De la redacción
Un nutrido contingente de pizcadores de tomate de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, de La Florida, y sus hijos, estudiantes, líderes de fe y aliados de Nueva York y otras partes del país llegaron a la ciudad de Nueva York una vez parainvitar a Wendy’s a firmar el Programa de Comidad Justa.
Los tomateros de La Florida vinieron a presionar a Nelson Peltz, jefe de la mesa directiva y mayor inversionista de la cadena internacional de comida rápida y hamburguesas, Wendy’s, para que esta industria se una al galardonado Programa de Comida Justa, implementado por estos trabajadores para garantizar mejores condiciones laborales y salariales, al tiempo que vela por la salud y la dignidad de los hombres y mujeres que se desempeñan en los campos de cultivo.
Este programa ha sido premiado por sus efectividad y altruismo con las mayores distinciones del ramo concebidas en este país, incluida una Medalla Presidencial en 2015, por su contribución a la causa de los trabajadores, y se ha ampliado también a otros estados más allá de La Florida, así como a otros cultivos además del tomate.
Como se recordará hace apenas unos meses, estos trabajadores protagonizaron un ayuno de cinco días llevado a cabo por casi 100 trabajadores frente a las oficinas de Trian Partners, y una marcha de 2 mil personas por Manhattan acompañada por Kerry Kennedy, la hija del desaparecido Robert F. Kennedy.
Hoy por segunda ocasión en lo que va de 2018 vuelven a la carga con una nueva protesta, que partió otra vez de los cuarteles generales de Trian Partners y marchó por la exclusiva Avenida Park recorriendo un tramo de la transitada 5ta Avenida en la hora de mayor tránsito vehicular de esa exclusiva zona de negocios en Manhattan.
Por segundo año consecutivo los trabajadores agrícolas de la coalición y sus aliados han liderado un boicot nacional contra Wendy’s demandando que el gigante de las hamburguesas y la comida rápida deje de comprar sus tomates de la industria mexicana, donde la violencia sexual y otros abusos laborales y de derechos humanos son comunes y ocurren con impunidad.
Y es que Wendy’s trasladó en años recientes sus operaciones de compra de tomate a los campos de cultivo mexicanos para evitar firmar el referido programa de comida justas de estos trabajadores.
Frente a las oficinas de Trian Partners, la veterana organizadora de la coalición de Immokalee, Nelly Rodríguez explicó a Noticiero Latino por qué la insistencia y presión a la empresa de hamburguesas: “Por la falta de concientización de Wendy’s y de Nelson Peltz, para aceptar lo que es el Programa de Comida Justa, como única solución para acabar con los problemas que enfrentan ellos”.
Rodríguez se refiere a los “abusos, la injusticia y el acoso sexual en la cadena de suministro del cultivo del tomate en México, a donde Wendy’s trasladó sus compras para no sumarse a nuestro programa”.
La coalición ha venido pidiendo también a Wendy’s que regrese a sus compras de tomate en La Florida, donde los surtidores previos de la compañía han implementado el Programa de Comida justa para transformar los campos agrícolas.
Por ejemplo, McDonald’s, Burger King, Subway, Chipotle, y Taco Bell, entre otros, son algunos de los compradores del tomate de Immokalee que “han contribuido a acabar con el acoso sexual y las violaciones a los derechos laborales y humanos para decenas de miles de trabajadores y trabajadoras del campo en docenas de ranchos que participan en el programa en siete estados distintos del país”, dijo Rodríguez, creando condiciones laborales que The New York Times ha llamado “el mejor ambiente de trabajo en la agricultura estadunidense”.
La enjundiosa labor de esta coalición ha hecho que Wendy’s cediera a la presión generada por el boicot consistente y persistente de los trabajadores, y en su más reciente junta de accionistas el mes pasado, Wendy’s anunció la intención de regresar de México sus compras de tomate.
Rodríguez hizo referencia al creciente enfoque en el mejoramiento de las condiciones laborales para los pizcadores de tomate, que la CIW y organizaciones asociadas ven como “una de las principales razones que explican esa decisión”.
Pero en vez de unirse al Programa de Comida Justa, Wendy’s anunció sin embargo que va a comenzar a comprar l tomates de invernaderos en Estados Unidos y Canadá, y que seguirá dependiendo de un modelo fracasado, de auditorías superficiales para monitorear las condiciones de los derechos humanos en la cadena de suministro.
Guadalupe «Lupe» Gonzalo, también organizadora de la coalición desestimó las medidas de seguridad que anuncia Wendy’s al comprar sus tomates en los referidos invernaderos. “Ellos dicen que por trabajar en un ambiente cerrado y sin pesticidas sus productos son orgánicos y de mayor calidad; y que es más fácil controlar los problemas porque son menos trabajadores en esas carpas y además no están expuestos al sol”.
“Pero hemos sabido de condiciones de explotación y mal trato, que también se dan ahí, y de acoso a las mujeres; además, en esos ambientes cerrados también hay contaminación, porque el aire no circula y los productos para controlar plagas se quedan ahí encerrados”, afirmó Lupe Gonzalo.
Gerardo Reyes, organizador y encargado de la seguridad del contingente de la CIW y sus aliados en esta visita a Nueva York, con más cautela prefirió señalar que invitan a Wendy’s en lugar de presionarlos, “a buscar una solución al problema” laboral del gremio. “Queremos que Wendy’s trabaje con nosotros para garantizar la responsabilidad social compartida, entre ellos y nosotros, y crear un ambiente de respeto a los derechos humanos de los trabajadores que sea verificable”.
Es sabido que el Programa de Comida Justa de los trabajadores agrícolas de Immokale ha sido señalado en repetidas ocasiones como uno de los modelos más innovativos y eficientes en la transformación de las condiciones de trabajo y las relaciones laborales en los campos agrícolas y ahora en otros estados y en otras industrias.
Para conocer más sobre este programa visite su página web.