A medida que los incendios forestales de California se vuelven más intensos y frecuentes, muchos niños y niñas han resultado con estrés, depresión y ansiedad. Por esa razón, las autoridades tienen planes para incluir servicios de salud mental en los refugios durante las emergencias. Heidi de Marco, periodista de Kaiser Health News platicó con dos hermanas adolescentes que pasaron por esa dramática experiencia, y nos cuenta su historia desde Sonoma, una ciudad al noreste de San Francisco.
El sutil olor a madera quemada pone en máxima alerta a las jóvenes hermanas Maia y Mía Bravo. Velozmente salen al patio de su casa. Mía, de 14 años, agarra la manguera del jardín, riega el patio y las plantas, mientras que Maia, de 17 años, busca el origen del fuego.
Esta urgente reacción al mínimo olor a humo les recuerda lo que vivieron hace cinco años cuando durante la madrugada, un incendio forestal llegó a la puerta de su anterior hogar en Glen Ellen, un pequeño pueblo en la región vinícola del norte de California. Su mamá, Erandy Bravo, una ama de casa de 43 años recuerda cómo despertó a sus hijas.
“¡Vístanse, pónganse algo y vámonos! No se espanten pero hay fuego”
La familia Bravo escapó del incendio Tubbs, que arrasó partes de los condados de Napa y Sonoma, y la ciudad de Santa Rosa. De todas sus pertenencias, lo único que se llevaron fue la cobija de su hermanita de 3 meses. Fue una terrible experiencia, dice Erandy.
“Usted va pasando en la carretera y el calor de los lados era insoportable. Bolas de fuego que caían de un lado a otro”
Mientras la familia Bravo se alejaba por caminos iluminados por árboles en llamas, Mía se mantenía en silencio. Maia vomitó e inició tener pesadillas llenas de fuego. Dice que al escuchar las sirenas de los bomberos se despertaba presa de pánico.
“Los primeros años me daba miedo y no podía dormir porque pensaba que otra vez iba a venir el fuego”
Después de un desastre natural, como un incendio forestal, el trauma persiste años después de reemplazar las posesiones perdidas o encontrar una nueva vivienda, dicen especialistas. Oler humo, ver cenizas o escuchar sirenas pueden actuar como disparadores emocionales, y cinco años después eso le sucede a sus dos hijas, afirma Erandy.
“Que les quedó de trauma? Son expertas en oler el humo. Ahora eso es lo que nos quedó de experiencia”
El 2020 California pidió a los médicos del programa estatal Medicaid evaluar a niños y adultos, para ver si manifestaban secuelas relacionadas con experiencias traumáticas en su infancia. Los resultados, publicados este marzo pasado, mostraron que los niños y adultos de los condados del norte del estado, una región principalmente rural que en los últimos años ha sido golpeada por grandes incendios forestales, tenían un mayor riesgo de estrés tóxico o trauma. Médicos y funcionarios de salud coinciden que los incendios contribuyeron a estos resultados.
“Definitivamente es un factor”, dice Joanne Reid, pediatra en Willows, un pequeño pueblo en el condado de Glenn. “Definitivamente causa estrés diario. Ahora se está convirtiendo en una norma”
Por su parte Patricia Galindo, coordinadora de servicios familiares del Centro La Luz, una organización de servicios sociales en Sonoma, dice cómo y porqué los niños fueron los más impactados.
“Fueron afectados en el modo de que sus padres perdieron de trabajar, tuvieron que irse a los shelters, todos salieron corriendo. Entonces eso fue un trauma para ellos porque son niños y no saben cómo procesar eso. Para un niño chiquito de 4 años eso es algo que él va a cargar por mucho tiempo”
También le afectó mucho el incendio del 2017 a su hijo, que entonces tenía 6 años, dice Nohemí Palomino Andrade, educadora sobre incendios forestales y preparación de desastres de Santa Rosa.
“Mi niño, cuándo empieza a hacer mucho aire se le viene a la mente que va a ver un incendio. Ya agarra su maleta y la tiene en la entrada de la casa, él ya está listo para cualquier emergencia”
El informe anual señaló que en el condado de Shasta, golpeado por el incendio Carr en 2018, siete de cada 10 niños y adultos tenían un alto riesgo de trauma. También la mitad de los niños y adultos del condado de Napa, donde el incendio Tubbs arrasó la región vinícola en 2017. Por eso los servicios de emergencia han comenzado a integrar el bienestar mental de niños y adultos en sus planes de respuesta de desastres.
Funcionarios del condado de Sonoma -que desde 2015 ha sido golpeado por cinco de los incendios forestales más destructivos del estado–, como parte de sus nuevos planes de emergencia desplegarán en los refugios a trabajadores de salud mental.
De regreso con la familia Bravo, las jóvenes Maia y Mia han tomado un actitud proactiva para superar las secuelas de su traumática experiencia, dice su mamá Erandy.
“Y a la fecha, todavía nos preguntan que si quieren ayuda ellas y yo les digo que si lo necesitan, adelante. Pero optaron mejor por acudir a talleres de salud mental para poder ser ellas líderes en eso”
Maia, quien se graduó de la escuela secundaria en junio estudiará psicología en otoño en Santa Rosa Junior College. Mientras que su hermana Mía, que está en el grado 10, quiere ser operadora del servicio de emergencias.
Cuando a principios de este año olieron humo en el patio de su nuevo hogar pronto se dieron cuenta que era la chimenea de su vecino. Mía cerró la llave del agua y enrolló la manguera. Las dos hermanas, seguras y tranquilas, regresaron al interior de su casa.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino desde Sonoma, California, Heidi de Marco.
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