¿Qué significa para nosotros la música de nuestros abuelos? ¿Se puede usar esta música para recuperar la cultura perdida por la esclavitud o la migración? En el histórico Teatro de Ópera de Bayview, en San Francisco, California, se llevó a cabo un concierto que exploró estas preguntas. Cuatro grupos musicales con raíces en diferentes continentes pero que han hecho de California su nuevo hogar, buscan con su música conectarse con sus antepasados y al mismo tiempo inspirar a las nuevas generaciones. Nuestra reportera Zaidee Stavely estuvo ahí y nos entrega una crónica del concierto.
Las voces y los tambores del Coro Awon Ohun Omnira retumban en el Teatro de Ópera del Bayview.
Para estos artistas afroamericanos, esto es mucho más que una interpretación musical, porque sus ancestros fueron esclavizados. A diferencia de todos los demás grupos inmigrantes, los despojaron casi totalmente de su cultura, señala Wanda Ravernell directora del Instituto Omnira:
RAVERNELL: “Other immigrants bring culture and keep it. We didn’t get to keep that, we didn’t get to keep language, we didn’t get to keep much of anything”.
(Otros inmigrantes traen algo con ellos y se lo pueden quedar. Nosotros no. No pudimos mantener el lenguaje. No pudimos mantener casi nada).
Los músicos del grupo Omnira aprendieron algo de la cultura y las tradiciones que podrían haber sido de sus ancestros, cuando conocieron la música de los orishas, de la religión de la santería que llegó a Cuba del Oeste de África.
A través de sus tambores y cantos, el grupo Omnira busca conectar a los afroamericanos con la espiritualidad de sus antepasados. También consuelan con esta música a las familias de los que han muerto a manos de la policía. Y dicen que la fuerza de los ancestros cura, porque ellos también sufrieron mucha violencia.
Además de la música de los orishas, el Coro Awon Ohun Omnira también reproduce cantos de The Ring Shout, o El Grito en Círculo, una tradición afroamericana de las Islas de Mar del estado de Georgia. Ravernell dice que tiene mucho en común con las ceremonias de los orishas.
RAVERNELL: “I had read about the Ring Shout all my life. That the source of African-American music was the ring shout. But that was a word. When I saw it, since I had been at ancestor ceremonies by then, I said, I know exactly what that is. We were able to put these two traditions together, and feel confident being able to say to African Americans, there’s this and this, we didn’t lose all of it.” (Yo había leído sobre el Grito en Círculo toda la vida. Había leído que la fuente de la música afroamericana era el grito en círculo. Pero eso era una palabra. Yo nunca lo había visto. Cuando lo vi, y como ya había ido a ceremonias de los ancestros, dije, Yo sé exactamente que es esto. Y sabía a qué se referían. Pudimos poner estas dos tradiciones juntas y tenemos la confianza de poderles decir a los afroamericanos, mira, hay esto y esto, no lo perdimos todo).
Una de las integrantes del grupo, Acacia Woods-Chen, dice que estar en el grupo Omnira y cantar esta música representa algo muy especial.
WOODS-CHEN: “Siento que tenemos una forma de romantizar la cultura, sin poner mucha atención al dolor que hemos sufrido, solamente para mantener quienes somos. Esta es una revitalización de las dos partes”.
El dolor también está muy presente en la música de Isik Berfin, de 21 años, quien llegó de Turquía cuando tenía cinco. Junto con su madre Özden Östoprak, cantan historias de su grupo étnico Zaza. Algunas de las canciones hablan del genocidio sufrido por su pueblo en Turquía, donde su idioma y su música son reprimidos. Así que para ellas, la música es una forma de libertad de expresión. afirma Berfin:
BERFIN: “In Turkey, because of the regime that’s been going on for years now, the Kurdish or the Zazas are not allowed to speak our language nor sing in our languages. So we started doing music. Although they tried shutting down music radio or television, we still try to do it worldwide.” (En Turquía, por el gobierno que ya tiene años, los kurdos o los zazá, no nos dejan hablar nuestro idioma ni cantar en nuestros idiomas. Así que comenzamos a tocar música. Aunque trataron de cerrar nuestras radios y televisiones, tratamos de tocar la música en todo el mundo).
La madre de Berfin, Özden Östoprak, dice que es un honor poder cantar ahora con su hija:
BERFIN: “She said that when I’m with her, she feels whole, and she feels she’s at home and I’m her inspiration to keep on going.” (Ella dice que, ‘Cuando estoy con ella, se siente completa, y se siente en casa, y soy su inspiración para seguir adelante’).
