De la redacción
La Oficina del Censo acaba de publicar datos del más reciente conteo para la distribución de los recursos a la población, que determinarán el número de legisladores en la Cámara de Representantes para cada estado; cómo se trazarán los límites para todos los distritos legislativos y escolares estatales, del condado y de la ciudad. Varios estados perdieron escaños en la cámara baja y otros ganaron, algunos con apenas un puñado de votos. Por eso comprender qué tan importante es hacerse contar es esencial, por el impacto de la redistribución que tendrá el conteo en los estadunidenses negros, latinos, asiático americanos, de las islas del Pacífico y de otras comunidades de color.
Los nuevos números disponibles del Censo constatan un cambio en el tamaño de la población estadunidense, que se está dando desde el noreste, pasando por el medio oeste hacia el sur y suroeste; una tendencia que dará forma al Congreso durante la próxima década.
Según el New York Times el antiguo centro de poder político del país, el cinturón industrial que se extiende desde Nueva York hasta Illinois, “está perdiendo nuevamente escaños en el Congreso… los estados del Sun Belt, como La Florida, Carolina del Norte y Texas ganarán escaños. Y por primera vez, California perderá un asiento en la Cámara de Representantes.
Estos estados perdieron escaños: California (-1), Illinois (-1), Michigan (-1), Ohio (-1), Nueva York (- 1), Pensilvania (-1), y Virginia Occdental (-1). Y estos otros ganaron: Carolina del Norte (+1), Colorado (+1), La Florida (+1), Montana (+1), Oregon (+1), y Texas (+2).
Los nuevos datos del Censo se utilizarán a su vez para reconfigurar el Colegio Electoral, y representa miles de millones de dólares en fondos federales que sirven para la planificación estatal y local en todo: desde el financiamiento a las escuelas públicas, hasta la vivienda y los hospitales.
La administración Trump intentó, aunque sin éxito, que se agregara la pregunta de ciudadanía al formulario del censo; y que se eliminara del conteo a los inmigrantes no autorizados o indocumentados.
La Oficina del Censo también enfrentó el gran desafío de contar a la población en medio de la pandemia de Covid-19, y resistió los ataques de Trump cuando el verano pasado presionó para detener el conteo antes de lo planeado y se produjo una larga pelea judicial.
Pues bien, este lunes la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo declaró que el recuento era «completo y preciso»; pero también admitió que “es muy probable que surjan preguntas y posibles desafíos a los datos cuando la Oficina del Censo publique los archivos demográficos detallados para cada estado”.
Dichos archivos, que deben publicarse antes del 30 de septiembre son la base para rediseñar los distritos electorales, “un proceso político complicado que se libra en los poderes públicos”, dijo la funcionaria.
Independientemente de qué partido se beneficie, “los hallazgos parecen solidificar un patrón de reunión en la vida estadunidense: el sur y el oeste son cada vez más los centros de población y poder, superando al noreste y el medio oeste, cuyos números se han estancado desde la primera parte del siglo XX”.
Y agrega que las economías en auge en estados como Texas, Nevada, Arizona y Carolina del Norte “han alejado a los estadunidenses de las pequeñas comunidades en dificultades en los estados de clima frío y con altos costos de vida”.
En Nueva York, por ejemplo, «se estima que 48 de los 62 condados están perdiendo población. En Illinois, un estado que también perdió un escaño en el Congreso, se cree que 93 de 102 condados se están reduciendo”, sostiene la fuente.
En 1970, continúa, el oeste y el sur juntos representaban menos de la mitad de la población de Estados Unidos; ahora representan el 62 por ciento. “Eso es cambiar el poder político”.
Lo que es necesario saber es que a Nueva York le faltaron ¡sólo 89 personas! para mantener el asiento que perdió, a pesar de que su población creció en más del 4%; y pesar también de que las estimaciones del censo anterior «predijeron que el estado se mantendría en su mayoría», según un experto de la Oficina del Censo. Y hubo otras sorpresas: Arizona, donde los demógrafos esperaban obtener un escaño, no lo logró.
“El extraordinariamente lento crecimiento del país durante la última década es una disminución obstinadamente persistente en la tasa de natalidad”, que ha sorprendido a los demógrafos y provocado un debate “sobre si el retraso en la maternidad es un elemento nuevo y permanente en la vida de las mujeres estadunidenses”.
Por otro lado, el envejecimiento de la población puede significar una mayor carga para el cuidado de los ancianos y un crecimiento más lento de la fuerza laboral, con amplias implicaciones para la economía y la red de seguridad social.
Aunque la desaceleración de la población también puede significar una mejor perspectiva para el clima, dijo a la fuente el profesor Ronald Lee, demógrafo y economista fundador del Economics and Demography of Aging, de la Universidad de California en Berkeley. Sostiene que “la disminución de la fertilidad también refleja el papel creciente de las mujeres como profesionales y participantes de la fuerza laboral”.
Y aunque no es claro hacia dónde se dirige la disminución de la tasa de natalidad que se ha apoderado de muchos países ricos, hay quienes ven en la llegada de nuevos migrantes una tabla de salvación■