De la redacción
Han pasado 3 años y 5 meses desde la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de la Escuela Rural Raúl Isidro de Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, y el gobierno de México no ha dado señales siquiera de querer encontrar realmente a los jóvenes, dicen sus deudos, sus defensores y la opinión pública. Por tal motivo, el padre de José Antonio Tizapa Leguideño, uno de los ’43’, don Antonio Tizapa se plantó frente al Consulado de México en la Ciudad Nueva York y a todo pulmón le recordó a ese gobierno que “Han pasado 41 meses desde la desaparición de mi hijo, y yo como padre no puedo aceptar que no puedan hallarlo. ¡No puedo! ¡Me niego!”.
Como se sabrá, tras una serie de investigaciones suspendidas por el gobierno antes de concluir, diversas comparecencias en instancias juridicas nacionales e internacionales, dese hace casi medio año el gobierno de México no ha brindado a los padres de los 43 información adicional, nueva y fidedigna, pero han mantenido en cambio intacta su versión de los hechos.
Pero con la misma insistencia o necedad con que el gobierno se obstina en defender su “Verdad Histórica”, por cierto desmentida científicamente por expertos internacionales en la materia, los padres de los 43 normalistas no cesan en su reclamo y exigen incansablemente la aparición de sus hijos. Además, presionan con todos los medios a su alcance para que el gobierno mexicano responda a su penosa inquietud.
Antonio Tizapa vive en la ciudad de Nueva York desde hace 15 años y actualmente se dedica a la plomería; pero sobre todo a crear innovativas formas de búsqueda y de divulgación de su causa por la aparición de su hijo, del resto de los 43 y por extensión de los más de 40 mil actualmente desaparecidos, ya por la violencia de las fuerzas represivas oficiales, o del narcotráfico, dos universos cada vez más difícil de discernir.
«Ya cree otra plataforma más», dijo don Antonio Tizapa refiriendose al Básquetbol. Los jugadores «van a jugar con las fotos en las camisetas». Él introdujo al mundialmente famoso Maratón de Nueva York la modalidad de portar, primero en su camiseta de corredor habitual del Maratón, y luego en las camisetas de otros compatriotas y de otras nacionalidades que se fueron uniendo a su causa, de manera que al ser cubierto por la prensa internacional el tema de los 43 de Ayotzinapa fue retratado y divulgado ampliamente.
Y no es poca cosa. Los letretreros de «Runing for Ayotzinapa» pegados al pecho de los coredores del afamado Maratón, recorrieron el mundo a través de la prensa internacional. «Le voy a llamar a esta nueva plataforma -de divulgacion- del Básquetbol, ‘Rolling for Ayotzinapa'».
Hasta la fecha, la opinión pública culpa mayormente al Estado del secuestro de los jóvenes normalistas, según han hecho trascender suficientes evidencia científicas, que dese luego el gobierno de marras niega.
«¿Quién fue? ¡ El Estado! ¿Quién fue? ¡El Estado! ¿Quién fue? ¡El Estado!», repite el coro en la manifestación.
Como todos los días 26 de cualquier mes prácticamente desde 2014, Tizapa acudió al Consulado General de México en Nueva York el día de ayer, y junto con un grupo de activistas de distintas causas principalmente mexicanos, realizó su reclamo ritual desplegando en la banqueta frente a la sede consular una la instalación de 43 fotografías con la imagen de cada uno de los muchachos desaparecidos. También se despliega la bandera de México y distintos emblemas de luchas sociales en México, locales y otras partes de Estados Unidos, asuntos de los mexicanos explotados aquí y allá.
Emblemas como el de la lucha del Congreso Nacional Indígena de México, de lazos estrechos con la causa de Ayotzinpa, las innovativas y eficientes luchas de los trabajadores agrícolas de Immokalee en La Florida, o la de los maestros disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, y también las de las organizaciones de padres y madres de familiares desaparecidos que desde hace décadas lloran por no saber el paradero de sus hijos y familiares pero no cejan en el esfuerzo. Alianzas que Tizapa ha venido tejiendo en el curso de los últimos casi dos años y medio.
