Marco Vinicio González
Noticiero Latino, Nueva York
Con la consigna, “La tierra no se vende, se ama y se defiende”, un grupo de activistas en solidaridad con los zapatistas de Chiapas, realizó un plantón afuera del Consulado de México en Nueva York.
Bajo un calor intenso y opresivo, por la humedad del verano en esta ciudad, los manifestantes mantuvieron el plantón en las céntricas calles de Manhattan durante tres días consecutivos, para también llamar la atención sobre el asesinato del maestro rural, José Luís Solís López, alias «Galeano», integrante de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La emboscada donde asesinaron de tres tiros y una salvaje paliza al maestro Galeano ocurrió el 2 de mayo de este año en el municipio de Las Margaritas. Ese día Galeano y otros 60 indígenas fueron emboscados por miembros de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica, militantes también de los partidos políticos Verde Ecologista (PVEM) y de Acción Nacional (PAN), subvencionados por el gobierno priista que administra actualmente México. El día de su muerte, Galeano venía de una reunión que buscaba acuerdos para solucionar los conflictos entre la referida central campesina y las comunidades bases de apoyo del EZLN.
Los manifestantes de dicha protesta en el consulado, apoyados por miembros del movimiento Ocupa Wall Street (OWS), exigían al gobierno mexicano, “alto a la represión contra las comunidades zapatistas, justicia para el asesinado maestro Galeano», y le recordaban que «la tierra no se vende -sino que- se ama y se defiende, y esto estamos diciendo a los empleados del consulado, que trabajan para un gobierno corrupto y asesino”, declaró a Radio Bilingue la escritora y activista, Malú Huacuja del Toro, quien permaneció los tres días en el plantón.
Vale recordar que los zapatistas sufren una guerra de baja intensidad desde su levantamiento en Chiapas contra la política neoliberal del gobierno en 1994, justo en la inauguración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Por eso estos activistas piden al gobierno mexicano que ponga fin a la militarización en la zona de influencia zapatista, que ha traído todo tipo de violaciones y vejaciones -incluidas las sexuales a las indígenas zapatistas-, y atizado los conflictos interétnicos en la región.
Huacuja del Toro señaló además que la respuesta del consulado ha sido de un mutismo hermético. “Salen y entran sin dirigirnos la palabra, y algunos de ellos se burlan de nosotros”, dijo, aunque aceptó que otros empleados los miran con respeto, pero sin decir tampoco nada. “La respuesta más patente del consulado ha sido, que cuando anunciamos que regresábamos al día siguiente, en la mañana aquí había tres camionetas de la policía”. Huacuja del Toro puntualiza que no se trató de simples patrullas, sino de esas camionetas que comúnmente se usan para arrestos masivos.
“Y hubo un momento que a los manifestantes que estábamos aquí repartiendo volantes pacíficamente, aunque realmente no éramos tantos, teníamos aquí a siete agentes del Departamento de Policía de Nueva York (NYDP) vigilándonos”.
La escritora se pregunta sobre los gastos que la ciudad de Nueva York tiene erogar con tantos policías y camionetas “para defenderse de una manifestación que pacíficamente está defendiendo la tierra, los derechos humanos, que está defendiendo al planeta del gobierno de México”. Porque cabe recordar, continúa la escritora activista, “que las comunidades zapatistas son unas de las pocas comunidades en México donde se ha erradicado el crimen organizado, la drogadicción, el alcoholismo, y ha disminuido dramáticamente la violencia doméstica contra la mujer; a diferencia del territorio mexicano, donde priva el narcotráfico, la desesperación de la gente a todos los niveles, la corrupción y la impunidad”.
Malú Huacuja del toro criticó además al gobierno mexicano de hacer gastar dinero en protección policial al gobierno de Nueva York.
David Valle, estudiante de doctorado en la carrera de biología en esta ciudad, era otro de los manifestantes presentes en el plantón. Él opinó que ese tipo de movilizaciones eran de mucha utilidad, “para manifestarle al gobierno que los estamos vigilando; y que a través de nosotros los está mirando todo el mundo”.
El plantón concluyó como comenzó, pacíficamente, recibiendo muestras de apoyo de los neoyorquinos transeúntes.