A un año de entregar el poder, el presidente Obama se despidió del Congreso en su último Mensaje sobre el Estado de la Unión, en el que reiteró su apoyo a una reforma migratoria y a medidas pro control de armas. En esta ocasión el coro de críticos incluyó no sólo a líderes republicanos, sino a un alto número de demócratas molestos por la detención y deportación de mujeres y niños centroamericanos que buscan refugio en este país. José López Zamorano reporta.
Se escucha al presidente de la cámara baja presentando a Obama entre ovaciones…
De buen humor y en su tradicional estilo relajado, el presidente Obama aprovechó la más alta tribuna política del país para dejar en claro a republicanos y demócratas que no tiene planes de ser una figura de ornato para los siguientes 12 meses.
“No me detendré… hasta arreglar un sistema migratorio disfuncional, hasta proteger a nuestros niños de la violencia de las armas de fuego, hasta lograr paga igual por trabajo igual, permisos con goce de sueldo y un aumento de los salarios mínimos”
Se escuchan aplausos en el recinto…
Obama llegó a su último mensaje ante el Congreso impulsado por logros como el acuerdo nuclear con Irán y la reanudación de relaciones con Cuba, pero acotado por la amenaza del grupo terrorista, Estado Islámico. La respuesta conservadora estuvo a cargo de la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, quien aprovechó el momento para defender a los inmigrantes e intentar distanciar su partido de los mensajes antinmigrantes de Donald Trump.
“En tiempos de temor, puede ser tentador escuchar y seguir las voces más enojadas. Debemos resistir esa tentación. Nadie que esté dispuesto a trabajar duro, seguir nuestras leyes y amar nuestras tradiciones debe sentirse incómodo en este país”
En las afueras del recinto, legisladores del propio Partido Demócrata habían montado una franca revuelta contra Obama, molestos por la decisión del Departamento de Seguridad Interna (DHS) de organizar redadas contra madres y niños centroamericanos que huían de la violencia en sus países. El congresista Luís Gutiérrez encabezó la protesta.
“Hay un rechazo, un repudio a su política de hacer deportaciones y causar terror y miedo a lo largo de nuestra comunidad. Le hemos pedido que cese estas deportaciones, en tanto se puede garantizar que tengan asistencia legal y que todas las mujeres y niños tengan su día en la corte”
Al coro de críticos se sumó Oscar Vázquez, un joven soñador que logró hacerse ciudadano después de muchos años, y después sirvió en el ejército. Vázquez fue invitado de honor al palco de la Primera Dama, pero la nueva ola de deportaciones lo llenó de frustración.
“Me gustaría darle las gracias al Presidente por lo que ha hecho por los jóvenes, por la DACA, pero también eso de hacer las redadas es difícil… pensar el mensaje que quiere mandar al final”
Las expresiones de inconformidad en sus aliados demócratas ilustraron las dificultades del Presidente para promover su agenda en los últimos meses de mandato. Al final, su gobierno tuvo que ceder un poco en el tema de refugiados centroamericanos. John Kerry es el secretario de Estado:
“Me complace anunciar que tenemos planes de aumentar el programa de admisiones para refugiados de Estados Unidos, a fin de ayudar a familias e individuos vulnerables de El Salvador, Guatemala y Honduras”
Bajo el nuevo plan, los centroamericanos que huyen de sus países podrán solicitar refugio desde Centroamérica. La acción fue aplaudida por defensores de los inmigrantes, pero al mismo tiempo condenan las redadas, y advierten que el gobierno debe asegurar que las personas que lleguen a la frontera a pedir asilo deben tener la representación legal adecuada■
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, José López Zamorano.
El discurso: