Maribel Hastings
America’s Voice
El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, republicano de Kentucky, catalogó este domingo de ridícula la idea de que haya un cierre del gobierno si el plan de gastos que mantendría al gobierno operando más allá del 8 de diciembre no incluye una solución para el limbo migratorio de los 800 mil Dreamers.
“No hay crisis… No me parece que sería inteligente de parte de los demócratas decir que cerrarían el gobierno por una situación que no es una emergencia y que podemos abordar en cualquier momento entre ahora y marzo”, declaró McConnell a la cadena ABC, enfatizando la fecha límite artificial, 5 de marzo, que dio el presidente Donald Trump al Congreso para ofrecer una solución legislativa para los Dreamers, tras anular el 5 de septiembre el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Para McConnell no hay crisis ni emergencia, pero para los cientos de miles que perderían la protección de la deportación, sus permisos de trabajo y cuyas vidas, familias y comunidades se verían afectadas, ciertamente esto constituye una crisis y una emergencia.
Un análisis del Center for American Progress (CAP) concluyó que hasta el 5 de marzo, la fecha límite artificial impuesta por Trump para que el Congreso actúe, 122 jóvenes perderían sus protecciones a diario. Eso representa 854 jóvenes por semana.
Cuando Trump revocó DACA el 5 de septiembre y dio seis meses al Congreso para ofrecer una solución legislativa, un total de 22 mil jóvenes no pudieron renovar sus permisos y, por lo tanto, sus protecciones expirarán antes del 5 de marzo.
Según CAP, desde la revocación de DACA el 5 de septiembre, 10 mil Dreamers han perdido sus protecciones.
Eso constituye una crisis y una emergencia.
Pero le resulta muy sencillo a los políticos republicanos seguir postergando una solución justa para los Dreamers porque lo han hecho repetidamente desde que el Dream Act original se presentó en 2001.
Para un político es muy sencillo darse el lujo de esperar por una solución para los Dreamers porque en realidad únicamente están dejando que el reloj corra para no hacer nada.
Si existen intentos de agregar el Dream Act al plan de gastos del gobierno, es precisamente porque el obstruccionismo republicano, su desinterés por considerar el Dream Act como proyecto independiente y las divisiones que este tema genera dentro del partido dan un mayor sentido de urgencia al asunto.
Son 16 años de espera para una solución que tiene apoyo bipartidista en el Congreso y en el país.
Y dado que nos desgobierna Donald J. Trump, un errático antinmigrante que primero pretendió defender a los Dreamers y terminó revocando DACA y la semana pasada acusó a los demócratas de querer cerrar el gobierno porque “quieren que los inmigrantes ilegales inunden nuestro país sin ninguna revisión”, es indudable que los Dreamers enfrentan una crisis y una emergencia que debe solucionarse ya.
Es justo y necesario.