De La Redacción
Tratar la adicción de la heroína como un crimen no ha dado resultado y ha costado mucho en vidas humanas y en dinero a este país. En cambio, tratar a los adictos como enfermos, en lugar de arrestarlos, y conducirlos a tratamientos adecuados parece estar ganando terrenos en decenas de departamentos de la policía, cansados y desilusionados de las políticas punitivas implementadas durante décadas que sólo han fracasado, dice este artículo de The New York Times.
Leonard Campanello es jefe del Departamento de Policía de Gloucester, un pequeño ppblado de 28 mil habitantes dedicado a la pesca en Massachusetts, que cuenta con una fuerza policial de apenas 60 agentes. Ha propuesto y llevado a cabo con éxito relativo un enfoque distinto al usado en el tradicional combate a las drogas, específicamente a la adicción de la heroína. En lugar de arrestar a los adictos les conduce a tratamientos médicos para enfrentar la adicción, declarando a estos no como a criminales sino como enfermos de una lacerante y creciente epidemia convertida desde hace décadas en un agudo y complicado problema de salud pública en Estados Unidos, reporta The New York Times.
El programa, conocido como The Gloucester Angel Program cobró visibilidad cuando a Campanello, de 48 años de edad e hijo de una familia católica de clase media blanca en los alrededores de Boston, puso un anuncio en Facebook que escuetamente decía: ¡Help!, En el post declaraba que “La vieja guerra contra las drogas se perdió otra vez”. Convencido de que la adicción es una enfermedad y no un delito o falta a la moral, se convirtió en un oficial inusual para los adictos a la heroína, a quienes les ofrece una alternativa a la prisión. Para algunos de sus detractores Campanello se cmporta más como una activista social que como un jefe dela policía.
La idea de que la adicción debe ser tratada como un problema de salud en lugar de un crimen ha ganado aceptación, en tanto el consumo de la heroína se ha extendido desde los centros urbanos a los suburbios de la nación, convertidos en puestos de avanzada rurales, y ha hecho mella en la clase media blanca sobre todo, sostiene la fuente.
Hasta hoy el referido post en Facebook ha sido compartido en unas 30 mil ocasiones y visitado por 2.4 millones de usuarios de las redes sociales. Y desde junio, que dio comienzo el Programa del Ángel de Gloucerest, unos 391 adictos se han entregado a ese departamento de policía en Gloucester, donde el 40 por ciento proviene del área de Gloucester y el resto de los adictos de otros estados del país. Todos han recibido tratamiento.
Aunque este enfoque no es nuevo, desde que el programa comenzó unos 57 departamentos de policía en 17 estados lo han adoptado o imitado, y otras 110 agencias policiales se preparan para hacerlo, dice el Times. No obstante, el programa no está exento de críticas, particularmente en el terreno de lo legal, que cuestionan la autoridad de un departamento de policía local para “tomar la ley en sus manos” y amnistiar a los arrestados.
Cabe anotar que aún con todo y críticas, que incluyen la de una ex fiscal que advierte que otorgar una amnistía puede poner en riesgo miles de casos en los que a los adictos se les dictó auto de formal prisión por la misma causa, sus defensores argumentan que esta epidemia o consumo de heroína y pastillas para el dolor mató por ejemplo a poco menos de medio millón de personas nada más en 2014, en decesos relacionados a accidentes automovilísticos, asesinatos y suicidios en Estados Unidos, sostiene la fuente.
La alternativa representa sin embargo una fuerte erogación económica que el departamento de policía de Gloucester no tiene. Por tal motivo Campanello ha desarrollado a lo largo y ancho del país una red nacional de ayuda al programa. 200 centros de tratamiento en todo el país han firmado como socios, y en seis meses Gloucester, que conduce a la gente al tratamiento pero no lo proporciona por sí mismo, ha desarrollado una red nacional de centros dispuestos a proporcionar camas y tomar como referencia la policía, independientemente de que el adicto tenga seguro de salud o no.
David Rosenbloom, profesor de política y gestión de la salud en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, que ha estado analizando los datos de Gloucester dijo al periódico que «Esto tiene el potencial de ser una innovación disruptiva que cambia la imagen de cómo nos ocupamos de la enfermedad». Y es una medida de la desesperación generalizada de ir más allá de la guerra contra las drogas, que tantos han estado dispuestos a probar, señaló el investigador.
Sin embargo, una adicta reincidente a la heroína, que se sometió en distintas ocasiones al tratamiento a través del programa del Ángel de Gloucester finalmente pereció. Pero fue considerada oportunamente por el propio Leonard Campanello como la primera víctima de este programa, expuesto a fracasos. Sin embargo, esto parece haber redoblado los esfuerzos de ese departamento de policía y sus aliados, aceptando que hay mucho por hacer todavía frente a este flagelo. Y los padres de Stephenie Jesi, la occisa, le han brindado su apoyo a Campanello.
Para leer la nota sobre este peculiar personaje y su programa, puede consultar este enlace de The New York Times (inglés).