Advirtiendo que el plan es sólo un primer paso hacia lograr la estabilidad de Puerto Rico, el presidente Obama firmó la llamada Ley Promesa, misma que, se anuncia, ayudará a rescatar a la isla de su profunda crisis financiera. Nuestro corresponsal José López Zamorano reporta desde la ciudad de Washington sobre el debate que sigue rodeando a la recién decretada ley y sus repercusiones en la economía del puertorriqueño de a pie.
Al cabo de meses de negociaciones políticas y de sendos debates en el Congreso, la Ley Promesa para el rescate financiero de Puerto Rico fue aprobada y promulgada por el presidente Barack Obama. Pero la legislación no sólo no evitó el incumplimiento de pagos de deuda de la isla, sino que pareció dejar insatisfechos hasta a sus partidarios.
En jornadas maratónicas el Senado protagonizó un intenso y acalorado debate sobre la Ley de Supervisión, Manejo y Estabilización Económica de Puerto Rico (PROMESA), en momentos que la Isla del Encanto enfrenta una deuda monumental de alrededor de 70 mil millones de dólares.
La ley establece una polémica junta de fiscalización monetaria de siete miembros, órgano dominado por 4 republicanos, para conducir el destino económico de la isla; e impone estrictos controles de gasto, incluido la reducción del salario mínimo para los jóvenes de 20 a 24 años, de 7.25 a 4.25 dólares la hora.
Aún uno de sus partidarios, el propio presidente Obama se mostró cauteloso sobre el alcance inmediato de la legislación.
“Por sí misma no va a ser suficiente para resolver todos los problemas de Puerto Rico, pero es un importante primer paso para crear más estabilidad, mejores servicios y más prosperidad en el largo plazo”
Para empezar, la ley no impidió que el gobierno de Puerto Rico incumpliera el pago de un compromiso de dos mil millones de dólares para el primero de julio, lo que según el senador Bob Menéndez confirma que no es el medicamento apropiado para los padecimientos de la isla:
“La ley como está escrita ahora no es una promesa, es una promesa falsa. Crea una junta de control sin representación de los puertorriqueños, no da una vía directa a la reestructuración de la deuda de Puerto Rico… no le da protección a las pensiones y elimina el derecho de tener el salario mínimo federal”
Para el senador de Vermont, Bernie Sanders, la ley PROMESA despide un tufo muy similar al del colonialismo estadunidense:
“Es una terrible pieza legislativa, que sienta un horrendo precedente. Los Estados Unidos no deben tratar a Puerto Rico como una colonia. No podemos despojar los derechos democráticos de los 3.5 millones estadunidenses de Puerto Rico”
Aunque imperfecta, la legislación es vista por sus partidarios como una de las pocas píldoras que puede ser digerida por el Congreso en Washington,
Rafael Fantauzzi, de la Coalición Nacional Puertorriqueña en Estados Unidos, reconoce que la legislación por lo menos abre un espacio para reestructurar una deuda que es vista como insostenible.
“Lo que va a hacer es que va a frenar cualquier tipo de acción legal que los bonistas o las aseguradoras quieran tener contra el gobierno de Puerto Rico, para tratar de recobrar su dinero. Esto le da un poco de tiempo a Puerto Rico para renegociar con todos esos bonistas”
Pero más allá de la moratoria de pagos, algunos residentes de la isla podrían resentir en el corto plazo los impactos de una baja salarial y un aumento de los precios de servicios básicos, como la electricidad, lo que ha detonado preocupación de una posible migración de puertorriqueños de la isla al territorio continental (E.U.).
Para calmar la situación el presidente Obama dejó en claro que no es el único apoyo que recibirá la isla, pero la expectativa de los puertorriqueños es que la junta no sólo renegocie las obligaciones financieras de la isla, sino que presente un plan de desarrollo económico que alivie las penurias que padece la población de la isla del encanto.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, José López Zamorano.