De La Redacción
Durante ya varias décadas el pueblo yaqui de Sonora, México, ha venido peleando en tribunales por la conservación del agua que por ley le corresponde a su territorio. Sin embargo, contradiciendo la propia ley distintos gobiernos que se han sucedido en Sonora y en México han seguido construyendo presas para la irrigación, proyectos hidroeléctricos, y hasta se han descubierto flujos de agua para la industria minera a costa de las aguas que pertenecen por decreto a la tribu yaqui.
En los años 40 que se construyó la presa de La Angostura por un decreto del general Lázaro Cárdenas, entonces presidente de México, esta presa en el Río Bavispe, un afluente del Río Yaqui, ha ayudado a controlar el flujo de agua para los agricultores de río abajo, en el Valle del Yaqui. El decreto ordenaba entre otras cosas que el 50 por ciento de las aguas almacenadas en La Angostura se destinara a la supervivencia del pueblo yaqui.
Desde entonces, en el territorio del pueblo yaqui hay más de tres presas construidas y decenas de desviaciones que han acaparado de manera ilegal el caudal del Río Yaqui. Como consecuencia de estas acciones la zona boscosa alrededor del río ha sido disminuida a 200… , así como también su producción de maíz, porque en la actualidad el Río Yaqui está seco.
De las luchas jurídicas que ha tenido que emprender recientemente este pueblo indígena, uno de los voceros y secretarios designados por las autoridades tradicionales yaquis, Mario Luna aborda estos temas con Martha Elena Ramírez, directora de Voz Pública y conductora de Línea Abierta desde México. Durante la entrevista, el líder yaqui habla también de su paso por la prisión, como la cuota que tiene que pagar para alcanzar los derechos del pueblo yaqui.
Cuando en 210 a través de la prensa el pueblo yaqui se entera de la inminente construcción del Acueducto Independencia, un nuevo afluente que se le abre al Río Yaqui para satisfacer las necesidades de agua de Hermosillo, la autoridad tradicional de los yaquis en Vicam se opone a esta construcción, y comisiona a una delegación para encabezar la defensa jurídica de su pueblo.
Para tal efecto se nombra entonces a Mario Luna como Secretario y escribano, quien traduce ante las diferentes instancias presentes en las asambleas, que es la forma como se toman las decisiones importantes que afectan la vida de los yaquis.
En este caso de la obra del Acueducto Independencia los afectados son prácticamente todos los usuarios de la cuenca del Río Yaqui, o sea, todo el sur de Sonora, con una población de alrededor de un millón de habitantes, señala Mario Luna a Martha Elena Ramírez, directora de Voz Publica y conductora de Línea Abierta desde Méxco.
“Pero directamente en la comunidad yaqui, que somos los que vivimos en el último tramo del Río Yaqui, para desembocar al mal llamado Mar de Cortés, somos los más afectados. Desde que nace en Arizona, pasa por Chihuahua y entra a Sonora por la sierra alta, las aguas se vienen disminuyendo. Al grado de que al final del recorrido al pueblo yaqui ya no le llega ni una gota de agua por escurrimiento natural del río”, afirma Luna.
Agrega: “Es en ese sentido que nosotros siempre hemos defendido que el cauce del Río Yaqui no se elimine, no se retenga totalmente. Sin embargo, a lo largo de los años se han construido varias represas sobre la cuenca del Río Yaqui; y aunado a eso intentan legalizar otro usuario más, del ya de por sí muy afectado Río Yaqui, pues”. Y aclara que se refiere a los trasvases que se hacen de una cuenca a otra a través del Acueducto Independencia.
En referencia al decreto del general Cárdenas en los años 39-40, dice este líder yaqui que a 75 años de emitido ese decreto no se ha cumplido con los que se estipula ahí.