Berfin dice que se siente feliz de compartir la cultura de su pueblo. Y eso justamente es también lo que busca un grupo de jóvenes recién llegados de México y Centroámerica, que se organizaron para que su escuela, la preparatoria Lincoln de San Francisco, les abriera un espacio para formar una banda de música latina. Beatriz de 18 años es de México.
BEATRIZ: “Sentíamos que nos faltaba algo para todavía vivir nuestra cultura y traerla aquí en la Lincoln, para que siguiéramos con la tradición de allá. Queríamos revivir esas culturas y tener música latina para la gente recién venida, que se sintiera apoyada y bienvenida”.
Los integrantes de la banda son de Guatemala, Honduras, El Salvador y México. Algunos llegaron a San Francisco hace 10 años, otros hace 2… y uno llegó apenas hace 3 meses. La mayoría de los jóvenes centroamericanos huyen de la violencia en sus países, y muchas veces también sufren maltrato durante su difícil viaje al Norte.
Le pregunté a Alejandra, de 17 años, si la música les ayuda a curar esas heridas.
ALEJANDRA: “Por medio de la música expresamos nuestros sentimientos y no nos da miedo estar unidos, porque sabemos que hay gente latina aquí; por medio de la música nosotros lo hacemos con el corazón y sabemos que tenemos la ayuda de Miguel y todos los latinos y nos sentimos con seguridad aquí”.
Tienen una fuerza especial estos jóvenes. «¡Son fuertes!», dice Miguel Govea, el maestro de la banda.
GOVEA: “Yo vi eso inmediatamente, tienen mucha energía, tienen mucho corazón en la música, pero necesitan estar apoyados”.
Govea es un músico bastante reconocido en San Francisco. Junto con su esposa Susan Peña han hecho de la música una tradición y una costumbre familiar. La pareja toca junto con sus dos hijas, Cecilia en trompeta y René en acordeón.
Además de ser músicos, cada uno en la familia Peña Govea da clases en las escuelas públicas, así que fue natural para ellos invitar a los alumnos de la Lincoln a que los acompañaran en el concierto de Sonidos de California.
GOVEA: “Somos establecidos acá, latinos, mexicanos, chicanos, pero las raíces no son tan aparte de ellos. Mi papá vino de la Ciudad de México y mi abuelo de Jalisco, para trabajar; para escapar la violencia de la Revolución (Mexicana)…, las mismas razones. Yo creo que las historias son las mismas entre generaciones”.
El último grupo de esta tarde también tiende un puente entre generaciones… y entre culturas. Es el grupo Au Co, integrado por niños, adolescentes y adultos que tocan instrumentos milenarios de Vietnam. Comienzan con una canción tradicional vietnamita, El Tambor del Arroz.
Van Anh Vo es la maestra del grupo y una artista reconocida que también toca con grupos famosos como el Kronos Quartet. Ha estado tocando música tradicional desde que tenía 6 años.
VO: «I felt it is very fortunate, almost even like I had a time machine to see what happened in the past. As I am living now in this century, I want to do music that shows the identity of our country, but it has to speak a Californian or American voice” (Me sentía afortunada, como si tuviera una máquina de tiempo para ver lo que ocurría en el pasado. Como ahora vivo en este siglo, quiero hacer música que muestra la identidad de nuestro país, pero tiene que hablar con una voz californiana o estadunidense).
Esas voces californianas que incorpora son tan diversas como la población del estado… como esta canción muy conocida en el mundo latinoamericano… La Paloma.
VO: “When we played the second song, a lot of our friends from other communities started to clap because they didn’t expect that we would include their culture in our own presentation. So that is our message, we are not only sharing, but we also want to get influences from other communities and we influence. We use music to open discussion and learn about each other”
(Cuando tocamos la segunda canción, muchos de nuestros amigos de otras comunidades comenzaron a aplaudir, porque no esperaban que nosotros incluyeramos su cultura en nuestra presentación. Así que ese es nuestro mensaje, que no sólo estamos compartiendo, sino que queremos que otras comunidades nos influyan, y nosotros también las influimos. Usamos música como una forma de arte para abrir la discusión y aprender unos sobre los otros).
El grupo Au Co finaliza su participación interpretando su versión de una canción que todos los presentes conocen… del gran guitarrista Jimi Hendrix.
Y así culmina el concierto de Sonidos de California en Bayview. Una multitud de niños y adultos tocan juntos una canción de rock con instrumentos inventados hace miles de años en otro continente. La música sí que es una máquina de tiempo, que conecta a los ancestros con los californianos de hoy, con todos sus diversos sonidos.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, Zaidee Stavely.