Pandemia antidemocrática que movilizó a Corporate America tiene su antídoto en la HR1 Y HR4

De la redacción

El gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp firmó a una draconiana ley electoral que suprime descaradamente el derecho de voto de las minorías. El catálogo de tácticas represivas es ampliamente conocido: disminución de casillas, días y horarios para la votación, buzones para el voto temprano o por correo, nuevos requisitos de identificación, etcétera, con el agregado de que ahora penaliza con multas y cárcel a las personas que asistan con agua o comida a electores que esperan en largas filas de votación provocadas por los republicanos y que a veces han durado hasta 11 horas.

Tras la promulgación de la más restrictiva ley electoral de supresión del voto contra las minorías, que la Legislatura de Georgia emitió la semana pasada, lo más peligroso quizás es que otorga a la Legislatura estatal –dominada por los republicanos-, un mayor poder de supervisión sobre las elecciones y hasta podría rechazar el conteo de los votos que hacen las Juntas Electorales si el resultado no les favorece.

Previendo la gran amenaza que se pronunciaba contra el derecho del voto, que es el corazón mismo de la democracia, un grupo de poderosos ejecutivos negros pidió públicamente a las grandes empresas que se opusieran a dicha legislación. Delta y Coca-Cola criticaron entonces las draconianas intenciones de los republicanos.

Pero cuando se promulgó la ley con la firma del gobernador de Georgia, Brian Kemp, lo que costó incuso el arresto de la representante demócrata Park Cannon, quien intentó ingresar al recinto donde Kemp firmaba la ley a puerta cerrada, horas más tarde Delta y Coca-Cola cambiaron de rumbo abruptamente y desaprobaron la referida ley.

Luego del pronunciamiento de la aerolínea Delta y la empresa Coca-Cola, las Grandes Ligas de Baseball retiraron de Atlanta el Juego de las Estrella de en protesta. Al principio Delta, el empleador más grande de Georgia trató  por ejemplo de mantenerse al margen de la lucha por el derecho de voto. Pero después de que se aprobara esa ley, esto provocó casi de inmediato que más de otras 100 compañías se pronunciaran de igual manera.

Si bien las corporaciones han adoptado posiciones políticas durante los últimos cinco años, a menudo en respuesta a las políticas extremas del ignominioso expresidente, esta vez como nunca antes quizás desataron una guerra contra los republicanos empecinados en suprimir a los votantes de las minoría como forma de ganar una elección.

De hecho, tras el anuncio de Las Grandes Ligas de llevarse el tan esperado juego de las estrellas a otra parte lejos de Atlanata, en un tono bravucón el gobernador Kemp desafió este fin de semana a la liga de béisbol y lanzó en conferencia de prensa una serie de amenazas impositivas, o para grabar con mayores impuestos a las corporaciones que se oponen a la restrictiva ley, particularmente a Delta.

Según The New York Times, “La oleada de apoyo sugiere que el toque de atención de los ejecutivos negros tendrá un impacto en los próximos meses, ya que los legisladores republicanos avanzan leyes de votación restrictivas casi en todo el país.

De hecho, el Centro para la Justicia Brennan declaró que hasta marzo 24 existían 361 leyes electorales restrictivas en 47 estados del país. Que 108 de ellas habían sido sometidas en las últimas 5 semanas, y que 5 habían sido promulgadas ya.

Grupos políticos y activistas de derechos civiles están redoblando esfuerzos y apuntando a algunas de las firmas más grandes de Georgia, que no se opusieron públicamente a la ley electoral republicana antes de su aprobación. Vale saber que American Airlines y Dell se han pronunciado en contra de una ley electoral similar a la de Georgia en Texas.

Muchas empresas habían adoptado posiciones amplias en apoyo de los derechos de voto, pero buscaban evitar tomar posiciones específicas sobre la ley de Georgia. No está claro si una reacción de la comunidad empresarial cambiará el resultado en Georgia, donde se aprobó la ley. Los grupos de derechos civiles la han impugnado en los tribunales y el presidente Joe Biden dijo que el Departamento de Justicia de Estados Unidos examinaría la ley, que calificó de «atrocidad».

Por su parte, el director ejecutivo de Coca-Cola, James Quincey dijo a CNBC que la compañía «siempre se había opuesto a esta legislación», a la que calificó de «incorrecta… Ahora que pasó, saldremos más públicamente» en su contra, sostuvo Quincey.

No está claro tampoco qué puede hacerse a nivel local con la legislación que suprime el voto de las minorías, como la afroestadunidense y latina que le dieron el triunfo a Biden en Noviembre y a los senadores Raphael Warnock y Jon Ossoff en enero, lo que a sus vez posibilitó el triunfo de Biden tras el infundio trumpista del fraude electoral y el recuento de los votos varias veces en varios estados.

Pero lo que sí está claro es que la única forma de detener esta práctica que apunta hacia un gobierno autoritario es pasar la Ley del Pueblo, o HR1, y la Ley de Promoción de los Derechos de Voto de 2019, del desaparecido congresista demócrata e ícono de los derechos civiles, John Lewis, como el único antídoto por el momento para detener la pandemia antidemocrática que amenaza con convertir a Estados Unidos en una dictadura■

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