“Sabemos por el gobierno, por la autoridades militares, policiales y ministeriales… que en la ciudad de Iguala, de muchas cámaras para vigilar puestas en esa ciudad… solamente una cámara fue la que grabó y sólo por unos segundos, parte de lo sucedido con nuestros hijos”, dijo Tizapa en voz alta.
Algunos mexicanos que salían del consulado tras haber hecho espera para finalizar algún trámite escuchaban con atención el discurso del padre de uno de los 43, y se acercaban a recoger información. Otros más, de quien sabe qué países, incluidos los gringos, pasaban enchufados a sus audífonos, como parece vivirse la vida moderna.
“Peña, gobierno municipal, estatal y federal, así nos cueste la vida no vamos a descansar hasta encontrar a nuestros hijos”, siguió Tizapa. Adentro del consulado la actividad en las ventanillas y la sala de espera iba menguando. La noche era joven y no tan fría para estas fechas en Nueva York.
“Peña, en estos 41 meses, la tía Minerva se fue sin saber de su hijo. Algún día te tocará a ti, y a todas esas personas responsables, materiales e intelectuales…”.
Tizapa se refería a la señora Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, uno de los 43 normalistas desaparecidos. La tía Minerva, como la llamó Tizapa, permaneció en su casa de la comunidad de Omeapa, y ahí esperó durante casi 41 meses a su hijo; pero la muerte llegó primero y doña Minerva partió de este mundo sin volver a ver a Everardo. Murió apenas el 5 de este mes. Tenía cáncer. El nombre de Tía Minerva le sobrevino por el trato que daba a los jóvenes y la persistencia en la lucha de su comunidad. Así le decían los muchachos y los adultos de su pueblo.
“¡No es justo, Peña Nieto!, que a 41 meses no tengas ninguna noticia de nuestros hijos. No es justo, pero no te deseo lo mismo que estamos pasando nosotros. Al igual que a (Tomás) Zerón, al igual que a Murillo Karam, los militares, los policías, que son padres también y tienen hijos… no les deseo lo que estamos pasando porque sentirán entonces lo que se siente estar en nuestros zapatos”.
(Tomás Zerón fue titular de la Agencia de Investigación Criminal, responsable de plantar las irregularidades en la investigación del caso Ayotzinapa. Murillo Karam, ex Procurador de Justicia, PGR, a quien se le atribuye la autoría de la Verdad Histórica, que sostiene la tesis de que los 43 estudiantes fueron incinerados en un basurero de Iguala. Tesis igual y científicamente desmentida).
“Este dos de marzo queremos avances de la investigación sobre nuestros hijos”, continuó Tizapa casi desgañitado de tanto gritar. Y es que este dos de marzo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), realiza en Colombia una comparecencia internacional para atender diversos asuntos del hemisferio relacionados con los derechos humanos.
“Si alguien nos está viendo en Colombia, y si –el evento de la CIDH- es abierto al público, vayan. Vayan y díganle al gobierno –a la representación de México- que nos entregue a nuestros hijos. ¡41 meses sin saber de ellos! 41 meses que sus padres han abandonado sus casas… sufriendo cambios de climas que los han enfermado. Pero aun así no van a detenernos. Ni la lluvia, ni la nieve ni el frío, ni la calor van a ser un obstáculo para que nosotros le digamos al gobierno de México, a las embajadas y a los cónsules que aparezcan a nuestros hijos”.
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La sala de espera del consulado se quedó vacía. Minutos antes el policía echó cerrojo con una gruesa cadena a las puertas del edificio consular que dan a la calle. Entro al edificio y desapareció. Las consignas de don Antonio Tizapa y de los activistas ahí reunidos fueron languideciendo hasta conquistar un relativo silencio. Se desmontaron fotos y mantas alusivas a esta y otras causas sociales, que mantienen el filo de la urgencia del reclamo, se enrollaron banderas, se levantaron los últimos letreros y nos fuimos.
Horas más tarde en la noche de ayer lunes los pormenores de esta manifestación inundaron con imágenes las redes sociales■