De la redacción
La administración Trump reportó un número falsamente conclusivo de muertos a causa del paso del Huracán María en Puerto Rico, así como sobre los trabajos de restauración en la isla. Estas revelaciones surgen cuando da inicio la temporada de huracanes y los expertos todavía están tratando de contabilizar el número de muertes relacionadas con el paso del meteoro por Puerto Rico el año pasado. El cálculo más reciente es de poco más de 4 mil 600 personas, muchas de las cuales murieron a causa de la lentitud en la atención médica por la lenta restauración de los servicios esenciales como el agua potable y la luz eléctrica.
Hasta antes de las más reciente revelaciones que se anuncian aquí la administración Trump había reportado que sólo 64 personas murieron en Puerto Rico a causa del destructivo paso del Huracán María. Pero “los residentes de Puerto Rico fallecieron a una tasa considerablemente más elevada durante los tres meses que siguieron al huracán”, según resultados del nuevo estudio a cargo de un grupo de investigadores independientes de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan, de la Universidad de Harvard y de otras instituciones.
Los investigadores afirman que el cálculo de dicho estudio, que se publicó el 29 de mayo en el New England Journal of Medicine, sigue siendo inexacto; y que aún falta hacer estudios más definitivos. Sin embargo, “los hallazgos, para los que se utilizaron métodos que no se habían aplicado previamente a este desastre, son importantes debido a la preocupación generalizada de que el saldo de muertos oficial del gobierno, de 64 personas, se quedó muy corto”.
The Washington Post reporta que los puertorriqueños sufrieron el desprecio y la “irresponsable insensibilidad” de esta administración, que durante los primeros meses fue por lo menos negligente para atender las apremiantes o urgentes necesidades de los puertorriqueños.
“Las estimaciones oficiales –de la administración Trump- han puesto el número de muertos en 64, un recuento que ha recibido fuertes críticas de expertos y residentes locales y que obligó al gobierno a ordenar una revisión independiente que aún debe completarse”.
El referido estudio descubrió que “4 mil 645 muertes pueden estar relacionadas con el paso de María y sus consecuencias inmediatas”, lo que hace que la tormenta sea mucho más mortífera de lo que se pensaba.
Y señala que la interrupción del cuidado de la salud en las personas mayores y la pérdida de los servicios públicos básicos para los enfermos crónicos tuvieron un impacto significativo en toda la isla, “que cayó en el caos después de que el huracán de septiembre (María) destruyera la red eléctrica y tuviera un impacto generalizado en la infraestructura”.
Como se divulgo ampliamente en su momento, algunas comunidades quedaron completamente aisladas durante semanas en medio de cierres de carreteras y fallas en las comunicaciones. Se sabe además que los vientos, las inundaciones y los deslaves arrasaron con los hogares y dejaron sin energía eléctrica, ni agua y telefonía celular a gran parte de la isla, servicios que en su mayoría tardaron meses en repararse, con consecuencias terribles para los habitantes de la isla.
De acuerdo con The New York Times, los investigadores del más reciente estudio visitaron más de tres mil hogares en toda la isla y entrevistaron a sus residentes, quienes informaron que “murieron 38 personas que vivían en sus hogares entre el 20 de septiembre —cuando el huracán María golpeó la isla— y finales de 2017. Esa cuota, convertida en una tasa de mortalidad, se extrapoló a la población en general y se comparó con las estadísticas oficiales del mismo periodo en 2016”.
Debido a que la cantidad de hogares encuestados fue relativamente pequeña en comparación con el tamaño de la población, “la verdadera cantidad de muertes más allá de lo esperado podría estar dentro de un rango que va de alrededor de ochocientas a más de ocho mil personas, según demuestran los cálculos de los investigadores, quienes creen que el recuento excedió cálculos previos, en parte debido a que analizaron un periodo más largo”.
Alrededor del 15 por ciento de las personas entrevistadas informaron que alguien en su hogar no pudo tener acceso a los medicamentos al menos un día después de la tormenta. Casi un diez por ciento mencionó que un miembro de su hogar tuvo problemas para usar equipos para respirar, que con frecuencia dependen de la electricidad. Menos del diez por ciento informó que las instalaciones médicas estaban cerradas y un seis por ciento dijo que los médicos no estaban disponibles. “El estudio calcula que alrededor de una tercera parte de las muertes fueron consecuencia de un retraso en la atención médica o en la incapacidad de obtenerla”.
Los investigadores descubrieron que muchas personas habían sido desplazadas de sus hogares y pasaron meses sin servicios básicos, en especial en las áreas remotas. Debido a la continua amenaza de deslaves en las zonas montañosas usaron vehículos todoterreno para desplazarse. En una parte de Culebra, una pequeña isla cercana a la isla principal de Puerto Rico, planeaban entrevistar 35 hogares, pero “sólo quedaba una persona”.
Muchas familias aquí esperan claridad sobre lo que les sucedió a sus seres queridos cuando las «causas naturales» se convirtieron en la única explicación, que con frecuencia es lo que ha estado escrito en el certificado de defunción. El Departamento de Justicia de Puerto Rico dijo en un comunicado que “es habitual que los funcionarios locales en estos casos revisen los cadáveres en busca de cualquier signo de trauma y hablen con familiares para conocer el historial médico del difunto. Esa información se recopila y se envía a la oficina central del Instituto de Ciencias Forenses”, afirma el Post.