De la redacción
«Antes de la pandemia, los trabajadores de cuidados paliativos cuidaban a los pacientes que morían de enfermedades cardíacas, cáncer, demencia y otras enfermedades terminales en centros de atención a largo plazo y, en menor medida, en su propio hogar». Pero la pandemia cambió las cosas.
Mientras en Estados Unidos muchos están desesperados por no ser elegibles para la vacuna contra el Covid-19, que ha cobrado la vida de más de 463 mil personas y rebasado ya los 27 millones de casos confirmados en el país (nada más este domingo el New York Times registró casi 88 mil nuevos casos), “más personas están eligiendo morir en casa”, dice Prensa Asociada (AP).
Mientras, dos nuevas variantes o mutaciones del coronavirus provenientes de Suráfrica y el Reino Unido siguen alarmando a la comunidad internacional. Ambas cepas –pero particularmente la de Reino Unido- se están propagado rápidamente a través de Estados Unidos, “donde están duplicando su prevalencia y aumentando cada 9.1 días”.
Y es que el faltante de suficientes vacunas, los problemas para su implementación efectiva y la priorización para su suministro, así como otros tropiezos con la vacuna, según Heather Hollingsworth están empujando a que “más estadunidenses estén tomando la decisión de que sus seres queridos con enfermedades terminales mueran en casa en lugar de hacerlo en hogares de ancianos y hospicios”.
Porque para muchas familias en medio de la pandemia, el hogar propio es un mejor entorno que “el aterrador escenario de decir adiós a sus seres queridos detrás de un vidrio o durante una videollamada”.
Organizaciones de perfil nacional dedicadas a proveer cuidados paliativos informaron a la fuente que muchas morgues están experimentando “aumentos porcentuales de dos dígitos en el número de pacientes atendidos en el hogar”.
Por ejemplo en Misuri, desde que golpeó la pandemia devastando a sus comunidades, las morgues no se dan abasto, dice AP. Sus empleados, “han estado haciendo más viajes que nunca a hogares de ancianos para recoger cuerpos, incinerarlos y/o embalsamarlos”.
Los trabajadores de las morgues “llegan regularmente a las casas en el área de Springfield y retiran los cuerpos de las personas que decidieron morir en casa”, en lugar de pasar sus últimos días en un hogar de ancianos u hospital donde se prohibieron las visitas familiares.
Brian Simmons, propietario él mismo de una morgue en Springfield, dice entender muy bien por qué la gente prefiere que sus seres queridos mueran en casa. Afirmó a la fuente que junto con su familia fueron un día al hospital donde se hallaba su hija, padeciendo la última etapa del covid, “y la vimos una vez a través del cristal cuando la pusieron en el ventilador…, y luego no la volvimos a ver hasta después de su muerte”.
Con todo, Misuri no es el único lugar donde está ocurriendo esta tragedia. En todo el país “los pacientes terminales, tanto con COVID-19 como con otras enfermedades terminales, toman decisiones similares y mueren en casa”.
Este fenómeno se ha desarrollado por casi todo el país. Westminster, Maryland ha experimentado un aumento del 30 al 40 por ciento en la demanda de atención domiciliaria, dijo la directora ejecutiva, Regina Bodnar. “Evitar los hogares de ancianos y los riesgos de coronavirus es el factor más importante detrás del aumento».
Antes de la pandemia los trabajadores de centros de cuidados paliativos cuidaban a los pacientes que “morían de enfermedades cardíacas, cáncer, demencia y otras enfermedades terminales en centros de atención a largo plazo y, en menor medida, en su propio hogar”. Pero muchas familias dudaron en seguir esta ruta debido a los muchos desafíos logísticos, incluidos los horarios de trabajo y las complicadas necesidades médicas.
Sin embargo la pandemia cambió las cosas. De repente, «las personas comenzaron a trabajar desde casa y tenían más tiempo», y se sintieron más cómodas con los cuidados paliativos domiciliarios, “sabiendo que la alternativa era la falta de visitas en los hogares de ancianos”.
Carole Fisher, presidenta de la Asociación Nacional para la Innovación en el Cuidado de la Salud y el Hospicio, declaró a la fuente que «Todo se aceleró. He escuchado a familias decir: ‘Ahora puedo cuidar a mi anciana madre de manera muy diferente a como podía antes, porque trabajo desde casa’”. Sin embargo, morir en casa no es para todos. Cuidar las necesidades de un pariente gravemente enfermo puede significar “noches de insomnio y estrés adicional a medida que la pandemia avanza”■