Samuel Orozco
Director de Noticias
Radio Bilingüe
John Robert Lewis, líder histórico de los derechos civiles en Estados Unidos y congresista demócrata de Georgia por más de tres décadas, murió de cáncer a la edad de 80 años.
A Lewis, el ultimo sobreviviente de los seis grandes del movimiento de los derechos civiles encabezado por el Dr. Martin Luther King, se le recuerda por haberse puesto al frente de cientos de manifestantes que cruzaron el Puente Edmund Pettus de Selma en la marcha del Domingo Sangriento.
La marcha fue brutalmente reprimida por la policía. Lewis sufrió fractura de cráneo a causa del ataque policial. Pero las imágenes de ese bestial despliegue de violencia contra inermes manifestantes afroamericanos, junto con múltiples más, sacudieron la conciencia del público no sólo nacional, sino de todo el continente sobre la realidad del atroz segregacionismo y desigualdad racial.
Por esos días, e inspirada en las valerosas acciones de desobediencia civil de los grupos afroamericanos del sur, la cantautora y activista mexicana, Judith Reyes popularizó en América Latina un corrido dedicado al poder negro, uno de cuyos versos decía así: “Allí viene la jauría, la policía y el Ku Klux Klan, civilización esta del tío Sam…”.
La mano solidaria del “buen revoltoso”, como una vez se llamó, se extendió también a otras comunidades. Según comunicado de la UFW, la Unión de Campesinos: “John Lewis trabajó en estrecha colaboración con César Chávez en los barrios pobres afroamericanos y latinos de Los Ángeles durante la malograda campaña presidencial del senador Robert F. Kennedy, en mayo y junio de 1968. «Han pasado cinco décadas», recordó John Lewis en 2018, «pero nunca he olvidado lo que César y el movimiento de trabajadores agrícolas significaron para mí. Todos estos años me he esforzado por seguir dedicado a la causa que nos unió a César y a mí durante esos tiempos fatídicos. Los tiempos de hoy exigen la misma devoción por todos nosotros». El congresista fue arrestado junto con miembros de la UFW y otros activistas de inmigración en el Capitolio de Estados Unidos en 2013, luchando para que se aprobara la reforma migratoria.
Sin duda alguna, el pueblo latino debe un gran reconocimiento al singular valor y porfía de esta gran figura afroamericana. La sangre que derramó Lewis aquel día de marzo del 65 sobre el Puente Edmund Pettus ayudó a fertilizar las semillas de un movimiento de proporciones nacionales, sin fronteras, que se reencarna hoy en el movimiento Black Lives Matter. Aqulla lucha hizo irreversible la avalancha ciudadana que culminó en la Ley nacional de los Derechos Civiles y el Acta de Derechos del Voto■