Durmiendo en el suelo, en tiendas de campaña y a pocos pasos de la garita fronteriza de San Isidro, unos 150 refugiados centroamericanos, casi la mitad mujeres y niños, esperan agotados su turno para solicitar asilo político en Estados Unidos. Aunque la administración Trump amenazó con detener y deportar a los migrantes que crucen la frontera, ya dos docenas han logrado tramitar su solicitud, apoyados por abogados y derecho humanistas de ambos lados de la frontera. Desde el campamento de refugiados en Tijuana, nuestra reportera Jessica Bedolla tiene el reporte.
Con miedo y nerviosa, así dice que se siente la hondureña Gabriela Hernandez de 27 años de edad y con 4 meses de embarazo, quien después de esperar en línea más de 24 horas junto con sus dos hijos de 6 y dos años de edad están a punto de ingresar a la garita de entrada a Estados Unidos en San Isidro, para solicitar asilo político.
«Ahora ya estamos cerca pero ahora ver si nos dejan pasar o no»
Gabriela dice que dejo a su esposo por que la golpeaba mucho.
«El papá de mis hijos casi me mata”
Despues, la amenazaron unos pandilleros que buscaban a su ex pareja.
“él estaba en un grupo delictivo, lo buscaban por parte de los niños y me amenazaron al mayor y que si no aparecía en doce horas me iba pasar algo a mi”
Aterrorizada, huyo de Honduras y en el sur de México se unió a la caravana migrante. Pasaron cuatro semanas de penoso viaje, a veces en autobús o a bordo del tren carguero llamado la Bestia,
«Se me quería caer el bebe, uno con pneumonía el otro con asma, me lleve un buen susto»
Finalmente llegaron a Tijuana. Gabriela y sus dos hijos son los primeros ocho refugiados de la caravana, que lograron presentar su caso de asilo político. Están fuera de lugar las amenazas del Procurador Jeff Sessions y altos funcionarios federales, porque no están violando ninguna ley, señalo Alex Gálvez abogado de Inmigración que llego a asesorarlos.
«Estados Unidos les da derecho para pedir asilo ante un oficial o un juez de inmigración»
Mientras tanto, apoyados por grupos humanitarios de ambos países, construyeron un albergue temporal a un lado del puerto de entrada. Madeleine Penman representante de Amnistía Internacional, presente en el campamento, critica la lentitud en procesar las solicitudes de asilo, cuando el mismo Procurador Sessions declaró que enviaría más personal.
«Es lamentable que tenemos estas personas esperando»
El gobierno de Trump sostiene que hay un fraude generalizado en las solicitudes de asilo político. En reciente visita fronteriza el Vicepresidente Mike Pence, afirmo que los migrantes eran explotados por los activistas, alegato que rechaza Alex Mensing de Pueblo Sin Fronteras el grupo que organizo la caravana.
“Ellos decidieron salir de sus países, nosotros no fuimos a Centroamérica, fuimos a Tapachula, México. La idea que estamos explotando a personas no es cierto»
Mensing afirma que por razones humanitarias están ayudando a estos refugiados, y ellos saben que no será fácil poder demostrar sus casos, pero es mayor su miedo a ser asesinados. Demostrar un miedo creíble como el que obligó a Gabriela a huir de su país podría implicar años de litigio e inclusive ser separada de sus hijos. Y ese es el nuevo reto que enfrenta Gabriela, sus dos pequeños hijos y el que viene en camino.
«Vamos por mucha necesidades por motivos reales y creíbles he pasado yo violencia con mis hijos, quiero otro tipo de vida»
Finalmente los 150 miembros de la caravana de refugiados centroamericanos, lograron presentar sus casos de asilo político ante las autoridades migratorias de Estados Unidos. Mientras que en la entrada de la garita fronteriza decenas de familias mexicanas principalmente de Michoacán y Guerrero que huyen de la violencia del narcotráfico siguen esperando su turno.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde la línea fronteriza Tijuana – San Isidro, California Jessica Bedolla.