Marco Vinicio González
Recientemente se llevó a cabo una cumbre tripartita donde los líderes de México, Andrés Manuel López Obrador, de Estados Unidos, Joe Biden, y de Canadá, Justin Trudeau, revisaron el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) con el fin de ajustar los ejes más urgentes del convenio y ponerlos en perspectiva hacia un futuro de mayor integración y de cara a la geopolítica moderna, donde China se eleva como un gran desafío.
Línea Abierta aborda el tema con la ayuda de la Dra. Leticia Calderón Chelius, profesora e investigadora social del Instituto Mora, situado en la Ciudad de México, en una conversación que gira en torno a la promesa que defienden los tres gobiernos, incluidos los factores que añaden un carácter más humanitario y reglamentan de manera más ordenada los flujos migratorios hacia el norte del hemisferio.
Durante su análisis, Chelius hace un recorrido a través de las nuevas medidas migratorias que se espera se desprendan de la cumbre, resaltando la crisis humanitaria que se da hoy día y que se ha dado de manera recurrente a través de la historia en la frontera entre México y EE UU.
Entre lo más novedoso se halla una nueva plataforma virtual que ayudará a canalizar la migración de manera legal para personas elegibles, así como la construcción de un nuevo centro de recursos que de apoyo a los inmigrantes desde la frontera sur de México. Así lo describe Chelis López, la conductora de Línea Abierta que en esta ocasión entrevista a Chelius. Ella afirma que Estados Unidos ha generado un tipo de migración selectiva, lo cual asocia con países que han tenido una mayor representación de migrantes en los últimos tiempos, específicamente Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua.
Tal parece que dicho mecanismo de migración selectiva va a permitir a los migrantes solicitar la entrada desde sus países de origen, siempre y cuando tengan un patrocinador y una serie de recursos económicos, además de redes sociales y contactos, por lo que podría tratarse de un nivel de selectividad que estaría dejando fuera a un enorme número de personas con condiciones más vulnerables y una necesidad real de emigrar.
Este viene siendo parte del problema, dice Chelius, donde queda atrapada la relación con México porque el país acepta recibir a aquellas personas que no cubren los requisitos que solicita EE UU, que además insisten en entrar al país, pero que finalmente EEUU los rechaza y los manda al territorio mexicano.
De esta suerte, Chelius afirma que no se trató tanto de un acuerdo, sino de una negociación en el intercambio con otros temas que prometen ser redituables para México, entre ellos la inversión extranjera, “para que se genere, digamos, una dinámica económica más acorde y de frente a lo que significa China”.
-¿Qué es lo más complejo de resolver en relación a esta selectividad y que va más allá de tener patrocinadores?
“A las personas que quieran ir, [que sean] de esas nacionalidades, se les abren vías en términos de visado, y las que no cumplan con los requisitos, se les regresará a México, [incluso] cuando éste no era su destino”, dice Chelius. “Y México acepta recibir a esa población, 30 mil personas anuales. Creo que el gobierno de México podría pensar [que puede] haber una baja en el flujo migratorio cuando las personas se den cuenta que se les va a complicar migrar, y por tanto, esperen a un siguiente momento’”.
Uno de los propósitos del expresidente Donald Trump era que México aceptara retener a los migrantes rechazados en la frontera, unos 30 mil mensuales, aun sin contar con la infraestructura requerida para albergarlos y garantizar su seguridad.
Empeorando la situación está el hecho de que la violencia contra la población migrante, incluida la extorsión y los secuestros, hace muy difícil que el gobierno mexicano garantice la seguridad de esta población, como no puede hacerlo siquiera con la población local, afirma Chelius■
Escuche el programa completo.