Sin esperanzas de asilo en EEUU, refugiados haitianos echan raíces en frontera mexicana

Francisco ‘Kiko’ Hernández.

Francisco ‘Kiko’ Hernández.

Cerca de cuatro mil refugiados haitianos se han quedado atrapados en Tijuana, en la frontera de México. Imposibilitados de conseguir asilo en Estados Unidos al endurecerse la política migratoria del gobierno de Trump, muchos han decidido establecerse en su nuevo país (México). Librando toda clase de dificultades para aprender el idioma pero con mucho ánimo, algunos están construyendo habitaciones y fundando pequeños negocios en uno de los barrios más pobres de la frontera, que ya se conoce como La Pequeña Haití. Desde Tijuana, Baja California, Manuel Ocaño preparó el siguiente reporte, como parte de la serie, Hablando de la Raza.


El maestro albañil Francisco “Kiko” Hernández le da instrucciones a sus dos peones haitianos, que lo ayudan a construir una casa de 15 por 12 pies en La Pequeña Haití de Tijuana. Un  asentamiento donde viven unos 150 haitianos, localizados a unos 15 minutos al oeste del Centro de la ciudad, en una de las colonias más pobres.

“La mayoría entiende el español; tienen que aprender el idioma, porque su idioma, ya ve que es el francés”, dice Kiko.

Antony Francis es el que más entiende español. Mientras prepara el cemento le habla a una niña, Bebé, de tres años de edad, quien lo veía trabajar.

Bebé.

Bebé.

Hola, amiga. Hola, amigo…

¿Qué? -responde Bebé.

El Pastor Gustavo dice:

“Esto es La Pequeña Haití. Estamos en la Divina Providencia, en el Cañón del Alacrán” 

El pastor Gustavo Banda Aceves, de la iglesia Embajadores de Jesús, es el fundador de esa colonia haitiana.

La Pequeña Haití comenzó a formarse en noviembre del año pasado, cuando el gobierno de Estados Unidos dejó de otorgar refugio a los haitianos que hasta entonces podían llegar al país como refugiados, víctimas del peor terremoto en su país en el 2010”

El pastor Banda les da refugio y les ayuda a llenar los trámites para que el gobierno les autorice construir sus casas, porque a pesar de que como refugiados pueden trabajar, estudiar  y desplazarse por el país, les ponen muchas trabas para tener su propiedad.

pastor Gustavo Banda Aceves, de la iglesia Embajadores de Jesús

pastor Gustavo Banda Aceves, de la iglesia Embajadores de Jesús

«En este momento viven ahí en la iglesia, pero ellos, pues ya no quieren vivir en la iglesia, a ellos les gustaría que yo hiciera casas para cada una de estas familias” 

El equipo de construcción echa el piso de colado de la tercera casa, que en realidad son como los llamados estudios; de una sola pieza, sin baño ni cocina, ni sala y aun sin servicios de agua ni luz.

Algunos  haitianos son vendedores ambulantes, o trabajan con los llamados “viene-viene”, en los estacionamientos o en la construcción. Pero otros han logrado abrirse mejor camino.

‘Lucy’, Elicione Choles es una joven de Puerto Príncipe de 27 años de edad. Iba a cumplir 20 años cuando en el 2010 un devastador terremoto destruyó su casa y su escuela. Como todos los haitianos que viven en Tijuana, Lucy recorrió varios países.

Lucy, una cocinera y enfermera profesional, usó sus ahorros para llegar a la frontera con California. México le otorgó la calidad de refugiada hace seis meses y hace cuatro abrió un restaurante que nombró, ‘La Cocina de Lucy’, en el centro de Tijuana.

‘Lucy’, Elicione Choles, de 27 años de edad es de Puerto Príncipe, Haití.

‘Lucy’, Elicione Choles, de 27 años de edad es de Puerto Príncipe, Haití.

Lucy (habla entrecortado):

“Yo estaba caminando para llegar a Estados Unidos pero no se puede llegar a Estados Unidos, llegué hasta México y ahorita México es mi país”

Lucy vende comida haitiana, ensalada, un gran plato de arroz blanco, sopa de frijoles y espinazo; o, en otro día, carne de res con plátanos fritos y ensalada. Es uno de los primeros negocios de comida haitiana en la ciudad. Sus clientes son mexicanos curiosos y los paisanos de Lucy. El platillo cuesta unos 90 pesos en promedio, que son alrededor de 5.50 dólares. Lucy se siente orgullosa de su negocio:

“El pollo tiene otro sabor diferente, el pescado también, filete, carne de res pero con otro sabor diferente»

DSC02696A los cerca de 4 mil haitianos que se calcula aún quedan en Tijuana el gobierno de México les dio hasta el 30 de septiembre para que regularicen su situación migratoria. Para ayudarlos a expedirles documentos oficiales, el  gobierno de Haití abrió una pequeña oficina al interior de una tienda de zapatos y ropa sin cobrarles renta.

Se escucha en el fondo un poco el ruido de una tienda…

Christopher Faustin es el encargado:

«Hay personas que no tienen pasaporte y el trámite del pasaporte dura más tiempo que la constancia. Entonces, para que la persona pueda tramitar su documento en el Instituto Nacional de Migración hace trámite de la constancia, porque es más rápido»

Hata ahora ningún haitiano ha sido deportado de Tijuana, y poco a poco están integrándose a la sociedad tijuanense. Hay aceptación mutua, afirma el maestro albañil, Francisco ‘Kiko’ Hernández.

Antony Francis es el que más entiende español. Prepara el cemento para los pisos de la casa de la Pequeña Haití.

Antony Francis es el que más entiende español. Prepara el cemento para los pisos de la casa de la Pequeña Haití.

«Son gentes muy tranquilas; no son gentes ni groseras ni peleoneras ni nada de eso”

Opina lo mismo la restaurantera, Lucy Elicione Choles.

“Sí, me gusta mucho México”

Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde La Pequeña Haití en Tijuana, México, Audio, Foto y Texto de Manuel Ocaño.

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