Por Eli Cahan
La pandemia ha hecho recaer a miles de alcohólicos en recuperación, y los hospitales del país informan de un aumento espectacular de ingresos relacionados con el alcohol y enfermedades graves, como la hepatitis alcohólica y la insuficiencia hepática.
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Las enfermedades hepáticas relacionadas con el alcoholismo eran un problema creciente incluso antes de la pandemia, con 15 millones de personas diagnosticadas en todo el país, y con hospitalizaciones que se han duplicado en la última década.
Pero la pandemia ha aumentado drásticamente el número de víctimas. Aunque no hay cifras nacionales disponibles, los ingresos por enfermedad hepática alcohólica en el Hospital Keck de la Universidad del Sur de California aumentaron un 30por ciento en 2020 en comparación con 2019, dijo el doctor Brian Lee, especialista en trasplante de hígado.
Los especialistas de los hospitales afiliados a la Universidad de Michigan, la Universidad Northwestern, la Universidad de Harvard y el Sistema de Salud Mount Sinai en la ciudad de Nueva York comunicaron que las tasas de admisiones por enfermedad hepática alcohólica han subido hasta un 50% desde marzo.
El consumo de altos niveles de alcohol provoca una constelación de enfermedades hepáticas debido a los subproductos tóxicos asociados al metabolismo del etanol.
A corto plazo, estos subproductos pueden desencadenar una extensa inflamación que conduce a la hepatitis. A largo plazo, pueden dar lugar a la acumulación de tejido graso, así como a la cicatrización característica de la cirrosis, que puede, a su vez, causar cáncer de hígado.
Dado que la manera en que se metaboliza el alcohol varía según la persona, estas enfermedades pueden aparecer tras sólo unos meses de consumo excesivo. Algunos pueden beber en exceso sin experimentar efectos secundarios durante mucho tiempo; otros pueden sufrir reacciones inmunológicas graves que las envían rápidamente al hospital.
Especialistas en enfermedades hepáticas y psiquiatras creen que el aislamiento, el desempleo y la desesperación provocados por covid, están detrás de esta explosión de casos.
“Ha ingresado un número tremendo”, afirmó la doctora Haripriya Maddur, hepatóloga de Northwestern Medicine. Muchos de sus pacientes “estaban bien” antes de la pandemia: no habían tenido recaídas durante años. Pero sometidos al estrés de covid, “de repente, se encontraron de nuevo en el hospital”, comentó.
En cada una de estas instituciones, la edad de los pacientes hospitalizados por enfermedad hepática alcohólica ha bajado.
La tendencia al aumento de la enfermedad en personas menores de 40 años “ha sido alarmante durante años”, señaló el doctor Raymond Chung, hepatólogo de la Universidad de Harvard y presidente de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas. “Pero lo que estamos viendo ahora es realmente dramático”.
Maddur también ha tratado a numerosos adultos jóvenes hospitalizados con ictericia y la distensión abdominal características de la enfermedad, un patrón que atribuye a la dura presión económica que enfrenta este grupo demográfico durante la pandemia.
Cuando estos jóvenes pueden comenzar a trabajar, comprarse una casa o formar una familia, les resulta más difícil encontrar un primer empleo. “Tienen facturas que pagar, pero no tienen trabajo”, explicó Maddur. “La bebida es el último recurso para sobrellevar la situación”.
Es posible que las mujeres sufran de forma desproporcionada la enfermedad hepática alcohólica durante la pandemia porque metabolizan el alcohol a un ritmo más lento que los hombres.
Los niveles más bajos de la enzima responsable de degradar el etanol conducen a niveles más altos de la toxina en sangre y, a su vez, a daños más extensos en los órganos de las mujeres en comparación con los hombres que beben la misma cantidad. (Los CDC recomiendan que las mujeres tomen una copa o menos al día, frente a dos o menos para los hombres).
Desde el punto de vista social, el “estrés de la pandemia se ha ensañado, en cierto modo, con las mujeres”, aseguró la doctora Jessica Mellinger, hepatóloga de la Universidad de Michigan. Los salarios más bajos, la menor estabilidad laboral y la carga de la crianza de los hijos tienden a recaer más sobre los hombros de las mujeres, añadió.
“Si tienes todos estos factores de estrés adicionales, han desaparecido tus apoyos, y lo único que te queda es la botella, pues eso es a lo que recurrirás”, explicó Mellinger. “Pero una mujer que bebe como un hombre enferma más rápido”.
A lo largo del país, cada vez más adultos recurren a la botella durante la pandemia.
Un estudio encontró que las tasas de consumo de alcohol en la primavera de 2020 aumentaron un 14% en comparación con el mismo período de 2019, y otro halló que los bebedores consumieron casi un 30% más que en los meses anteriores a la pandemia.
El desempleo, el aislamiento, la falta de estructura diaria y el aburrimiento han aumentado el riesgo de un mayor consumo de alcohol.
“La pandemia ha sacado a relucir nuestra incómoda relación con el alcohol”, afirmó el doctor Timothy Fong, psiquiatra especializado en adicciones de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “Lo hemos acogido en nuestros hogares como nuestra muleta y nuestro mejor amigo”.
Estas recaídas, y las hospitalizaciones que provocan pueden poner en peligro la vida. Más de uno de cada 20 pacientes con insuficiencia hepática relacionada con el alcohol muere antes de salir del hospital, y la enfermedad hepática relacionada con el alcohol es la principal causa de trasplante.
La enfermedad también hace que las personas sean más susceptibles a covid: los pacientes con enfermedad hepática tienen tres veces más probabilidades de morir por covid-19 que los que no la padecen, y se ha descubierto que la enfermedad hepática asociada al alcohol aumenta el riesgo de muerte por covid.
A algunos médicos, como Maddur, les preocupa que los factores de estrés que provocan el aumento del consumo de alcohol y las enfermedades hepáticas puedan continuar, incluso después de esta crisis. “Creo que aún no hemos tocado fondo”, dijo. “La cuarentena es una cosa, pero la caída de la economía, eso no va a desaparecer pronto”.
Otros, como Lee, son más optimistas, aunque con cautela. “La vacuna está a punto de llegar a las farmacias, covid-19 desaparecerá, y las cosas empezarán a volver a la normalidad”, afirmó. “Pero la verdadera cuestión es si las autoridades de salud pública actuarán para combatir la enfermedad hepática alcohólica…. Porque ahora mismo la gente lucha para sobrellevar el día a día”, concluyó.