De la redacción
Luego de su derrota electoral el presidente Trump está induciendo emociones turbulentas entre sus partidarios, quienes asumieron que su líder obtendría una victoria sólida. El dolor, la ira y la conmoción se encuentran entre esos sentimientos expresados por sus bases más fanáticas, o entre la porción más fiel de los 71.9 millones de estadunidenses que votaron por él y que a estas alturas todavía no creen que perdió.
Varios expertos y los principales funcionarios electorales que representan a ambos partidos políticos en todo el país han dicho en entrevistas y declaraciones públicas que el proceso había sido un éxito notable a pesar de la participación récord y las complicaciones de una pandemia peligrosa. Y que el ganador de la elección presidencial en 2020 había sido claramente el demócrata Joe Biden. Pero trump ha vueldo a declarar que no concederá su derrota apelando a un falso fraude electoral.
Hasta el momento, no hay evidencia de que tal fraude u otras irregularidades desempeñaran un papel en el resultado de la elección presidencial, como alega –sin pruebas- el presidente Trump. Y en el ámbito estrictamente legal, los expertos ha demostrado que las querellas judicialesdel presidente no tiene sustento ni méritos para constituir una demanda legal en forma.
En tanto, durante los últimos días Trump y los miembros de su administración, así como los republicanos del Congreso y los aliados de la derecha se han negado a aceptar los resultados que muestran como ganador de las elecciones al presidente electo Joe Biden.
Así que el dolor y la ira que va creciendo entre las bases fanáticas de Trump, tras la conmoción por la derrota, han acuñado un fuerte escepticismo acerca de los resultados, y son reacios a escuchar los llamados a la unidad del presidente electo.
Y es que Trump han presentado al menos 15 desafíos legales sólo en Pensilvania, en un esfuerzo por reclamar los 20 votos electorales del estado. Lo mismo ocurre con Georgia, Arizona, Nevada y Michigan. Sin embargo, los expertos dudan que las demandas puedan revertir el resultado en un sólo estado, y mucho menos en las elecciones generales. “Los ayudantes y aliados de Trump lo han admitido en privado, lo que sugiere que los desafíos legales están diseñados más para azuzar a su base” que para otra cosa, reporta Prensa Asociada.
Como se sabe, muchos de los desafíos legales de la campaña de Trump han sido desestimados en los tribunales. Y con Biden liderando a Trump por márgenes sólidos en estados clave o campo de batalla, ninguno de esos problemas tendría ningún impacto en el resultado de las elecciones.
Aun así, “cualquier fragmento de posibilidad es suficiente para que algunos partidarios de Trump rechacen la realidad, se sientan agraviados y rechacen los llamados de Biden a la unidad”, provocando, eso sí, un desafío político para el presidente electo, que se alimenta con el aumento de las dudas que va introduciendo Trump sobre la legitimidad de la victoria de su oponente, lo que dificultará la referida unidad buscada por Biden.
Pero durante una audiencia en la corte de Pensilvania esta semana, sobre una de las muchas demandas electorales presentadas por Trump, el juez Jonathan Goldstein le preguntó a un abogado de la campaña del presidente si había encontrado signos de fraude entre las 592 boletas impugnadas. La respuesta fue no. “Acusar a una persona de fraude es una acusación muy seria”, advirtió el juez.
Entre tanto, los ojos de la nación están puestos en la segunda vuelta de Georgia el 5 de enero, porque ésta podría determinar el funcionamiento de la nueva administración. Un senado en manos de los republicanos, de Mitch McConell, predice el estancamiento de las propuestas legislativas, las designaciones de jueces y legisladores. Recuérdese que tras la victoria de la fórmula Obama-Biden en 2008, McConnell dijo que se encargaría de que esa fuera una administración de un sólo término. Y ahora ha decidido seguir a Trump en el desconocimiento de los resultados de las elecciones.
Hay que saber que los votantes de Georgia pueden solicitar una boleta de voto en ausencia hasta antes del 18 de noviembre. Pero la votación anticipada en persona comienza el 14 de diciembre. Y el 6 de enero se sabrán los resultados.
Una vez que todos los estados concluyan los conteos de los votos, las autoridades de cada estado certifican a qué candidato apoyarán los delegados del Colegio Electoral, la entidad que efectivamente elige al presidente. Y a partir del 3 de enero de 2021, el recién elegido Congreso federal de Estados Unidos se reúne en Washington, D. C. para certificar al ganador el 6 de enero, y el 20 de enero toma posesión del nuevo presidente. Esto, si las cosas salen como anticipa Biden
Con todo, según The New York Times comienzan a mostrarse las grietas en el ‘muro rojo’ de Trump, mientras más republicanos aceptan la victoria de Biden. Ahora por ejemplo, se suman a este apoyo el gobernador Mike DeWine, de Ohio, y el veterano agente republicano, Karl Rove, quines instgan al presidente Trump a aceptar la derrota. En tanto, otros republicanos están avanzando en esa dirección■