Refugiados centroamericanos concluyen caravana y planean asilarse en San Diego, California. Después de semanas de larga y penosa travesía por México, centenares de familias centroamericanas que huyeron de la violencia y la miseria de sus países de origen, en su mayoría de Honduras, se encuentran cerca de la puerta internacional de Tijuana. Allí, los refugiados se preparan para solicitar asilo político en Estados Unidos, a pesar de las amenazas de detención y deportación de funcionarios de la Casa Blanca del máximo nivel. Nuestro reportero Manuel Océano recogió en Tijuana testimonios de este drama humanitario.
Se escucha música de Los Tigres del Norte…
La llegada de los migrantes de la caravana que cruzó México para solicitar asilo en Estados Unidos fue recibida en Tijuana con un tinte de fiesta y celebración. Pero al aproximarse la hora para que unas 630 personas se entreguen a las autoridades estadunidenses en la frontera, la mayoría de los centroamericanos comienza a recapitular las razones por las que decidieron hacer el recorrido.
Ángel Rafael Cáceres, de Honduras, platica sobre la situación que le orilló a dejar su pueblo:
“Mataron a un hermano mío, y luego como a los dos meses mataron a un sobrino”
Añade que los miembros de las ‘Maras’ (pandillas violentas) no tardaron en amenazar al padre de dos menores.
“Y desde ese entonces yo tuve que empezar a huir a muchas ciudades de Honduras, por salvar mi vida, por salvar la vida de mis hijos”
Al tratar de averiguar dónde estaba Ángel Rafael, los ‘mareros’ se desquitaron con su madre, dice:
“Golpearon a mi madre, una anciana de 82 años que hasta me la violaron”
Las historias de la mayoría de los adultos que integran la caravana se refieren a la violencia como la razón que les hizo salir y venir hasta la frontera. Laura Gisela Flores vino de La Ceiba, en la costa atlántica de Honduras.
“Le metieron fuego a mi casa, mi niña está quemada, me mataron a un hermano… amenazas”, recuerda Laura.
La caravana incluye a decenas de mujeres embarazadas, una de ellas dio a luz a un bebé en el camino, hay más de cien niños menores de cinco años de edad, son muchas familias, en su mayoría de madres solteras aunque hay algunos padres con sus hijos.
De El Salvador, el matrimonio de Janet González y Yoni Torres viaja con sus dos pequeñas desde Ilopango. La mara mató recientemente al primo de Yoni y a él lo sentenciaron.
“Le dijeron que si no accedía a unas peticiones, que le podía pasar posiblemente lo que le pasó a uno de sus familiares; ya le mataron a un primo”, afirma Janet.
Y este es el temor también de que el asilo les pueda ser negado y terminen deportados a sus lugares de origen, donde podrían enfrentar posibles represalias de delincuentes organizados.
Mientras la caravana se prepara, la administración del presidente Donald Trump ordenó desplegar soldados presuntamente para ayudar a detener a los migrantes, y en estos días ha enviado jueces que eran fiscales de migración a recibir a los centroamericanos.
Ángel Cáceres platicó lo que le diría, si pudiera, al presidente Trump:
“Yo digo que está equivocado, porque nosotros no somos asesinos, no somos terroristas, no somos narcotraficantes; sino que somos gente pobre, que a ‘rascas’ vivimos con lo poquito que ganamos. Apenas un dólar ganamos al día en nuestro país”.