Los murales de Juana Alicia Araiza adornan diversos barrios del área de La Bahía de San Francisco. Sus obras cuentan la historia y las características de cada barrio en donde son pintados, y su trabajo artístico es un referente primordial en la historia del arte chicano y latinoamericano en Estados Unidos. Como profesora, Juana Alicia ha educado a varias generaciones de muralistas y artistas en el arte popular; hoy a muchos de ellos los llama colegas. Fernando Torres visitó a esta maestra muralista en una de sus clases y en su taller en el oeste de Berkeley, y reporta que ella involucra a todo el barrio cuando pinta un mural. Este reportaje es parte de la serie «Raíces: Los Maestros. Historias sobre los que están pasando el arte a la siguiente generación».
Es imposible pasar por la calle Siete de Berkeley y no ver el mural en la imprenta Inkworks. Con gruesos trazos y brillantes colores el mural hace un recorrido por la historia de los afiches políticos que acompañan las luchas del movimiento obrero. Por un lado, se aprecia una escena en la que los artistas se enfrentan a la policía. Detrás, el planeta tierra reluce verde y azul dándole una cierta esperanza a la escena. Los estudiantes que pintaron este mural son parte del proyecto ‘Colores Verdaderos’, una clase del Colegio Comunitario de Berkeley, y la profesora es la destacada artista chicana, Juana Alicia:
“Me interesa mucho lo que se le llama public square, el zócalo, la comuna, lo que es propiedad de todos. Siento que el arte público es muy importante. Soy anti-capitalista, creo que el arte ha de ser propiedad de todos. Tengo que funcionar dentro de una sociedad sumamente capitalista e imperialista y mis mensajes están en contra de todo ello”
Esta mujer de principios, de mirada atenta, profunda, es quizás una de las más conocidas muralistas en Estados Unidos. Algunos de los coloridos trabajos de Juana Alicia se presentan actualmente en una galería de San José, California. Pero Juana Alicia prefiere las paredes vacías de los barrios y el trabajo colectivo.
“No estoy viviendo la vida de lujo por lo mismo, porque hay castigos que vienen con ese sendero. Yo escojo hacer algo que tiene más importancia en su mensaje que decorar palacios para los ricos. Yo preferiría embellecer las calles para los pobres o los trabajadores”
Juana Alicia nació en Nueva Jersey y creció en un barrio afro-americano en Detroit. Sus primeros pasos como artista, los dio al fragor de las luchas campesinas dirigidas por Cesar Chávez, al comienzo de los setentas cuando se trasladó a California a trabajar en los campos agrícolas. Le mostró a Chávez un afiche que había diseñado en apoyo a uno de los boicots, e inmediatamente el líder campesino la invitó a unirse al sindicato y a trabajar en el periódico, El Malcriado, en Salinas.
“Empecé a pintar en los setenta mayormente. Si, yo soy hija de eso”
Ahora pinta con sus estudiantes y colabora con grupos de jóvenes muralistas como el Colectivo Confía en tu Propia Lucha. Algunos fueron sus estudiantes en algún momento, pero ahora, dice, son sus colegas. También trata de integrar a todo el barrio, como en el caso del mural de la tienda de abarrotes Mi Tierra.
“Vivir sin Fronteras fue una colaboración entre miembros de pandillas aquí en la vecindad, entre sus familias, los vecinos, la tienda misma, mis estudiantes. Un mural es como una ópera. Lanzar un proyecto de mural es como crear toda una ópera”
El mural de Mi Tierra evoca la producción agraria, las artes y el liderazgo latino. Muestra a varias mujeres latinoamericanas trabajando en el campo bajo un sol protector azteca, mientras que arriba, a los costados de César Chávez se ven imágenes como fotografías familiares. El estilo de caras expresivas rodeadas de brillantes colores e imágenes campestres es muy particular de Juana Alicia.
“Es el mejor ejemplo de una persona que utiliza su arte para cambiar, para despertar conciencias, para estimular e inspirar”
Susana Pineda, de Colombia, es una de las estudiantes de Juana Alicia:
«Es muy hermoso porque hemos sido un poco discriminados por una cultura, y el arte es una forma de unirnos y alzarnos en medio de la discriminación”
Juana Alicia lleva más de treinta años enseñando su impecable estilo a las nuevas generaciones. En su última clase del año escolar, un grupo de energéticos alumnos cuelga los resultados finales en los pasillos del colegio. Las coloridas obras rebalsan el lugar donde el tímido sol de invierno apenas alcanza a filtrarse por las ventanas.
En el escritorio de su taller, atiborrado de bosquejos y lápices de todo tipo Juana Alicia abre un libro de tapas negras. Pareciera que sus hojas blancas no dan abasto con la destreza e imaginación de la artista. Su esposo, Tirso Araiza ha escrito un guión recreando la leyenda maya de la mujer mitológica, y ella lo está ilustrando:
“Se trata de esta mujer X’tabay que habita el árbol de la ceiba. Ese es el árbol. Hay un laberinto también que crece adentro del árbol como los anillos del árbol y por fuera es parte de un encuentro que un mago tiene con ella. Todos los nudos del árbol van a tener bocas gritando. Son bocetos en estos momentos”
Bocetos que pronto se convertirán en otro ejemplo de la pintura viva de Juana Alicia.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde Berkeley, California, Audio, Texto y Fotos de Fernando Andrés Torres.