“Ahí se habla de la creación de la presa hoy conocida como Lázaro Cárdenas, en aquel entonces conocida como La Angostura. Con una capacidad de 800 millones de metros cúbicos de almacenamiento… El decreto dice que la tribu yaqui tiene el derecho al uso y disfrute de las captaciones de la cuenca del Río Yaqui, hasta en un 50% de lo que se almacena ahí”.
Sin embargo eso no sólo no ha sido así, sino que más bien se han ido disminuyendo los volúmenes que se asignan autoritariamente al pueblo yaqui. “Conagua (la secretaría federal del ramo) afirma que se nos tiene asignados alrededor de 250 millones de metros cúbicos; lo cual no es cierto. Porque la capacidad de conducción de los canales que se dirigen a la tribu, pues es mínima, yo creo que ni siquiera llegan a 150 millones de metros cúbicos”.
Y afirma que pegados a la cortina de la presa de La Angostura se hallan muchos tubos conectados que incluso están jalando más agua de la que se le asigna al pueblo yaqui. No sólo eso, sino que además, sostiene Luna, estos tubos abastecen a la industria minera de la zona, en particular a la Mina de Nacozari. Y por otra parte abastece de agua los usuarios de la sierra.
Cuando en 1940 la presa de La Angostura era la única presa en la zona, el decreto declaraba que además del 50% del agua almacenada que debía ser destinada al pueblo yaqui, esta cuota era “sin menoscabo del aprovechamiento de las aguas broncas no controladas en ese momento”.
“Estamos hablando de escurrimientos, riachuelos, lluvias y todo eso que, a lo largo de 200 kilómetros, por el recorrido del Río Yaqui hasta la tribu, pues se irían sumando al 50% que reza el decreto”.
Años después se instala una presa derivadora en los límites del territorio yaqui, continúa Luna, con la que se busca distribuir el 50% del agua que se captaba y que se derivara hacia el Valle del Yaqui, con los colonos que no era de la tribu en ese momento, y el otro 50% para el pueblo yaqui, lo que no ha sido cierto tampoco.
“Eso tampoco funcionó, pero lo único que hizo fue disminuir la afluencia de agua del Río Yaqui”.
Posteriormente se construye una presa intermedia, conocida entonces como la Presa del Novillo y hoy como Plutarco Elías Calles, a la que actualmente se le conectó el Acueducto Independencia, cuando su decreto de creación indica que es únicamente para la generación de energía eléctrica. Luna, quien sostiene que incluso hay un decreto de veda, añade que el decreto impide que haya trasvases de esa presa.
“Sin embargo, violentando toda las normatividades, pues se conectó, por lo que hoy estamos luchando”.
Desde que se comenzó a controlar el agua, empezó a disminuir la afluencia del Río Yaqui.
Hubo un tiempo, y aun ya en su etapa final, en que el Río Yaqui era navegable. Toda la producción que se levantaba en el territorio yaqui, entraban por ella barcazas que venían desde Guaymas y de Baja California, a sacar por vía marítima el producto. Ahora es totalmente imposible, porque por el Río Yaqui ya no corre ni una gota de agua… Están condenando a la muerte prácticamente a esa parte del Río Yaqui”.
En otro tiempo, con los escurrimientos de agua y los humedales del Río Yaqui se cultivaban unas 70 mil hectáreas de temporal, sin ninguna técnica moderna, afirma Luna. “Una vez que se modernizó, con la instalación de presas y la conducción de canales artificiales encementados, el área de cultivo se redujo a 24 mil hectáreas para el yaqui. O sea, de 70 mil hectáreas que estaban en producción por temporal, se redujo a 24 mil con la modernización del distrito de riego”.
