Maribel Hastings, Las Vegas.
Nevada tiene una historia interesante que contar sobre el efecto del voto latino en elecciones intermedias y generales. Pero la clave es y ha sido que los hispanos salgan a votar. Las cifras iniciales del primer día de votación temprana en este estado batieron récord en el condado de Clark, donde se ubica Las Vegas, augurando buenas noticias para los demócratas, pero, ¿se mantendrá esa ventaja?
En 2010, el año del shellacking, en la paliza que hizo que los demócratas perdieran el control de la cámara baja durante el primer mandato de Barack Obama, fue el voto latino el que permitió que los demócratas mantuvieran el control del Senado, al reelegir al senador Harry Reid, quien entonces era el líder de la mayoría demócrata en la cámara alta.
Fue histórico porque todos daban el escaño de Reid por perdido en su pelea contra la republicana Sharron Angle, quien condujo una sucia campaña sustentada en ataques contra los inmigrantes en un estado donde los latinos representan el 28 por ciento de la población, y 17% de los electores elegibles para votar; y donde el tema migratorio toca a mmuchas familias de situación migratoria mixta.
Pero Reid, contrario a otros demócratas no le tuvo miedo a abrazar el tema migratorio y la reforma para legalizar a millones de indocumentados apostando a que su estrategia movilizaría a los votantes latinos. Se apoyó además en una maquinaria estratégica de movilización con la ayuda de grupos cívicos y de sindicatos, en especial el Sindicato de Trabajadores Culinarios, Local 226.
El voto latino de Nevada fue fundamental en el triunfo de Reid y planteó un modelo a seguir para movilizar latinos a las urnas: ser agresiva y constantemente cortejados, tocando a su puerta, ofreciéndoles literatura sobre las posturas de los candidatos, explicándoles la conexión entre los problemas que los aquejan y elegir representantes al Congreso que se comprometan a buscar soluciones a esos problemas.
¿Han aprendido algo los demócratas del manual de Reid? La respuesta varía según con quién se hable. Pero para muchos, los partidos y las campañas, particularmente el Partido Demócrata no hacen una inversión constante en el voto latino o lo hacen a última hora. Los esfuerzos reales provienen más bien de los grupos cívicos locales.
Un sondeo de Latino Decisions para Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos, NALEO, encontró que hasta hace poco más de un mes 60% de los votantes latinos no habían sido contactados por partidos políticos, campañas o grupos.
Alejandro Díaz vota desde los 18 años en Nevada. Tiene 24 años y afirma que “han sido los grupos cívicos como Mi Familia Vota y la Culinaria los que han ido más a mi vecindario a tocar puertas para ver si estoy yo, mis padres o mis hermanos para votar”. Y añade: “No he visto las campañas de (la aspirante demócrata al Senado, Jacky) Rosen o (el aspirante demócrata a gobernador, Stephen) Sisolak venir a mi vecindario”.
Cecia Alvarado, directora de Mi Familia Vota en Nevada indica por su parte que aunque los votantes latinos no prestan mucha atención a las elecciones intermedias, este año se han concientizado en parte gracias “al esfuerzo de organizaciones que despertamos el sentimiento de responsabilidad en nuestra comunidad empoderándola con el voto”.
La interrogante es cómo se comportará el voto latino de Nevada en la elección intermedia. Una de las contiendas más seguidas es la del senador republicano Dean Heller enfrentado por la congresista demócrata del 3er distrito de Nevada, Jacky Rosen. Es una de las contiendas donde los demócratas esperaban sumar escaños a su columna para recuperar la mayoría en el Senado. Pero la contienda está muy cerrada.
David Damore, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Nevada en Las Vegas y analista de la firma encuestadora Latino Decisions, observa que los esfuerzos de movilizar el voto latino sí están presentes en Nevada, particularmente de parte del Sindicato de Trabajadores Culinarios. “Pero no de forma tan intensa como en el 2016”.
Ese año Hillary Clinton ganó Nevada al imponerse en los dos condados más grandes, Clark, donde está Las Vegas, y Washoe, donde está Reno. Trump se impuso en el resto del estado, llevándose especialmente el voto blanco de zonas rurales. Este sábado estuvo en Elko, una zona rural de 20 mil habitantes haciendo campaña por Heller, mientras el exvicepresidente Joe Biden estuvo en Las Vegas haciendo campaña por los demócratas, en especial Rosen. El expresidente, Barack Obama, estaría en Las Vegas este lunes movilizando el voto.
“Heller está siguiendo el libreto de Trump para movilizar el voto rural. Rosen, por su parte, se está concentrando en el condado Washoe, donde está Reno, y aquí (en el condado de Clark donde está Las Vegas)”, explica Damore.
El problema de Rosen, agrega Damore, es que no es muy conocida. Y Heller es oriundo de Reno, condado de Washoe, ganado por Clinton en 2016.
El sábado, el primer día de votación temprana en Nevada, Rosen fue al Centro Comunitario del Este de Las Vegas a compartir con las familias latinas que acudieron a votar.
Es difícil determinar si Rosen está en aprietos, opina Damore. Quizá pueda obtenerse alguna indicación de las cifras que arrojen la votación temprana que se extenderá hasta el 2 de noviembre. Las elecciones son el 6 de noviembre.
“Eso nos dejará saber si el entusiasmo del que los demócratas hablan y que se reflejó en primarias y elecciones especiales se traducirá en una robusta participación en el voto por adelantado. Si esos números son robustos, puede ser indicativo de que los demócratas están participando y eso les hace el trabajo más sencillo a quienes están tocando puerta por puerta para movilizar votantes”, según Damore.
Jorge Silva, vicepresidente de comunicaciones de Latino Victory Project, explica que “tenemos la teoría de que cuando hay latinos en la boleta electoral, los latinos salen a votar porque ven a su comunidad reflejada en la boleta”. Y pronostica: “Confiamos en que con todos esos nombres latinos en la boleta la gente en Nevada va a salir a votar”.
Si Rosen no gana, de cara al 2020 los demócratas tendrían que afinar su mensaje “que muchas veces es el mismo para votantes blancos y latinos”, opina Damore.
“Y, como ocurrió en 2016, apelar a los electores debe comenzar temprano en el proceso, ir de puerta en puerta, ganándose la confianza de esos votantes. Las investigaciones nos han confirmado que esa es la forma más efectiva de movilizar a los votantes», concluyó.
El 6 de noviembre habrá muchas respuestas.