El enterarse de la muerte de una empleada y el contagio de varias más por coronavirus, trabajadoras de una fábrica de material médico en Chicago detuvieron labores en protesta porque según denuncian se les ocultó la información. Aunque han regresado ya a sus labores, las trabajadoras inconformes piden al dueño de la empresa les ayude a protegerse otorgándoles catorce días de cuarentena, cierre temporal de la fábrica para limpieza profunda y estrictas medidas de protección. Con más detalles, reporta Jessica Bedolla.
“Ella me dijo, ‘me siento mal…, sí mi’jito, como que no alcanzo a respirar, tengo fiebre”
Esas son las palabras que Federico Hernández recuerda le dijo su esposa Eugenia mientras trabajaba cosiendo equipo de hospitales en la fábrica LSL Healthcare, en la ciudad de Chicago.
“Yo le dije, pues vete para la casa…, pero no la quisieron dejar ir hasta que cumplió su horario, y de ahí se vino con esos síntomas”
Ya en su casa Eugenia no daba síntomas de alivio. La internó en un hospital con una fuerte neumonía, y un semana después la diagnosticaron con coronavirus. Federico dice que su esposa, de 49 años de edad y con diabetes luchó por su vida durante 23 días hasta que hace dos semanas falleció dejando cuatro hijos a los que no pudo decirles adiós.
“Lo que perdí no tiene precio, es un valor incalculable”
Federico Hernández, quien trabaja en la misma fábrica que su esposa, responsabiliza a la empresa porque dice que les daban una mascarilla y un par de guantes para toda una semana de trabajo y además no se respetaba la sana distancia recomendada por las autoridades.
“Éramos un grupo de adentro de las máquinas, 80 o 100 cien personas bastante juntas, no había acceso y a veces hasta chocándose”
Cuando las demás trabajadoras supieron de la muerte de Eugenia, se llenaron de indignación por que la empresa les ocultó su enfermedad y además se enteraron que otras cinco empleadas tenían síntomas similares y seguían trabajando con conocimiento de los supervisores, dice Ana Pérez, amiga de Eugenia y con 5 años trabajando en esa compañía.
“Después pasaron otras dos, creíamos que era una gripa normal, y luego dejaron de venir”
Eso fue la gota que derramó el vaso de agua y la semana pasado tomaron acción.
Se escucha ambiente de protesta…
Detuvieron labores y llevaron a la oficina central de la empresa una carta firmada por 35 trabajadoras, dirigida al dueño de LSL Healthcare, Ahs Luthra.
Maritere Gómez, organizadora Arise Chicago, una organización pro inmigrante de la ciudad, asesoró a las trabajadoras.
“Quieren irse a auto cuarentena y que se les pague, que sus jefes directos no les falten al respeto, y que se comuniquen”
Pero además exigen una esterilización profesional completa de la fábrica. Como encontraron las oficinas cerradas, dejaron la carta en la puerta.
Sonido ambiente…
Días después de la protesta el dueño respondió por escrito que lamentaba la falta de comunicación. Además, las trabajadoras tomaron algunas medidas limitadas de distanciamiento social, pero insisten que el patrón les dé la cara; porque no les ha respondido sobre la cuarentena pagada y ya se han reportado más trabajadoras infectadas, dice Claudia Barrera, una de las trabajadoras que alzaron la voz.
“De hecho son 11 personas, un grande porcentaje de las que trabajamos allí”
La empresa respondió a Radio Bilingüe con un comunicado donde asegura que desde mediados de marzo iniciaron labores de limpieza profunda y se han guiado por las reglas de las autoridades sanitarias. Por su parte, la organizadora Maritere Gómez dice que lo que sucede en esta empresa está muy extendido en otras fábricas de la ciudad.
“Muchísimas compañías que repiten la misma historia, pues quieren seguir la producción pero debido a la manera de que se hace el trabajo no se puede mantener los 6 pies de distancia”
Y en la más reciente cifra de contagios en Illinois, los latinos salen muy desfavorecidos, dice el gobernador, J. B. Pritkzer. De los últimos que se han hecho la prueba y salieron positivos 6 de cada 10 son latinos.
Por su parte Federico Hernández quedó viudo y con 4 hijos de 14 a 25 años. Contempla volver al trabajo en los próximos días, ya que ve difícil encontrar otro empleo a sus 61 años. Lo que sí está claro es que cuando pase todo esto llevará las cenizas de su esposa a Toluca, México, y que la memoria de su esposa le dará fuerza para sacarlos adelante.
“No me va ser fácil asimilar todo esto… tengo una gran responsabilidad”
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, Foto y Texto de Jessica Bedolla.
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