Los indocumentados de Flint, último eslabón de la cadena de soluciones

Un miembro de la Guardia Nacional en el reparto de agua embotellada en Flint. Foto: Cortesía de Fusion.

Un miembro de la Guardia Nacional en el reparto de agua embotellada en Flint. Foto: Cortesía de Fusion.

De La redacción

El agua del Río Flint era conocida comúnmente por los vecinos de esa área por su suciedad, y además el cambio de envases del sistema de aguas de Detroit al del Río Flint no pasó por los tratamientos de depuración pertinentes, “y sus propiedades corrosivas permitieron que se filtrasen grandes cantidades de plomo de las viejas cañerías por las que circulaba”, para abastecer el consumo diario de agua ‘potable’ de los habitantes de esa ciudad. Y en medio de esta crisis de salud pública, los indocumentados vuelven a ser los más marginados.

La crisis del agua contaminada para uso corriente de los habitantes de Flint, en Michigan, además de haberse convertido en un serio problema de salud pública en los últimos meses ha escalado hasta convertirse en un candente problema político. El gobierno estatal, finalmente con ayuda federal de FEMA, moviliza ahora entregas masivas de agua embotellada a los habitantes de esa ciudad. Sin embargo, un grupo de inmigrantes indocumentados que viven en esa zona se queja de haber quedado fuera de todo reparto gubernamental, dice un reporte de Fusion.

El temor a que les pidan un documento de identificación, un ID oficial o el número de seguro social en las estaciones de bomberos donde miembros de la Guardia Nacional están haciendo masivas entregas de agua embotellada, y tener con esto que revelar su situación de indocumentados para exponerse entonces a ser eventualmente deportados es lo que principalmente los inhibe a acercarse a dichos centros de acopio donde reparten el agua para el consumo diario de las familias en Flint, afectadas por esta crisis de salud pública.

Y es que al principio en algunas estaciones de bomberos estuvieron pidiendo ID o número de seguro social o licencias de conducir a cambio de la entrega del agua.

Estela Arias, una mexicana indocumentada, dijo a Fusión haber ido a la estación de bomberos de Flint a solicitar una ración de agua, “y me pidieron mi número de seguro social, y pues entonces me fui”. Y agregó: “Me sentí mal de no poder agarrar la ayuda… yo no me quiero exponer, ni a mis hijos, al plomo” –que lleva el agua de Flint actualmente en altas dosis.

Las autoridades respondieron a la prensa que pidieron identificación al principio con el fin de llevar un registro que les permitiera saber a cuántos y a qué sectores sociales estaba yendo la ayuda gubernamental. Como es bien sabido, los indocumentados no tienen acceso a licencias de conducir o ID’s municipales, ni tienen números de seguro social; por tanto, han estado sufriendo la escasez del vital líquido en su vida cotidiana y la de sus familias durante todo este tiempo que lleva ya la crisis del agua.

Por eso algunos indocumentados han dicho a la prensa que estas políticas no se ejercen de igual manera para todos. Y cuando se trata del riesgo posible a ser deportado, un rumor que comienza a propagarse de boca en boca a cerca de que estan pidiendo ID, corre como la pólvora entre la población indocumentada.

Miembros de la Guardia Nacional han estado yendo puerta por puerta a los hogares de las personas de mayor edad y con des habilidades. Pero las noticias que han estado circulando sobre las redadas de indocumentados que está llevando a cabo la administración Obama en el nivel nacional, dadas a conocer tanto en medios de comunicación como en redes sociales, han hecho que los indocumentados mantengan cerrada a piedra lodo la puerta cuando un miembro de la Guardia Nacional toca en su casa.

Otra dimensión que agrava el problema de los indocumentados ha sido la barrera del idioma. No saber hablar inglés les ha impedido notar las advertencias de las autoridades de salud emitidas durante estos últimos meses a través los medios de comunicación, electrónicos y escritos, lamentablemente han sido sólo en inglés. Así que los indocumentados han seguido bebiendo agua de la llave durante todo este tiempo, a pesar de que el agua de las llaves está saliendo con altos niveles de metales tóxicos para la salud, como el plomo.

El problema data de cuando la junta estatal que gobierna y administra Flint, por presuntos malos manejos financieros, decidió en abril de 2014 cambiar la fuente de abastecimiento del agua potable de la ciudad, que provenía del sistema de aguas de Detroit, y que cambió al envase del Río Flint, como una medida para ahorrar gasto público y mientras se construía una cañería que llegaría hasta el lago Huron, dice el periódico español, La Vanguardia.

En el programa de análisis noticiosos de la cadena MSNBC, su conductora, Rachell Madow afirma que el problema saltó a la luz pública cuando la compañía automotriz General Motors anunció que el nuevo sistema de agua potable que venía del Río Flint estaba corroyendo los metales de sus sistemas de combustión, con químicos corrosivos que antes no estaban presente s en el agua de Flint.

