America’s Voice, Washington, DC
Mientras se aguarda por las propuestas que la Cámara baja formule en materia migratoria, en el vasto universo de indocumentados hay diversas posturas sobre lo que muchos de ellos desearían ver en una reforma migratoria. Para unos, un permiso de trabajo basta. Para otros, sus aportaciones, entrega y lazos familiares con este país deberían permitirles un acceso a una vía a la ciudadanía. Entre las diversas categorías de inmigrantes, la solución es según el color del cristal con que se mira.
Isabel y su esposo llegaron de México a California en 1996 sin documentos migratorios y con su primer hijo de apenas año y medio. «Llegamos al país con la esperanza de que nuestro hijo, que entonces tenía año y medio, tuviera las oportunidades que nosotros no tuvimos; empezando por lo más básico, como tres comidas al día, algo que desafortunadamente no tuvimos en nuestra niñez, y educación, algo que mucho menos tuvimos», dijo.
Ellos han hecho todo tipo de trabajos para sacar adelante a sus tres hijos: el mayor nacido en México y otros dos nacidos en Estados Unidos.
La familia representa a cientos de miles a través del país con estatus migratorio mixto: padres indocumentados que han residido más de una década en Estados Unidos, con un hijo Dreamer, el mayor que ahora tiene 19 años de edad y quien se benefició del programa de Acción Diferida (DACA); dos hijos ciudadanos, y el constante temor a que su familia se divida en cualquier momento por una deportación.
Isabel tiene muy claro lo que espera del Congreso: una reforma migratoria pero con vía a la ciudadanía.
«La gente que dice que un permiso de trabajo es suficiente es porque no ha tenido la oportunidad de educarse, y no me refiero académicamente, sino sobre la reforma; porque la ciudadanía es lo único que te garantiza mantener la familia unida…”, aseguró.
“Obviamente optan por lo más rápido, pero un permiso de trabajo es algo temporal, no es nada permanente. Quizá en un punto haya que decidir entre un permiso temporal o nada, pero nuestra lucha, la de mi familia y la de muchas otras familias que conocemos, es por la ciudadanía», indicó Isabel.
Su interés en la ciudadanía es tener un arreglo permanente a su situación migratoria y la posibilidad de integrarse a la vida cívica de este país.
«Como indocumentada, el gobierno sabe que no puedes trabajar, pero sí te provee un ITIN number para tus responsabilidades (de pagar impuestos)…Y si pago impuestos como indocumentada, pues que me concedan la ciudadanía; y no sólo pagar impuestos, sino tener la oportunidad de votar y ejecutar la responsabilidad y los derechos cívicos que tienes como cualquier ciudadano», agregó.
Si la Cámara baja optara por no ofrecer una vía especial a la ciudadanía para inmigrantes como Isabel y su esposo, pero sí una vía acelerada para su hijo Dreamer, al presente amparado por DACA, cuando ese hijo de 19 años cumpla 21 y llene determinados requisitos podría hacer la petición de sus padres. Entran en la ecuación otros factores, incluyendo la necesidad de aumentar las visas disponibles. Isabel y su esposo tienen otros dos hijos ciudadanos que son menores de 7 y 5 años de edad, de manera que pasarían 14 años antes de que su hijo de 7 pudiera peticionarlos.
Pero Isabel afirma que no se trata únicamente de que ella tenga otras vías si no le conceden un camino especial. Se trata, sostuvo, de que se requiere una solución amplia que ampare a millones para atajar el problema de una vez y por todas.
«Si yo tuviera esa oportunidad a través de mi hijo, sería bienvenida. Pero no podemos cantar victoria con algo así cuando millones de familias quedarían fuera. Se dice que para qué hacer una reforma si los chicos de DACA podrían peticionar a sus familiares, pero (en cifras) los chicos de DACA no se aproximan a los 11 millones. Una reforma migratoria con vía a la ciudadanía es la única forma de garantizar una solución para los 11 millones. Cuando sólo un grupo pequeño se beneficia, este es un círculo de nunca acabar. Ayudas a unos pocos, pero ¿qué hay de los otros? ¿Por qué no poner una solución definitiva a esto? ¿Por qué marcar diferencias y no ofrecer una solución amplia que nos incluya a todos?», dijo.
Su mensaje al Congreso y la Casa Blanca es: «Son servidores públicos. Están en esos puestos porque el pueblo de Estados Unidos los eligió y ese mismo pueblo ha demostrado en encuestas, con llamadas, con peticiones y con e-mails, que apoya una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía. Lo que tienen que hacer es su tarea como servidores públicos que son».
Sobre los «principios» migratorios que los republicanos se aprestan a presentar agregó: «Que piensen muy bien antes de dar a conocer lo que van a ofrecer, porque las elecciones ya vienen y nuestra comunidad (hispana) sí hace su tarea».
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice