De la redacción
Una nueva encuesta del Washington Post (WP) y la firma encuestadora y de análisis de datos, Ipsos, revela que COVID-19 está teniendo un costo económico desproporcionado en ciertos grupos raciales y étnicos. Ya en varias ocasiones se ha abordado aquí el tema acerca de que los latinos se hallan entre los más golpeados que los demás, junto con los afroestadunidenses en términos de la salud y de economía.
Mientras que el 11 por ciento de los adultos blancos informan haber sido despedidos o suspendidos temporalmente de sus trabajos desde que comenzó el brote de coronavirus, el 20% de los adultos latinos y 16% de los adultos negros fueron despedidos o suspendidos, dice la encuesta de WP-Ipsos.
“Entre los hispanos que son ciudadanos estadunidenses, el 15% informa haber sido despedido o suspendido, una tasa similar a la de los negros. Pero entre los no ciudadanos hispanos, que incluye a los inmigrantes indocumentados y a los residentes permanentes con tarjeta de residencia, el 32% informa haber sido despedido o suspendido; también son el grupo que más probablemente quede fuera de los programas de asistencia del gobierno».
En este grupo de inmigrantes gravita el universo de los llegados en su infancia, conocidos como Soñadores o Dreamers, acogidos a un programa federal de la era de Obama conocido como DACA que difiere temporalmente su deportación y les da un número de seguro social con el que a su vez obtienen permiso de trabajo.
Son personas nacidas en el extranjero pero crecidos en Estados Unidos, donde se prepararon para ser ingenieros, médicos, enfermeras (os), abogados, contadores, policías, bomberos, cocineros, etcétera, y que también cuidan a las personas mayores y a los niños para que los padres puedan irse un poco más tranquilos a trabajar; o ahora en tiempos de Covid-19 puedan quedarse en casa. Son por eso esenciales para este país.
Sin embargo, estos jóvenes dacamentados viven ante el peligro latente de perder dicho beneficio, lo que depende de una decisión de la Suprema Corte a fines de junio; un fallo que puede acabar con dicha protección legal y también con su futuro.
Más allá de consideraciones morales, como hemos dicho en estas mismas páginas, este grupo de la sociedad estadunidense contribuye de manera sustancial al engrandecimiento de la nación. En lo económico por ejemplo, la ausencia de sus contribuciones, por citar sólo una de las consecuencia entre muchas, sería que el Seguro Social podría desaparecer.
Muchos Dreamers en la primera línea de la pandemia esperan ansiosamente su destino con dicho fallo de la Suprema.
“El Centro para el Progreso Estadunidense estima que alrededor de 202 mil receptores de DACA, incluidos más de 30 mil en Texas, trabajan en industrias que el gobierno federal considera ‘infraestructura crítica esencial’… 27 mil titulares de DACA son trabajadores de la salud -incluidos Doctoras (es), enfermeras (os), dentistas, farmacéuticos, asistentes médicos, asistentes de salud en el hogar, técnicos y otro personal”, dice hoy el Texas Tribune.
La inminente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos ha impulsado a algunos dacamentados a decidir sobre su futuro, a tomar este asunto en sus propias manos, y están mudándose a Europa, México y Canadá.
“Cuando Trump anunció su plan para terminar el programa en septiembre de 2017 había 689 mil 800 receptores activos de DACA. Eso ha disminuido en más de 40 mil, a 649 mil 070, según las últimas cifras en el sitio web de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU”, dice el WP.
Incluso antes de que la pandemia se extendiera por Estados Unidos, ya la Asociación de Colegios Médicos Americanos (AAMC) había presentado un informe amicus ante la Corte Suprema, «destacando los sacrificios que los beneficiarios de DACA hacen para asistir a la escuela y los servicios que pueden proporcionar con esa educación”, dijo a la fuente Frank Trinity, director legal de la AAMC.
No cabe duda que este trabajo es aún más importante ahora, siguió. «A medida que aumenta el número de casos de coronavirus en un área en particular, la presión sobre las instituciones de atención médica aumenta casi de la noche a la mañana, por lo que se necesita una fuerza de trabajo sólida; y eso incluye no sólo a médicos y enfermeras y asistentes médicos, sino que necesita todas las manos a cubierta», señaló Trinity.
«Y sabemos que durante esta crisis pandémica, las personas con DACA han dado un paso al frente para satisfacer las necesidades críticas de la comunidad, aún a riesgo personal»■