Lorenzo Martínez: Maestro Violinista.

Lorenzo y Roberto Martínez. Foto: National Endowmwnt for the Arts

Lorenzo y Roberto Martínez. Foto: National Endowmwnt for the Arts

En esta Línea Abierta transmitimos una charla con un virtuoso del violín y de las canciones del Nuevo México de antes. Él es Lorenzo Martínez, quien junto con su padre Roberto Martínez recibiera el Premio del Patrimonio Cultural de la Nación, otorgado por del National Endowment for the Arts en el año 2003 como reconocimiento a sus extraordinarias contribuciones musicales. El programa es parte de nuestra serie especial «Raíces», sobre grandes maestros de las artes tradicionales, auspiciado parcialmente por el Fondo Nacional para las Artes.

La conductora de Línea Abierta, Chelis López aborda con Lorenzo Martínez sus memorias musicales junto a su padre, y el trabajo actual de este virtuoso del violín, así como la labor que realiza por preservar y promover las antiguas canciones y las tradiciones del violín en el norte de Nuevo México y el sur de Colorado. El programa está amenizado con pasajes de la música del maestro, para deleite del auditorio de Radio Bilingüe.

Los segmentos musicales arrancan con una canción de las que tocaba Martínez con su padre.

-¿Qué memorias le trae esta canción, quisiera usted compartir algunos recuerdos entrañables de la enseñanzas musicales de tu padre? –pregunta López.

La pregunta va encaminada además al desarrollo de la relación que padre e hijo tuvieron en el escenario con el paso del tiempo, y se refiere también al crecimiento de la música en Nuevo México.

¿Qué canciones recuerdas de los primeros años de tu niñez y dónde las escuchabas?

Lorenzo Martínez:

“Bueno el Chotis… es una canción, mira, te digo la mera verdad…, mi padre es el que buscó estas canciones en los señores mayores, por Cuba, Nuevo México, también por el Rob, Librery de la Universidad de Nuevo México. Son canciones que no se oían… las grabaron hace mucho tiempo, y la calidad estaba mal…. Y yo me ponía a escucharlas, a ver si podía figurar cómo iba la canción, y componerla mejor para tocarla y por fin grabar… Pero muchos de los señores en ese tiempo tenían como artritis, entonces no podían definir las notas, entonces era muy difícil saber qué notas eran; yo las combinaba para grabarlas. La verdad que este chotis mi mama me lo enseñó… Y a mi padre, la parte de sacar emocionalmente la música. Algunas también eran de mi abuelo, del lado de mi mamá, él tenías una canción que se llama Santa Ana Fermín Polka, de ahí las agarrábamos, de Redondo Largo… Nos chiflaba mi abuela cuando estábamos niños…, nos levantaba y nos cantaba esa canción para callarnos cuando estábamos llorando. Desde muy joven sabía esas canciones de memoria”.

¿Por qué el violín, qué te atrajo de éste?

“No me gustaba, a mí me gustaba la trompeta, pero mi padre dijo: ‘¡No, el violín!’, y me aconsejó a ir a aprender el violín en la escuela, y empecé a estudiar el violín en la orquesta de la escuela… era muy difícil de aprender, pero lo que pasó es que yo una vez vi un cuarteto de cuerdas de una high school, y tocaron muy bien. Y pensé: ¿Podré yo tocar así algún día?”.

¿En qué se distingue el sonido de la música de los latinos de Nuevo México de la música de los otros mexicanos, del resto del suroeste, de Arizona, de Texas, do de California?

“La música se distingue por… por ejemplo, la que toco yo, primeramente por los instrumentos, los dos violines, y el estilo que se toca, y cómo se toca. Nosotros a veces cortamos la canción como los chicanos, que hablan medio cortado… Y otra cosa es que aquí en Nuevo México hay mucha banda…, y estos tocan más como el estilo de Little Joe y La Familia, y esos grupos de Texas. Pero usa más guitarra, y se oye bonito, es otro estilo… Pero toda la música, como quiera, tiene la raíz igual, es música latina”.

El Premio del Patrimonio Cultural de la Nación, es el máximo honor que se concede en las artes folklóricas y tradicionales de los Estados Unidos. Y aquí Lorenzo Martínez explica lo que significa para él este premio y qué cambios trajo a su vida.

“Es un gran honor, yo y mi padre lo recibimos en 2003, The National Heritage Fellowship. Y significa mucho porque, nomás es el honor de agarrarlo, porque mucha, mucha gente no lo agarra. Y hasta nos dieron una carta del presidente (George W.) Bush, personalmente dándonos las gracias por eso. Y se siente uno muy, muy bien porque (el premio) dice que uno ha ayudado con la tradición de la música; de los que hace uno para contribuir a la gente hispana. Y a esa clase de música…”.

El maestro Martínez también habló de su padre y de sus abuelos, finados ya, que ayudaron con la preservación de esta música vernácula; de los distintos géneros musicales auténticamente creados en Nuevo México y el sur de Colorado, como el Chotis, la Polka y otros estilos texanos y también de California. El gran músico recuerda que junto con su padre pasaron muchas décadas cantando y grabando esas viejas canciones otorgando a esta música mayor reconocimiento a nivel nacional frente al posible olvido de esta música por parte de las nuevas generaciones. Y también aborda las razones por las que esta música sigue viva, sobre el futuro que le depara.

Estos y otros conceptos y recuerdos sobre un tiempo glorioso de la música vernácula mexicana en el sur de Estados Unidos son descritos aquí por Lorenzo Martínez en una amena plática que no puede perderse y que puede escuchar aquí:



National Endowment for the Arts

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