Marco Vinicio González
En la recta final de las elecciones intermedias los candidatos están en todas las campañas electorales y en las ondas de radio y TV, presentando sus mensajes finales a un electorado exhausto por el bombardeo de desinformación que opaca los discursos honestos de los candidatos que basan sus mensajes en hechos comprobados.
Como se sabe tal vez, en Estados Unidos la mayoría de los estados permiten la votación anticipada, que aumentó en popularidad durante las elecciones de 2020 en respuesta a la pandemia de coronavirus. Pero ese interés no ha menguado, sino que sigue siendo alto. Hasta ayer miércoles por la tarde se habían emitido ya más de 32 millones de votos anticipados o tempraneros en todo el país, según datos del Proyecto de Elecciones de Estados Unidos.
Y como parte de un esfuerzo coordinado para alentar el voto en la recta final o cuenta regresiva de esta elección de importancia existencial, el presidente Biden visitará Nuevo México y California.
Y es que el control del Congreso significa en esta ocasión la libertad de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y cuidados reproductivos; la de los votantes a escoger –votar- libremente a sus líderes políticos; la de las personas a querer a otra persona de su preferencia y, en fin, la continuidad de la democracia estadunidense que hoy se ve seriamente amenazada.
Esta noción de democracia no es un concepto abstracto, sino que de ésta depende por ejemplo poder seguir contando con el apoyo que brinda el Seguro Social a las personas que trabajaron toda su vida para obtenerlo; o el acceso al Medicaid y Medicare, y en general al cuidado médico así como a una red de seguridad social con la que debiera contar este país, por ser una de las principales potencias del orbe.
En este contexto, funcionarios electorales en varios estados advierten sobre los esfuerzos para intimidar a los votantes y socavar la confianza del público en el proceso electoral, incluso mientras intentan garantizar a los estadunidenses que votar es seguro.
En tanto, el expresidente Barack Obama hizo campaña en Arizona ayer miércoles por la noche y presentó las elecciones en ese estado como “una batalla por la democracia estadunidense”.
El jueves, el presidente Biden promoverá su plan de alivio de la deuda estudiantil en Nuevo México, y más tarde hará campaña por el representante Mike Levin en San Diego. Mientras, la vicepresidenta Kamala Harris hablará en un evento de movilización en Nueva York, para apoyar la reelección de la gobernadora, Kathy Hochul.
Por su parte, el expresidente Trump tiene un mitin esta noche en Sioux City, Iowa, donde analistas esperan que taladrará con la falsa idea de la “invasión” de los migrantes; la crisis de la frontera -un fenómeno cíclico históricamente-, y el falso peligro de que los estadunidenses blancos “perderán” sus trabajos porque los inmigrantes morenos se los “roban”.
Y también hablará sobre la “necesidad” de construir un muro para detener la supuesta “invasión”, cuando se sabe que la mayoría de los migrantes sin autorización llegan a este país en avión y otros medios, y luego se quedan tras expirar sus visas.
De esta suerte, los candidatos demócratas evitan hablar de la seguridad fronteriza en los términos de los republicanos, mientras los aliados de base del partido luchan por dinero y contra el agotamiento de la desinformación■