Cada día más en los hogares mexicanos y centroamericanos de Estados Unidos se celebran los Días de Muertos el 1 y 2 de noviembre. En Madera, California, unos 500 migrantes indígenas del estado de Oaxaca, en el sur de México, se reunieron para conmemorar el Día de Muertos al tradicional estilo del México profundo: con todos los rituales que manda la costumbre. Juan Santiago nos entrega el reportaje.
Se escucha sonido de alguien trabajando en una Ofrenda Altar del Día de los Muertos…
En la víspera de la celebración del Día de Muertos, migrantes indígenas mixtecos, triquis y zapotecos construyen un altar. Juana Gómez, vestida con su mandil, recibe flores por parte de los que vinieron a ayudar a armar el altar.
“Haciendo, adornando los arcos, los palos para los arcos en donde vamos hacer la ofrenda a nuestros fieles difuntos, a nuestros muertos”, die Juana Gómez.
Se escucha a Jorge Hernández animando la gente que está construyendo el altar…
Ya por varios años los migrantes indígenas del estado de Oaxaca celebran el Día de Muertos en esta comunidad. Este año se empezó a organizar desde el verano, cuando se reunieron los vecinos para sembrar la semilla de la flor de cempasúchil en un jardín comunitario.
Brenda Ordaz, una joven zapoteca integrante del comité organizador, dice que este espacio es importante para que la comunidad cree un sentido de pertenencia:
“Encontrar un espacio donde podemos expresar eso que traemos, la cultura, el arte… los valores y principios de la familia, que muchas veces cuando nos movemos o emigráramos siempre es lo mismo: ¿En dónde quepo yo en esta comunidad? ¿En dónde encajo? ¿Dónde hay gente como yo?”
A mediodía, en la víspera de la celebración la gente comenzó a cortar las flores para decorar el altar.
Se escucha a las personas cortando las flores….
Celina Mendoza, una madre mixteca, llegó de Fresno con sus hijos para ayudar a cortar las flores.
“En Fresno no hay ese evento, entonces tuve que traer a mis hijos desde Fresno para que pudieran tener esa experiencia y empezar a tener memorias y oportunidades de cosas que no se pueden hacer aquí, que casi no existen aquí”, sostiene Mendoza.
Mendoza dice que no sólo a los niños les sirve esta experiencia para crear conciencia sobre su cultura:
Se escucha al evento…
El día del evento, la gente llega con sus veladoras en la mano y lo primero que hacen es visitar el altar en donde como ofrenda están acomodadas tortillas de maíz, frutas, mole, pan, y refresco.
“Desde antes de la llegada de los españoles nosotros festejábamos a los difuntos. En la mixteca tenemos tres cielos donde se van los que nos dejan por un momento”, afirma Jorge.
Jorge Hernández llegó desde Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, con su grupo “Itandiyoo”, que deleitó la fiesta con su música.
Se escucha la canción El palomo…
“Se trata de compartir lo que tenemos porque si no lo llevamos ahí se queda y ya nunca más se escucha, como ha sucedido con mucha música que se ha perdido en Juxtlahuaca”
Hernández, su esposa Judith Salazar y sus hijos, Yael y Alexis, han recuperado muchas melodías de Oaxaca, conocidas como “chilenas”.
“Hemos recopilado más de 300 sones entre rubio, chilolos, para que queden en la memoria y queden escritas. Yo como le digo, yo no toco bien, pero si está escrito cualquier momento agarro la nota y la ejecuto y le doy mi gusto”
La fiesta fue muy significativa para muchos, como Marcelo Vásquez, quien ha vivido aquí en Madera más de 40 años.
“Gracias a Dios que aquí estamos demostrando igual que allá, la tradición nunca cambia sino que la raíz viene en el transcurso del tiempo. Para que todos los que nacen en este estado de California que aprecian la tradición de allá que nunca se acabe”
Así, pues, celebramos el Día de los Muertos y al mismo tiempo nos reencontramos con nuestras tradiciones y culturas indígenas, agrega.
Se oye música de violín y guitarra…