De la redacción
Líderes de organizaciones civiles de perfil nacional dicen estar muy preocupados por lo que consideran “El descuido o la negligencia de los partidos políticos hacia los votantes latinos”, en una elecciones donde lo que está en juego es “el alma de esta nación, y lo que quiere ser”. De acuerdo con cifras de la Oficina del Censo sobre la última participación electoral de los latinos en 2018, respecto a 2014, los latinos dieron un salto de 13.4 puntos porcentuales (alcanzando un 40 por ciento), mientras que los blancos aumentaron el 11.7% y los afroestadunidenses un 10.8%.
En un reporte reciente del Centro de Investigación Pew se afirma que cada 30 segundos un latino cumple 18 años y es elegible para votar. Eso es aproximadamente 66 mil latinos cada mes, u 800 mil cada año. Y los llamados latinos ‘millennials’, que representan un bloque de votantes sin explotar tanto para demócratas como para republicanos, están creciendo más rápido que otros grupos étnicos y en su mayoría son ciudadanos estadunidenses. Es más probable que sean bilingües y más probable que utilicen la tecnología móvil para planificar y hacer sus selecciones.
Cifras del Censo sobre las elecciones intermedias de 2018 afirman que de 32 millones de latinos que viven en Estados Unidos aproximadamente la mitad será elegible para votar en noviembre. Sin embargo, también señala que históricamente más de la mitad del electorado se han quedado en casa el día de las elecciones presidenciales.
De acuerdo con un grupo de líderes latinos de perfil nacional, entrevistados por The Atlantic, los latinos esta vez no parecen tan entusiasmados como en 2012 o 2016, ente otras cosas porque las campañas presidenciales los han contactado muy poco, siendo el bloque electoral más grande las minorías en este ciclo electoral. Además, durante las próximas dos décadas la proporción de latinos en el electorado aumentará considerablemente, con un millón de –potenciales- votantes jóvenes que cumplen 18 años cada año. Con estos números, el bloque tendrá el potencial de remodelar la dinámica política del país, en parte trasladando el poder a un nuevo bloque de votantes más jóvenes.
No obstante, sin esfuerzos más fuertes y consistentes para movilizar a estos estadunidenses, los latinos no se convertirán pronto en la fuerza política que están preparados para ser. Al parecer, los partidos políticos siguen pensando en el elector latino como el “gigante dormido”, un sector demasiado poco confiable para votar. ¡Craso error!
Lo que desnudó la pandemia
Hemos dicho ya que la pandemia de Covid-19 afecta de manera desproporcionada a los latinos en el ámbito de la salud, el empleo y la vivienda, por citar tres rubros importantes para todos. Pero la pandemia ha golpeado desproporcionadamente a las comunidades latinas, “destruyendo su riqueza y devastando a sus familias”, dice la organización Latino Decisions. “Más de 25 mil latinos ya han muerto. Más de 3 millones están desempleados. Cuatro de cada 10 familias latinas con niños pasan hambre y el 44% de los inquilinos latinos no están seguros de poder pagar la renta o la hipoteca”.
La pandemia puede atrofiar el poder político latino, dice la revista Atlantic. “Además del deslucido alcance de los candidatos presidenciales, COVID-19 puede deprimir el interés de los votantes en una elección que parece desconectada de las terribles situaciones de muchas comunidades… incluso cuando los latinos se convierten en el bloque de votantes minoritario más grande del país, con el potencial de cumplir una recompensa electoral masiva para cualquier partido que los movilice”.
Cuando Latino Decisions encuestó a las comunidades después del primer pico de aumento nacional de COVID-19, “uno de cada cuatro latinos dijo que sabía de un familiar o amigo que estaba enfermo con el coronavirus. Ahora casi la mitad dice eso”.
Algunas estadísticas
- Los latinos trabajan abrumadoramente en empeos que se consideran servicios esenciales o en roles donde el distanciamiento social es casi imposible.
- Muchos de estos trabajos pagan salarios bajos y decenas de trabajadores latinos no podían permitirse quedarse en casa cuando la primera oleada de infecciones por coronavirus azotó el país.
- Incluso ahora, los latinos representan casi el 31% de los casos de COVID-19 aunque sólo son alrededor del 1% de la población.
- Tienen tres veces más probabilidades de ser infectados por el coronavirus que los estadunidenses blancos, y el doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad.
- Casi una cuarta parte carecen de seguro médico o de acceso a una atención médica confiable.
- Tienen tasas más altas de diabetes y otras afecciones preexistentes que los estadunidenses blancos, factores que agravan el efecto del COVID-19.
