De la redacción
Durante los últimos meses se ha intensificado una discusión sobre los daños a la salud que causan los pesticidas que se riegan sobre los campos agrícolas, como en California por ejemplo. Ahí, los plaguicidas que usan en su compuesto químico la tóxica sustancia del Clorpirifos (Chlorpiryfos), han sido sujetos a una cada vez más intensa discusión o revisión por parte de la comunidad científica avocada al tema, con la que Radio Bilingüe ha contribuido en su divulgación. Hoy, que es difícil ocultar el carácter dañino del Clorpirifos en los pesticidas o plaguicidas que no sólo se riegan en los campos sino que también son esparcidos por el viento a los centros habitacionales.
La administración Trump respaldó el uso del Clorpirifos, una sustancia sumamente tóxica usada en los plaguicidas, pero fue incapaz de explicar con datos científicos por qué el gobierno respalda su uso a pesar de la contundente evidencia científica que existe sobre su toxicidad.
Y es que el jefe de la Agencia de Protección al Ambiente, la EPA, Scott Pruitt no explicó qué datos impulsaron su decisión para permitir el uso continuo de este pesticida tóxico, por lo que algunos grupos ecologistas presentaron una demanda.
De acuerdo con la publicación Earth Island Journal, que difunde noticias sobre el medio ambiente mundial, bajo la presidencia de Trump “la EPA pudo haberse adentrado en el nuevo y ‘valiente’ mundo de los hechos alternativos”.
Sucede que en noviembre pasado, después de varios años de estudio, la EPA anunció que “el insecticida clorpirifos representa un riesgo inaceptable para los humanos, especialmente para los niños, cuando sus residuos se encuentran en frutas, vegetales y agua potable”.
Hemos publicado en este mismo espacio sobre el dañino plaguicida que se halla también en el aire que respiran los habitantes de los poblados circundantes a los campos de cultivo donde se riega este pesticida, y, lo que es muy grave, en las escuelas y patios recreativos para los niños de la rica zona agrícolas de California.
Por ejemplo, en el mes de abril de este año el director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco condujo un interesante diálogo en Línea Abierta con la fundadora y directora ejecutiva de Voces Verdes, Adrianna Quintero, del National Resources Defense Council (NRDC) en San Francisco, Califrnia. Y en ese mismo programa participó también el organizador comunitario de El Quinto Sol de América, Ángel García, fundador de Coalition Advocating for Pesticide Safety, en Tulare. Como es sabido, el valle central de California es una región donde el Clorpirifos es de uso común y extendido.
En el enlace de abajo puede se aborda cómo a pesar de la recomendación de la comunidad científica, el jefe de la EPA, “Scott Pruitt rechazó prohibir el tóxico pesticida conocido como clorpirifos, atrayéndose así demandas legales por parte de grupos ambientales y de trabajadores del campo”. En esta discusión, activistas conectados al litigio discuten el asunto:
De esta suerte, el hallazgo de la EPA que divulga el Earth Island Journal, cita un estudio de la Universidad de Columbia en 2014 y otra investigación que muestra que los jóvenes han sufrido disminuciones en las capacidades cognitivas y reducido el cociente intelectual después de exposiciones crónicas al plaguicida. “Esto llevó a que la EPA recomendara la prohibición de todos los usos agrícolas del clorpirifos, el insecticida más utilizado en los Estados Unidos con 4 a 8 millones de libras aplicadas anualmente”.
No obstante, el 31 de marzo o “el día en que se programó la prohibición, el nuevo administrador de la EPA, Scott Pruitt determinó que el clorpirifos no es peligroso después de todo, y rechazó la prohibición”.
La fuente cita además que irónicamente «Pruitt emitió su decisión en California, nada menos que ¡el Día de César Chávez!, el famoso campeón de los derechos de los trabajadores agrícolas, quien en alguna ocasión habría dicho: ‘Si ignoramos el envenenamiento por plaguicidas, si consideramos que los trabajadores agrícolas y sus hijos están afectados, entonces todas las demás injusticias que enfrenta nuestro pueblo se verán agravadas por una tiranía aún más mortal'».
Antes, la EPA había tomado la decisión de prohibir el químico, tras una petición legal, dice el el Earth Island Journal, presentada por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC) y la Red de Acción de Pesticidas de América del Norte (PANNA) en 2007. Luego, el NRDC y Pesticide Action Network presentaron una moción en el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos del Noveno Circuito (San Francisco), “para obligar a la EPA a prohibir el clorpirifos, argumentando que «la agencia no ha presentado ninguna investigación científica que justifique la decisión de revertir su hallazgo preliminar”.
Ya en 2007 la referida petición señalaba que “el clorpirifos y otros organofosforados fueron originalmente diseñados como agentes nerviosos durante la guerra, y estos productos químicos producen ‘efectos devastadores’ al cerrar una proteína conocida como acetilcolina que es vital en la transmisión de señales en el sistema nervioso del cuerpo”.
Algunos de los síntomas clínicos de intoxicación, que cita la fuente, por organofosforados pueden incluir contracción de la pupila del ojo, aumento de la salivación, náuseas, mareos, confusión, convulsiones, micción y defecación involuntarias y, en casos extremos, muerte por asfixia como resultado de la pérdida de control de los músculos respiratorios. Un estudio de 2012 de la Escuela de Medicina de Harvard calculó que la intoxicación con organofosforados puede restarle a un niño hasta seis puntos de su Coeficiente Intelectual, CI”.
Un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley, dice la fuente, que examinó los impactos del envenenamiento con organofosforados en mujeres y niños en el Valle de Salinas, “descubrió que por cada 522 libras de aplicaciones combinadas de plaguicidas organofosforados en un kilómetro del hogar de una mujer embarazada, un niño a los 7 años pierde dos puntos de CI”.
Estos y otros reveladores hallazgos los puede encontrar en el siguiente enlace (inglés):
Pruitt’s Rejection of Chlorpyrifos Ban Seems Based on Alternative Facts