Los ataques del presidente contra los inmigrantes no son sólo la construcción del muro fronterizo con México, socio comercial importante de Estados Unidos, sino que buscan también penalizar con recortes presupuestales a las ciudades santuario que se nieguen a colaborar con los agentes federales de Inmigración y en cambio decidan proteger a los indocumentados. Líderes que abogan por los derechos de los inmigrantes califican estas acciones del presidente como «extremistas, inefectivas y costosas», y dicen que «no debería ser una sorpresa que el caos y la destrucción sean el resultado». Además, acusan al presidente de mentir sobre los inmigrantes para impulsar la política del país.
Samuel Orozco
Director de Noticias, Radio Bilingüe
El presidente Trump acaba de dictar órdenes presidenciales con las que se dispone lanzar un ataque frontal contra la comunidad indocumentada, para cumplir una de sus grandes promesas de campaña: lanzarse contra los inmigrantes indocumentados desde el Día Uno, con lo que agitó otra vez los ánimos de sus seguidores.
En este terreno y para cumplir dichas promesas de campaña el presidente comenzó con el tema de la inmediata construcción del muro en la frontera sur, y destinar el dinero disponible en el presupuesto para empezar los trabajos.
Amenazó con penalizar a las ciudades santuario que ofrezcan protección contra la deportación a sus residentes indocumentados, bloqueándoles los fondos federales (amenaza que, de comenzar a cumplirse, sería de inmediato litigada en las cortes por los gobiernos municipales y estatales).
Además prohibiría la entrada de refugiados de Siria y de visitantes de varios países catalogados como musulmanes (esta fue la llamada promesa de “prohibición de los musulmanes”). Y anunció que triplicará la fuerza de deportación de los agentes de ICE, así como aumentar el número de centros de detención de inmigrantes.
Al más puro estilo de Trump estas medidas fueron coreografiadas con una visita a las oficinas del Departamento de Seguridad Nacional DHS (que se hace cargo de procesar al inmigrante), y una reunión con madres cuyos hijos fueron muertos por indocumentados.
Marielena Hincapié, directora ejecutiva de the National Immigration Law Center llamó a las acciones ejecutivas de Trump como «extremistas, inefectivas y costosas». Y acusó al presidente de mentir sobre los inmigrantes para impulsar la política estadunidense.
«Trump está llevando una bola de demolición a nuestro sistema de inmigración, no debería ser una sorpresa que el caos y la destrucción sea el resultado», agregó.
En lo que se refiere a la terminación del programa DACA (la acción diferida para los llegados en la infancia), el gabinete sigue estudiando el asunto, dicen voceros de la Casa Blanca.
Sobre esto algunos analistas, basados en opiniones que han publicado dirigentes extremistas antinmigrantes que influyen sobre la administración, creen que la Casa Blanca está considerando usar a los jóvenes dreamers como su carta de negociación para regatear con los demócratas medidas de mano dura.
Según este análisis, se trataría de conceder permiso legal a los Dreamers a cambio de pasar leyes que obliguen a los patrones a despedir a sus trabajadores sin papeles, poner fin a las visas que piden los inmigrantes para traer a sus familiares como residentes, y por supuesto, derramar grandes dineros en la construcción del muro.
Por último, luego de semanas de infundadas aseveraciones de Donald Trump, en el sentido de que en la elección de noviembre millones (hasta cinco millones) votaron ilegalmente, acusando muy en particular a los inmigrantes, a los no ciudadanos, hoy Trump anuncia crípticamente que pedirá una gran investigación sobre ese susodicho fraude electoral, lo cual pudiera conducir luego a imponer leyes más restrictivas contra algunos ciudadanos votantes.
¿Cómo se va a investigar esto? ¿Quién sabe? Nadie en la administración actual fue capaz de dar detalles.
Como es de verse a las claras, incluso en este terreno siguen los inmigrantes siendo usados como piñata para oscuros y aviesos fines politiqueros. Según estas manipuladas versiones, el gran perpetrador del chanchullo, del robo electoral, son los no ciudadanos. Sigue pues marchando hacia adelante la guerra fría contra los inmigrantes y muy en especial contra los inmigrantes mexicanos. Por lo que se ve, ahora el ataque se avecina en el campo electoral.
Esto del fraude electoral, esta acusación fabricada es algo que tiene todas las señas de ser una especie de push and pull político: atacar la noción prevalente entre la opinión publica de que Trump es un presidente ilegitimo por haber perdido el voto popular, y a la vez jalar agua para su molino, favoreciendo leyes que restrinjan el acceso a los votantes en zonas de inmigrantes y ciudadanos de color, y en los hechos llegar a suprimir su sufragio.
Hay que recalcar que, aparte del presidente, ninguna personalidad o institución política de algún peso ha puesto las manos en la lumbre sobre esas acusaciones de fraude masivo en los comicios de noviembre. Incluso sus personeros dicen que es la opinión del presidente, algo que está en la mente del presidente y que por eso todos los demás deberían acatar, tomar en serio■