Center for Health Journalism Collaborative
By Kerry Klein
Nueva prueba cutánea para detectar la fiebre del valle es prometedora, aunque persisten obstáculos
Faith Herrod desea estudiar veterinaria cuando sea mayor. Esta niña de 11 años vive en Lemoore, un poblado en la zona central de California con su familia, tres perros y tres gatos. Algún día espera tener un conejo también, tan pronto como su madre se lo permita.
Faith Herrod, de 11 años que se recupera de la fiebre del valle, juega con Moses, Ninja and y sus otras cuatro mascotas cuando siente suficiente energía. Crédito: Kerry Klein/Valley Public Radio
Habitualmente, Faith dedica su tiempo libre a jugar con los perros. Pero desde hace casi un año, Faith no ha podido jugar con sus perros. Llega a las 4 p.m. de la escuela y se va directamente a la cama. Esto se debe a que esta estudiante del 6.º grado fue diagnosticada el pasado octubre con fiebre del valle, una infección micótica que le impidió asistir a clases durante varios meses y la dejó con jaquecas frecuentes y dolor crónico.
“A veces, cuando estoy muy cansada, siento como que las costillas se me cierran”, dice Faith mientras se sujeta el abdomen con los brazos. “Siento que las costillas se me cierran y eso duele mucho”.
Faith contrajo la fiebre del valle por la inhalación de esporas del hongo propagadas por el viento. Esta es la vía de contagio de la enfermedad y puede ocurrir en cualquier momento. La madre de Faith, Caren Herrod, no sabe con certeza el momento en que su hija se contagió, pero sospecha que ocurrió mientras trabajaban al aire libre en el jardín, algo que habían hecho decenas de veces en el pasado. Herrod nunca imaginó que, después de tanto tiempo, Faith no fuera capaz de desarrollar naturalmente su sistema inmunológico para protegerse contra esta enfermedad y continuara corriendo riesgo.
“Si hubiera pensado que era susceptible, todo hubiera sido distinto”, afirma Herrod. “Habríamos hecho las cosas de otra manera”.
Al parecer, Faith y su madre podrían haber tenido más información. Una nueva prueba cutánea llamada Spherusol puede detectar si una persona se ha vuelto inmune naturalmente a esta enfermedad, lo que significa que fue capaz de superar algún caso previo de fiebre del valle. Debido a que la mayoría de los casos de fiebre del valle son asintomáticos, es posible que muchas personas que han combatido esta enfermedad nunca lo sepan.
Los defensores sienten mucho entusiasmo por esta prueba, al igual que los médicos, como el Dr. John Galgiani, director del Valley Fever Center for Excellence de la Universidad de Arizona. Galgiani sueña con que la prueba Spherusol se emplee como herramienta para detectar las infecciones previas.
“Creo que la prueba Spherusol tendrá un mejor uso para los médicos de cabecera, los que podrán indicarla a sus pacientes de manera rutinaria para detectar si contrajeron anteriormente la fiebre del valle”, señala Galgiani. Si los pacientes son conscientes de que nunca superaron un caso de fiebre del valle, estarán mejor preparados para protegerse y los médicos tendrán mayores probabilidades de diagnosticar la enfermedad si los pacientes manifiestan síntomas poco frecuentes.
Los expertos solicitan modificar las reglas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para esta prometedora prueba
Pero a pesar de ser una prueba prometedora, su uso no está generalizado.
Spherusol se comercializa en ampollas de 10 dosis. Un resultado positivo indica que la persona ha estado expuesta previamente a la fiebre del valle y se ha vuelto inmune a la misma. Crédito: Nielsen Biosciences
“Francamente, yo no la uso con mucha frecuencia”, admite Galgiani. “Incluso los especialistas no la usan con mucha frecuencia”.
Esto se debe a que la FDA no ha aprobado la prueba Spherusol como herramienta para detectar la inmunidad. Por lo contrario, esta prueba supuestamente debe ser indicada por los médicos solo después de que una persona haya sido diagnosticada con la enfermedad. Galgiani y otros médicos desean ver una modificación a las reglas de la FDA que permitan que los médicos indiquen dicha prueba siempre que lo consideren adecuado.
“Si se modifica la denominación de manera de permitir que se realice la prueba antes de la infección, esto ofrecería un valor totalmente nuevo a la atención clínica”, señala Galgiani.
La fiebre del valle se esconde en la tierra y el polvo del desierto por toda la región suroeste del país. La mayoría de las personas que inhalan las esporas combaten la enfermedad sin ni siquiera saberlo. Algunos manifiestan síntomas similares a la gripe o neumonía. En casos poco frecuentes, esta enfermedad puede causar una infección pulmonar grave o diseminarse por todo el cuerpo, lo que requiere de un tratamiento crónico o puede causar un caso de meningitis mortal.
Pero también existen noticias alentadoras.
“Si un individuo contrajo fiebre del valle y la superó, a todos los efectos prácticos, esa persona es inmune a una posible segunda infección”, afirma Galgiani.
La prueba cutánea detecta la exposición a la enfermedad
Es por eso que la prueba Spherusol tiene un gran potencial de impacto, ya que podría detectar los antecedentes de exposición a la enfermedad de un individuo. Hasta ahora, la mayoría de las personas solo eran capaces de preguntarse sobre sus antecedentes.
La prueba Spherusol funciona de manera semejante a la prueba cutánea para detectar tuberculosis. El médico inyecta una pequeña cantidad de esporas debajo de la piel y la reacción indica si la persona se ha vuelto inmune. En la década de 1930 se desarrollaron otras pruebas semejantes para detectar la fiebre del valle, pero la iteración más reciente se discontinuó en la década de 1990, ya que la empresa que fabricaba la prueba no logró alcanzar el nivel de rentabilidad esperado.
La prueba Spherusol se presentó en el año 2014 y tiene un costo aproximado de $62 dólares. No hay estudios realizados que comparen directamente su eficacia en relación con pruebas anteriores.
En este momento, la prueba Spherusol es la única que se indica luego de que un paciente haya sido diagnosticado con la enfermedad. Por lo tanto, en vez de usarse como una herramienta para determinar la exposición a la fiebre del valle, se considera como un tipo de control del sistema inmunológico para aquellos que están en proceso de recuperación de la enfermedad.
“Se indica para comprender la manera en que el cuerpo reacciona a la enfermedad”, señala Tom Carpenter, presidente y director ejecutivo de Nielsen Biosciences, la empresa con sede en Arizona que desarrolló la prueba Spherusol. “¿El sistema inmunológico está activado o está desbordado? ¿Hay posibles dificultades con el sistema inmunológico que impidan responder adecuadamente a la infección?”
Carpenter considera que tener la posibilidad de realizar esta prueba a los pacientes es un excelente empleo de esta herramienta, pero lograr que la FDA apruebe la modificación puede tardar años. Implicaría realizar nuevos ensayos clínicos, además de posiblemente millones de dólares de inversión. Carpenter afirma que su empresa lo está analizando.
No obstante, señala que los médicos ya están autorizados a emplear la prueba Spherusol para usos extra oficiales.
“Los proveedores de salud ya tienen la capacidad de tomar decisiones médicas sobre cómo usar mejor esta prueba cutánea”, señala Carpenter. “Por lo tanto, esto claramente no evita que la indiquen para dicho uso, aunque no podamos referirnos al mismo”.
Pero usar la prueba Spherusol para fines extra oficiales tiene sus dificultades, como ser su costo. Una sola prueba posiblemente no tenga un impacto considerable en el presupuesto, pero realizar pruebas de detección de la fiebre del valle de manera frecuente significaría visitas periódicas al médico y pagar $62 dólares por cada prueba. La mayoría de las aseguradoras médicas de California, incluidas Medi-Cal, afirman que cubrirían el gasto, pero solo en casos que cuenten con indicación médica. Incluso así, algunas aseguradoras podrían ofrecer un rembolso tan pequeño como de $4 dólares. A diferencia, un paciente que recibe la vacuna contra la gripe probablemente no deba pagar nada y la clínica reciba un rembolso de $35 dólares aproximadamente.
También se debe considerar el hecho de que la prueba se recibe en paquetes al por mayor. La prueba cutánea Spherusol solo puede comprarse en ampollas de 10 dosis, y una vez que se abre cada ampolla, comienza la cuenta regresiva hasta alcanzar la fecha de vencimiento. El Dr. Royce Johnson, jefe del departamento de enfermedades infecciosas de Kern Medical en Bakersfield, señala que la prueba es “extraordinariamente estable”. Incluso así, Johnson afirma que muchas farmacias cuentan con políticas que les impiden almacenar productos durante más de 30 días después de abiertos. “Si no se usan todos, cuesta mucho dinero”, agrega Johnson. “Por eso existe cierta resistencia a almacenar este producto”.
Además, existe otro problema: la prueba Spherusol solo está aprobada para ser usada en personas entre 18 y 64 años de edad, aunque puedan ser los niños los que sufran el mayor impacto por la fiebre del valle y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirmen que las personas mayores de 60 años son las que corren más riesgo.
Los reclusos se benefician con esta nueva prueba
A pesar de todos los obstáculos, la prueba se ha empleado para detectar la enfermedad en un grupo considerable de pacientes: los reclusos del estado de California, donde al parecer la prueba parece estar ayudando a prevenir la enfermedad. Los reclusos que obtienen un resultado negativo en la prueba Spherusol, lo que indica que no han desarrollado su sistema inmunológico para protegerse contra la fiebre del valle. Por lo tanto, no son enviados a cumplir sus condenas en dos de los centros penitenciarios en el Valle Central de California, la región donde la enfermedad ha tenido mayor incidencia.
Probablemente Caren Herrod hubiese querido que su hija Faith tuviese acceso a la prueba Spherusol hace un año atrás, pero admite que eso no habría resuelto la raíz del problema: no tomó esta enfermedad con suficiente seriedad debido a la poca información disponible.
“La información es tan, pero tan limitada”, dice Herrod. “Es muy triste que para una enfermedad de tanta prevalencia exista tan poca información. Es realmente muy triste”.
Mientras tanto, Faith ya ha reanudado sus clases, permaneciendo en la escuela durante el horario completo, y espera que pronto pueda volver a salir a dar un paseo con sus perros Moses y Jasmine.