Pero la reducción en el volumen del agua del Río Yaqui no ha sido casual, sino que aparte de la hidroeléctrica, que debe ser de beneficio social, siempre y cuando no se privatice, estos trasvases o desvíos del agua del yaqui ha tenido beneficiarios con apellido. Por ejemplo, cercanos a la presa de La Angostura está la Mina de Nacozari, señala Luna. Y río abajo, conectados a la presa de El Novillo, hay otros trasvases que llevan el agua a otras minas, sostiene el vocero del pueblo yaqui, quien señala además que se han venido construyendo ilegalmente infinidad de represas, a pesar de la existencia de un decreto presidencial que prohíbe la extracción de agua de la presa de El Novillo.
Para los yaquis, apunta Luna, “no vemos el Río Yaqui como un elemento de producción, como insumo, sino también, la concepción misma de la cosmogonía yaqui, la creación misma del yaqui está interpretada mediante el Río Yaqui, pues. En la conjunción de los elementos tierra, agua, aire, es que se da la vida del pueblo yaqui ahí. Entonces, hay toda una leyenda y una historia, hay un sustento que nosotros tenemos para sentirnos parte del Río Yaqui”.
Por eso el dolor es aún mayor, continúa Mario Luna. Porque después de la limitante económica y ecológica, porque después de haber tenido franjas del Río Yaqui que se extendían por kilómetros, “ahora se han reducido a 200 metros horita, la franja de bosque”, asegura el líder comunitario.
Así que es una afectación lamentable, “la interpretación cultural de la cosmogonía y de la visión yaqui también se viene afectando; porque hay rituales sagrados que se hacen dentro del Río Yaqui. El mismo carrizo, el álamo, el mezquite que crecía ahí alrededor, para fijar nuestras ramadas, y hacer nuestras casas, pues todo so se está acabando, vedad. Nos están condenando prácticamente a emigrar de ahí”, de estos territorios habitados por ellos durante más de 500 años.
-Ustedes dieron una lucha muy fuerte, bloqueando carreteras hace unos años, acaparando la atención de los medios, interpusieron también recursos jurídicos ante la Suprema corte de Justicia, lograron la realización incluso de una consulta. Después la impugnaron porque no sé si realizó, o se iba a realizar sin las condiciones adecuadas, señala Martha Elena Ramírez.
-¿En qué momento de la lucha estamos ahorita? –pregunta Martha Elena Ramírez.
“Las manifestaciones de enojo y de desencanto fueron a partir de que La autoridad tradicional yaqui nos comisionó a nosotros para hacer la defensa jurídica pacífica legal, en la que obtuvimos sendos triunfos en todas las instancias. De los tribunales locales a los tribunales de circuito, regionales, hasta llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues nos dieron la razón, ampararon nuestro derecho”, responde Luna.
Sin embargo dichas resoluciones favorables al pueblo yaqui “no se han respetado ni materializado en los hechos. Nosotros impugnamos desde la licitación misma de la obra –del Acueducto Independencia-, y contra todo eso se violentó y se siguió adelante”.
Luna agrega que se ordenó la realización de una consulta popular, para respetar el derecho de audiencia al pueblo yaqui, “amparado en las leyes y convenios o tratados internacionales, en donde cualquier mega obra o proyecto que se instale o que afecte directa o indirectamente a un pueblo indígena, tiene que ser consultado. Y eso se violentó también”.
Sobre la consulta que se ordena que se le haga al pueblo yaqui para emitir un nuevo manifiesto de impacto ambiental que validara la obra, dicha consulta nace amañada, dice Luna. “No ha salido adelante, la consulta está trunca. Primeramente porque los estándares internacionales que requiere el caso dicen que la consulta debe ser previa, y la obra ya estaba muy avanzada en ese entonces”.
Además, dichos requisitos afirman que el proceso debe ser libre. “Y bueno, no puede ser libre porque en lo personal yo sufrí acoso y encierro injustificado; encarcelamiento, junto con otro compañero, y otros compañeros fueron agredidos física y materialmente en sus pertenencias”.
Y muchos menos se está buscando que se logre el consentimiento del pueblo yaqui, prosigue Luna, “porque ellos lo quieren manejar como un simple requisito, para validar un despojo”■
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