Por su parte el agua del Río Flint, dice Fusion, era conocida comúnmente por los vecinos de esa área por su suciedad; y además dicho cambio de envases no pasó por los tratamientos de depuración pertinentes, “y sus propiedades corrosivas permitieron que se filtrasen grandes cantidades de plomo de las viejas cañerías por las que circulaba”, para abastecer el consumo diario de agua ‘potable’ de los habitantes de esa ciudad.

La Dra. Mona Hanna-Attisha expuso entonces el problema del agua en Flint y denunció que la explicación del gobierno estatal era parcial, que escondía parte de la verdad acerca de la sospecha de altos niveles de plomo en el agua proveniente del Río Flint.

Además, la Dra. Mona Hanna-Attisha cuestionas las declaraciones del gobernador Snyder, que ante preguntas de la prensa dijo que ya se habían examinado a mil niños menores, y que “se sospecha que hay más”. Mona Hanna-Attisha afirma que hay unos nueve niños en Flint, vulnerables en su sistema inmunológico y expuestos a la sed y otras necesidades relacionadas con el agua contaminada de la ciudad.

Y a pesar que el gobernador de Michigan, Rick Snyder aceptó por fin recientemente el error del trasvase, sin aceptar del todo la responsabilidad del estado y culpando más bien a la ciudad de Flint de haber tomado dicha decisión y generado este problema, el asunto escaló; además de plantear serios retos a la salud pública de los habitantes de Flint, y dar entrada finalmente a la intervención del gobierno federal, algunos habitantes de Flint que han sido presumiblemente afectados por los altos niveles de contaminación del agua potable que han estado bebiendo en los últimos meses en esa ciudad, están pidiendo la renuncia de Snyder.

El gobernador, por su parte, ha pedido al gobierno federal que asuma del costo médico de por vida de los menores que han estado bebiendo dicha agua contaminada con plomo y que como resultado de ello se puedan haber visto afectados en el uso de sus facultades y en su ulterior desarrollo intelectual. Como se sabe, los niños de nueve años de edad y menores son más vulnerables al efecto del plomo en la sangre.

Además, mientras el problema avanza en el terreno político los indocumentados en Flint han permanecido al margen de las advertencias de las autoridades de salud sobre los daños a la salud que ocasionan los altos niveles de contaminación del agua que han seguido bebiendo pro meses; pues esa ciudad carece de un canal de televisión local en español, y algunos, si no es que muchos inmigrantes latinos en Flint no hablan inglés, por lo que no se enteran de lo que pasa en la ciudad y siguen bebiendo esa agua contaminada.

Una inmigrante de nombre María, que vive en Flint y que ha estado bebiendo el agua de la llave durante meses dijo a Fusion que últimamente le han aparecido ronchas en las piernas, y que cree que es por el agua que ha estado tomando. Ella como casi todos los inmigrantes indocumentados no tiene ningún tipo de cobertura médica.

Iglesias y grupos defensores de los inmigrantes de Flint se están movilizando para abordar el problema, dice la fuente. Durante la misa dominical matutina, que es –esa sí- en idioma español, voluntarios de la Virgen de la iglesia de Guadalupe repartieron botellas de agua y filtros donados por la Cruz Roja, sin hacer preguntas. Estela Arias dijo que regresó a casa después de la misa “con una gran caja del agua en su asiento trasero”.

De los cien mil habitantes que aproximadamente habitan en Flint, una población en declive actualmente, la comunidad latina, que es mayormente mexicana, alcanza a unos mil habitantes ahí, de acuerdo con organizaciones defensoras de los inmigrantes. “En los años 50 y 60, muchos mexicanos fueron reclutados para puestos de trabajo en las plantas de General Motors aquí, y, finalmente, trajeron a sus familias con ellos”, sostiene Fusion.

A consecuencia de las razones expuestas arriba muchos de estos inmigrantes han venido gastando cientos de dólares de sus precarios ingresos para evitar tomar agua de la llave en Flint, antes de exponerse ellos, y sobre todo a sus hijos, a los altos niveles de plomo en el preciado y vital líquido.

Para muchos inmigrantes indocumentados, afirma Fusion, la idea de que en una ciudad de Estados Unidos el agua de la llave pueda estar contaminada es algo increíble. Esto es más bien propio de países latinoamericanos subdesarrollados, y no de este gran país, abunda la creencia.

Esta noche el personal del programa de Rachell Madow en MSBC celebra un mitin público o reunión con la comunidad de Flint para analizar hasta donde ha llegado este problema de salud pública, y cuáles soluciones han planteado las autoridades correspondientes, así como los alcances de la crisis política en donde se pide la destitución del gobernador Snyder y éste le pasa la pelota al gobierno federal para que asuma los platos rotos y pague por la atención médica de los menores afectados, los más vulnerables al plomo, por el resto del tiempo de sus vidas.

¿Y los indocumentados? ¡Ya veremos qué pasa con ellos!■

Otros documentos relacionados:

Few Answers on When Flint Will Have Clean Water Again

Carta-Petición de Michael Moore: «No nos envíe botellas de agua. En cambio, únase a nosotros en una revuelta» (inglés).

Rachell Madow Show MSNBC. Doctora llama fanfarronada a explicación del estado (inglés).

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