Por más de un siglo la fundidora de plomo y cobre, ASARCO fue un ícono de la frontera entre El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua (México). Las dos chimeneas de más de doscientos metros de altura dejaron de existir hace unos meses, cuando fueron destruidas como parte de una labor de limpieza ambiental. Aunque ASARCO ya es historia, continúan las controversias sobre la extensa contaminación que causó en sus alrededores, y la demolición levantó nuevas preguntas sobre la contaminación que podría haber causado el derrumbe. Nuestro corresponsal, Kent Paterson nos manda este reporte desde Ciudad Juárez.
Silvia Chávez vive en Ciudad Juárez, Chihuahua, justo enfrente del lugar donde estaban antes las chimeneas de ASARCO. Ella recuerda el día de la demolición de las dos chimeneas, en que el polvo cubrió toda el área:
“Sí, fue como neblina. Completamente no se miraba nada”
Chávez afirma que uno de sus nietos se enfermó:
“Al de dos años y medio se le empezó a irritar el ojo, y lo llevamos con el doctor. Y era consecuencia del humo; y luego pasó al otro ojo, y tuvimos que darle medicamento”
Según reportes ambientales, oficiales, hasta antes de su cierre en 1999 ASARCO emitía contaminantes de plomo, arsénico y otras sustancias toxicas. Preocupados porque la destrucción de las dos chimeneas gigantes podría haber esparcido la contaminación por todos lados, algunos vecinos y ambientalistas de México y los Estados Unidos protestaron por la demolición.
Denisse Varela:
“Fueron polvos que respiraban niños y adultos”
Varela es abogada de Ciudad Juárez y forma parte del Comité Consultivo Conjunto para el Mejoramiento del Aire del Paso del Norte.
“Y los niños, hay que recordar, no son adultos. Los niños absorben todo de una forma distinta, y las consecuencias que pueden generarse en ocasiones son visible en el corto plazo, pero lamentablemente muchas veces no se pueden apreciar hasta el mediano o largo plazo”
Sonido de voces en una reunión…
La demolición fue discutida en esta sesión del Comité Consultivo, un organismo binacional formado por agencias gubernamentales y personas de la sociedad civil. Los encargados de la demolición aseguraron que siguieron las normas establecidas, y que la contaminación causada por la nube de polvo no sobrepasó los límites oficiales. Sin embargo, la ingeniera ambiental, Mariana Chew presentó un estudio independiente, realizado después de la demolición, que detectó niveles excesivos de arsénico y plomo en suelo. Chew dice que aun se necesita más investigación:
“Primero que nada, saber qué era lo que venía adentro de la chimenea. El humo que salió, y le decimos ‘silt’, o que inclusive era lo mismo que…, la nube, que no es cierto. En la nube ya está difuso.
Denisse Varela dice que el Comité Consultivo debe aplicar una resolución que aprobaron hace cinco años:
“En donde se comprometió a darle seguimiento a toda la contaminación que fuera ocasionado desde las chimeneas. Es decir, si esta contaminación del aire cae en el suelo, hay que darle seguimiento al suelo”
Se espera que el legado ambiental de la compañía fundidora ASARCO sea discutido durante la próxima reunión del Comité Consultivo.
Para la Edición Semanaria De Noticiero Latino, reportó Kent Paterson.