Como reportamos oportunamente en este espacio informativo, la noche del viernes el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito en Nueva Orleans, Luisiana, canceló una audiencia prevista para el lunes en la que más de 20 proveedores de servicios de aborto esperaban persuadir a un tribunal federal de distrito en Austin para que bloqueara la entrada en vigor del Proyecto de Ley del Senado texano, SB8. No fue así y la ley escaló hasta la Suprema Corte.
De la redacción
La idea de que la ley SB8 de Texas siguiera su curso por los canales legales hasta llegar a la Corte Suprema anticipaba una auténtica pesadilla. Y como si se tratara de la crónica de una muerte anunciada, hoy sabemos que la Corte Suprema de Estados Unidos permitió que la SB8 texana entrara en vigencia, al no tomar ninguna medida sobre una solicitud de emergencia por parte de grupos a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, para detener dicha ley.
La SB8 es una ley restrictiva que criminaliza el aborto a las seis semanas de embarazo, cuando muchas mujeres no saben siquiera si están embarazadas. Además, transfiere a la ciudadanía la tarea policiaca de hacer cumplir la prohibición, denunciado a todas aquellas personas que asistan a una mujer embarazada que busca abortar. Esta prohibición ofrece a los ciudadanos privados una recompensa de 10 mil dólares si demandan con éxito a alguien que «ayuda o incita» a pacientes que buscan un aborto en Texas.
Como probablemente se sepa, una docena de otros estados han aprobado proyectos de ley similares denominados «latidos del corazón», lo que no ocurre a las seis semanas de embarazo, dicen expertos, pero se han atorado en los tribunales.
De acuerdo con el semanario inglés, The Guardian, la versión de Texas es novedosa porque «está diseñada intencionalmente para proteger a los funcionarios gubernamentales de la aplicación de la ley y, por lo tanto, para hacer que los desafíos legales sean más difíciles de lograr”. Y probablemente obligará a muchas clínicas de aborto a cerrar en última instancia.
La ley pues evitará que la mayoría de las mujeres de Texas (85%, dice la fuente) accedan a servicios de aborto, ya que la mayoría no sabe que están embarazadas a las seis semanas. Planned Parenthood, que opera 11 clínicas en Texas, y las clínicas de Whole Woman’s Health dijeron que “cumplirían con la ley extrema a pesar de que es contraria a sus mejores prácticas médicas”.
En los días previos a la promulgación de la ley, las clínicas de Texas “se han visto obligadas a rechazar a pacientes que necesitan servicios de aborto”, tanto en este momento que la ley sale de la corte como en el futuro cercano.
Por su parte The HuffPost señala que dicha prohibición obligará a los 7 millones de mujeres texanas en edad reproductiva a viajar a estados vecinos como Luisiana y Oklahoma para el procedimiento. De hecho la cadena MSNBC transmitió hoy una nota sobre mujeres que están viajando de Texas a México, a pesar del covid, para practicarse un aborto.
La distancia a recorrer para una mujer texana en busca de un aborto ahora “se amplía de 12 millas a 248 millas, o 20 veces la distancia habitual”, según el Instituto Guttmacher. Y, como ocurre con la mayoría de las leyes contra el aborto, afectará de manera desproporcionada a las mujeres negras y latinas con menos recursos que su contraparte blanca, sostiene la fuente.
De esta suerte, a medida que más y más estados prohíben efectivamente el aborto, los defensores del derecho a decidir temen el regreso de los abortos clandestinos. Kristin Ford, vicepresidenta interina de NARAL Pro-Choice America le dijo al HuffPost que “No se trata tanto de que las personas se sometan a abortos clandestinos y se desangren de la forma en que escuchas historias de terror antes de Roe, sino que además las personas serán interrogadas por las fuerzas del orden y podrían ser arrestadas, y criminalizados todos los que rodean a la persona embarazada; estás creando un ambiente de criminalización, de estigmatización y aislamiento».
A muchos defensores del derecho al aborto les preocupa también que la SB8 se convierta rápidamente en un modelo para otros estados gobernados por los republicanos, que buscan poner fin al aborto legal. Esos mismos republicanos que defienden con la vida su libertad a decidir sobre su cuerpo, para rechazar las vacunas contra el Covid19 y el uso de los cubrebocas.
Detener la SB8 es hoy más importante que nunca, “porque ya no sólo estamos hablando de los 7 millones de mujeres en edad reproductiva en Texas», dijo Elizabeth Nash, principal asociada de políticas del Instituto Guttmacher. «En este momento, la pregunta realmente es: ¿Qué queda de Roe?»■