María Teresa Kumar, presidenta de la organización política Voto Latino, en su primera vez que respalda a un candidato recientemente dio su apoyo a Joe Biden. Ella dijo a Christian Paz, de The Atlantic, que “Nada ha expuesto nuestras disparidades y desigualdad de ingresos tanto como COVID, porque las personas que podían refugiarse en algún lugar tenían una opción… Te apuesto a que esas madres latinas [saliendo a trabajar], si tuvieran una opción, ellas también se quedarían en casa para cuidar a sus hijos y no enfermarse y no exponerse a sí mismas ni a sus familias”.
Cifras del Departamento del trabajo sostienen que la tasa de desempleo de los latinos en el punto álgido del primer pico de la pandemia alcanzó un máximo del 18.9%, “la peor tasa entre los grupos demográficos”, antes de descender al 10.5%. Hoy la tasa general de desempleo es de 8.4%, pero esta cifra invisibiliza la realidad de los latinos, que siguen siendo pesimistas sobre el futuro.
Por ejemplo:
- Una gran mayoría cree que lo peor del estrés económico de la pandemia aún está por llegar.
- Este estado de ánimo coincide con las predicciones de los economistas sobre la lenta recuperación que se avecina para la fuerza laboral latina.
- La abrumadora mayoría de latinos forman parte del sector de servicios, que se ha visto particularmente afectado por la recesión.
- Los latinos representan aproximadamente la mitad de las empleadas domésticas, amas de llaves y trabajadores de la construcción, y más de un tercio de los cocineros y empleados de restaurantes.
Por otra parte, Héctor Sánchez Barba, presidente del grupo de defensa política Mi Familia Vota, señala que el 80% de los trabajadores indocumentados son trabajadores esenciales, “una historia similar para los latinos en general». Dice también que “La pandemia y sus efectos financieros son los temas definitorios en la mente de los votantes en este momento cuando los organizadores se acercan. Pero para muchos latinos, estas luchas por sí solas no los motivan a votar, porque la elección presidencial parece no tener relación con su vida diaria. Están más preocupados por llegar a fin de mes que por votar en noviembre”.
Chuck Rocha, de Nuestro PAC, dijo a la fuente estar “preocupado por la participación en noviembre de las personas que están desempleadas, que están tratando de alimentar a sus familias”. Señala que la desconexión que sienten muchos latinos entre las elecciones y sus propias condiciones materiales es en parte “producto de la falta de atención a los votantes y de la poca educación al respecto de los principales partidos políticos”, aunque no asignan la misma culpa a demócratas y republicanos.
En cuanto a los latinos, Rocha sostiene que “el problema clave de los demócratas es su modo anticuado de pensar sobre los votantes latinos, viéndolos como votantes de ‘baja propensión’ que no merecen grandes inversiones tempranas en la divulgación”. Y junto con las hostiles políticas republicanas hacia ellos, esto combinado puede “deprimir el interés de los votantes latinos”, que se vio afectado en las encuestas de febrero a junio, aunque en las más recientes de mediados de agosto y principios de septiembre muestran un fuerte repunte”.
Rocha elevó las siguientes preguntas:
“¿Es un virus que nos está matando a un nivel tres veces superior al de otras personas? ¿O es el desempleo? ¿Son los miembros de la familia los que están en el limbo debido a la situación migratoria en este momento?». Y concluyó: “Me preocupa la participación en noviembre de personas que están desempleadas, que están tratando de alimentar a sus familias, y nosotros estamos tratando de que vayan a votar».
Y es que como se sabe, históricamente ambos partidos han tendido a acelerar sus esfuerzos de acercamiento a los latinos sólo en la recta final de la temporada electoral, con anuncios en español de última hora y tocando las puertas de sus vecindarios en busca de su voto. Pero “en agosto, muchos votantes latinos no habían tenido noticias de ningún partido político este año. En junio, las mayorías en La Florida, Nevada, Pensilvania y Texas informaron que aún no habían sido contactados por ningún candidato, campaña u otra organización política”. Y en la encuesta nacional de votantes latinos, de principios de septiembre, “sólo el 40 por ciento dijo que había sido contactado”.
Tania Unzueta, directora política de la progresista red organizadora Mijente , dijo a Christian Paz que “se le está pidiendo a las personas que voten en medio de una crisis, cuando no tienen trabajo, cuando los echan de casa, cuando los miembros de su familia son deportados… El desafío [para los demócratas] es hacer que la gente vea la conexión entre eso y el presidente Trump y su agenda; y entender que [votar] es parte de cómo cambiamos esas condiciones materiales».
En síntesis, a 6 semanas de la elección más importante en la vida de los actuales votantes, no se puede seguir pensando con desdén o negligencia sobre el voto latino pues las consecuencias serían muy negativas para todo el sistema electoral de Estados Unidos, y podrían perdurar por generaciones■