Monson, donde hay 40 casas en total.
Lázara:
“Ahorita yo tengo a siete personas que se les secaron las norias. Los Colunga viven aquí atrás de mi. Ellos están trayendo el agua de la casa de su mamá, que vive más adelante. Y los Spotworth están agarrando de ahí, donde está ese árbol grande; a ese señor no se le ha secado la pompa. Somos varios, somos muchos ya”
Un vecino les presta agua a los Luengas. Otro vecino, Clarence Harms, presta agua potable a un vecino, pero él pide prestado para regar sus ciruelos.
Clarence:
“Tengo 15 hectáreas de ciruelas que tendrán unos 5 años y medio o 6 años. Si no podemos seguirles regando, no sobrevivirán el año que viene. Y si eso pasa, mucha gente se va a quedar sin trabajo”
Sonido ambiental de perforador…
En las orillas de Dinuba, cerca de Monson, un trabajador de una compañía de perforación trabaja haciendo un pozo nuevo de 300 pies de profundidad. No se quiere identificar, pero dice que la compañía ha estado saturada de trabajo, perforando pozos nuevos.
Trabajador:
“The water table used to be you know probably 10, 20, and 30 feet down. But now with the drought the water table dropped to about 80 feet. If you want water for the next 30 years you need to drill down”
(Con la sequía el nivel de agua ha bajado muchísimo, 10, 20 o 30 pies, y hasta 80 pies de profundidad. Si uno quiere agua para los próximos 30 años, necesita perforar hasta abajo).
Pero la sobre-perforación está dejando los mantos acuíferos secos, dice Daniel Celdón, residente de Visalia, también en el condado de Tulare:
“Como todos están perforando en el condado de Tulare, se está bajando mucho el agua. Cuando perforan uno a 300 pies, y el otro a 80, jala el agua y se seca el otro, y ese es el problema. Los rancheros están perforando, y los que están sufriendo son los pueblitos”
Celdón estima que perforar un pozo de 300 pies de profundidad cuesta unos 50 mil dólares. Muchos residentes del condado no tienen los recursos. Algunas familias se han organizado para solicitar préstamos de bajo interés y asistencia de parte del gobierno para reparar y perforar más profundo. Simona Magaña, de 70 años de edad, ha viajado de Tulare a Sacramento junto con otros vecinos para pedir una solución de parte de las autoridades.
Simona:
“Que nosotros los pobres pues que no hay dinero para hacer perforaciones y los rancheros sí. A los rancheros se les acaba y tienen dinero, pues hacen perforaciones y ya, se soluciona, ¿verdad? Pero nosotros necesitamos un préstamo”
Sonido ambiental de una reunión…
Más de 50 vecinos del condado de Tulare se reúnen en el estacionamiento de la tienda de Monson para pedir ayuda a los funcionarios del condado. La junta fue organizada por el Centro Comunitario por el Agua. Una por una, las familias dan sus testimonios ante los funcionarios del condado ahí presentes, y discuten qué podría ser la mejor solución. Las autoridades les aseguran que entregarán agua embotellada a las familias que no tienen agua potable, y buscan fondos para profundizar los pozos o perforar nuevos pozos. Aún buscan una solución a largo plazo, dice Steve Worthley, supervisor del condado de Tulare.
Steve:
“Parte de la solución a largo plazo para una comunidad como Monson es crear un sistema en el que todos pueden estar conectados, y así se convierten en una especie de sistema público y así podrían calificar para asistencia financiera”
El condado comenzará un estudio financiado por el Departamento de Salud de California para ver qué tan factible sería un sistema comunitario de agua en Monson. El estudio está proyectado para terminar en marzo de 2015. Mientras tanto, muchas de las familias presentes aún no saben si tendrán agua mañana. Tal es el caso de la señora Carmen, que llegó con su esposo en una camioneta donde cargan dos barriles de plástico color azul que ahora usan para buscar agua.
Carmen:
“Mi esposo trae barriles en su troca, 2, 3 barriles al día, para lo básico nomás. ¿De dónde la trae? De donde le den, de Orosi, Seville, de Gettam, donde le den”.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Monson, California, yo soy Juan Santiago.