De la redacción
El presidente Trump baja por fin sus cartas sobre la mesa. Envió al Congreso su plan para construir un muro en la frontera con México, a cambio de proteger a los jóvenes inmigrantes indocumentados con DACA (el Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia), que data de 2012 y que Trump rescindió en septiembre. El muro costaría 18 mil millones de dólares. La Casa Blanca le pide al Congreso “financiar 316 millas de nuevas barreras y reforzar 407 millas adicionales de vallas existentes, lo que se suma a una expansión significativa de muros y cercas a lo largo de la frontera suroeste”, dice The Guradian.
Lo que Trump pide al Congreso para construir el muro con México en realidad asciende a 33 mil millones de dólares, dice por su parte The New York Times, a pagar en un cómodo período de 10 años; pero cubre “todas las medidas de seguridad fronteriza, incluido el muro”. Aunque esto, “podría poner en peligro las conversaciones bipartidistas destinadas a obtener un acuerdo de inmigración”.
La lista incluye dinero “para contratar a 10 mil oficiales de Inmigración, diseñar leyes más estrictas para aquellos que buscan asilo, y negar subvenciones federales a las llamadas ‘Ciudades Santuario’”.
De esta suerte, el Departamento de Seguridad Interior (DHS), a través de su división de seguridad nacional, Aduana y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos, presentó al Congreso los detalles de dicho plan, afirma la fuente. Pero advierte que “Los demócratas y los republicanos en Washington se preparan para una lucha tenaz por el muro propuesto y el estatus de los jóvenes inmigrantes indocumentados, dos cuestiones que se han enredado y que podrían desencadenar un cierre de gobierno este 20 de enero si no se llega a un acuerdo”.
La fuente sostiene además que “El gran y hermoso muro que Trump prometió construir -y que analistas de la cadena MSNBC califican como ‘un trozo de carne sanguinolenta arrojado -en momentos de crisis- a las fauces de su base electoral’-, cubriría 2 mil millas de frontera con México”; aunque en la actualidad tiene construidas ya “650 millas de barreras físicas artificiales” . Y agrega que “CBP confía en sensores, cámaras, patrullas y barreras naturales, como ríos, para controlar el resto”, acota The Guardian.
Los detalles de dicho plan, que “extendería las barreras artificiales para cubrir la mitad de la frontera en 2027”, fueron dados a conocer a la opinión pública por primera vez por The Wall Street Journal (Trump Administration Proposes $18 Billion Over 10 Years to Extend Border Wall With Mexico).
Y AP informaría inmediatamente después que “el documento -que no se había hecho público hasta ese momento- prevé 5 mil 700 millones de dólares para torres, equipos de vigilancia y otras tecnologías; mil millones para garantizar durante los próximos cinco años la construcción y el mantenimiento de carreteras; otros 8 mil millones de dólares durante siete años para incorporar y mantener a 5 mil nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza; 2 mil 500 inspectores fronterizos y otro personal”.
Entre tanto, unos 780 mil jóvenes traídos a este país sin documentos migratorios, que fueron protegidos de la deportación bajo el programa de DACA, se han quedado ‘colgados de la brocha’ o se hallan en el limbo migratorio porque en septiembre Trump rescindió este programa y le dio al Congreso seis meses para encontrar un reemplazo. Es decir hasta marzo.
Sin embargo, defensores de los inmigrantes y expertos en el tema advierten de un peligro. Como America’s Voice, que sostiene en un comunicado que “es un engaño que se diga que el mes de marzo es la fecha límite para que expire DACA si el Congreso no hace algo”; porque desde que Trump rescindió este program, que data de la administración Obama, “14 mil jóvenes han perdido ya su estado de protección migratoria porque no pudieron renovar los permisos de trabajo de dos años emitidos bajo DACA”.
The New York Times reporta a su vez que paralelamente ha estado reuniéndose un grupo bipartidista de senadores federales (5 demócratas, entre ellos Dick Durbin, de Illinois, y tres republicanos), “casi todos los días durante los últimos dos meses, para negociar un acuerdo que protegería a los destinatarios de DACA al tiempo que refuerza la seguridad fronteriza; una demanda republicana clave”.
Estos senadores dirían a la fuente que están progresando, aunque también estancados, mientras esperaban una «lista de golpes» de la Casa Blanca, afirman. Como ha sucedido ya y hemos podido constatar con los detalles del referido plan de Trump turnado al Congreso.
Es sabido que algunos demócratas votaron por otorgar el gasto al gobierno y mantenerlo abierto, pero no incorporaron el tema de los Dreamers en esa primera negociación. Por tanto, defensores de los inmigrantes prometieron cobrar esta afrenta en las urnas en noviembre, mientras los referidos senadores demócratas soportan “una creciente presión para aprobar una legislación que proteja a los Dreamers de la deportación”.
Kirstjen Nielsen, quien actualmente detenta la titularidad del DHS tras suceder al genral retirado y hoy jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, a principios de esta semana dijo a AP que “el muro sería lo primero y más importante en cualquier paquete que protegiera a los Dreamers”. Y también señaló que «la administración quiere ‘cerrar brechas’, en el manejo de las solicitudes de asilo, y las fuerzas policiales locales cooperarán con las autoridades federales de Inmigración”.
Con todo, el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas, ICE, prometió «aumentar significativamente» el número de oficiales de deportación en California, “en respuesta a la ley estatal que le brinda su nuevo ‘estado santuario’», controlado democráticamente.
«California: ¡Mejor agárrate!», advirtió el director interino de ICE, Thomas Homan, en un programa de Fox News■