Marco Vinicio González
Noticiero Latino
La educación preescolar pasa por un momento en el país, y el gobierno federal tiende a destinar recursos en la edad temprana de la enseñanza, para tratar de evitar una población estudiantil que a la postre no sepa o tenga serias dificultades para leer en cuarto grado de primaria. El presidente Obama impulsa la inversión federal en este rubro de la educación, para los niños de tres y cuatro años de edad, y hoy algunos estados y ciudades, como Nueva York, apuestan a que los niños pasen a kindergarden un poco más preparados; hablando y leyendo mejor, contando números y distinguiendo más colores, así como socializando más y mejor ante la diversidad étnica y cultural que impera sobre todo en los grandes centros urbanos. Educadores en todo el país vislumbran un futuro prometedor para el pre-kinder a nivel nacional, porque en comparación con los niños que cursan el programa preescolar, o el pre-kinder, los que no lo cursan muestran una notable diferencia en el aprovechamiento académico cuando los pequeños llegan al kínder, dicen expertos en el tema.
Uno de los grandes centros urbanos que están sirviendo de laboratorio para la experimentación a nivel nacional, del programa preescolar universal (o pre-k), que paradójicamente aloja en su sistema de enseñanza pública a centenares de miles de hijos de inmigrantes que proceden del campo en sus países, es la ciudad de Nueva York. Esta se acaba de sumar al nuevo ímpetu pedagógico nacional, que parece estar cobrando tracción en Estados Unidos. En el otoño entrante, la Ciudad ofrecerá gratuitamente más de 50 mil 600 nuevos asientos en el salón de clase para todos los niños de cuatro años de edad, independientemente de su estatus migratorio y su nivel de ingresos.
El número de familias de la ciudad de Nueva York que solicitó inscripción al pre-kinder para el próximo otoño es hasta el momento 36 por ciento mayor del año pasado, dice el Departamento de Educación de la ciudad, y anunció el jueves pasado que 41 mil 603 familias han solicitado plazas públicas al pre-K, a diferencia de 30 mil 544 que los hicieron en 2013.
Pero de los 53 mil 600 asientos que la ciudad planea ofrecer en este ciclo escolar 2014-2015, sólo alrededor de 20 mil de ellos estarán disponibles en las escuelas públicas. El resto se ubicará en Organizaciones de Base Comunitaria (CBO), bajo el programa de educación federal conocido como Head Start.
Head Start tiene como filosofía mejorar el bienestar físico y emocional de los niños, diseñar un entorno favorable para desarrollar fuertes habilidades cognitivas, además de exigir a los pequeños de tres y cuatro años de edad participar con éxito en compañía de sus compañeros fuera de la red familiar, al tiempo que ajusta la educación al espacio de un aula y responde a las expectativas que el entorno escolar proporciona, con ayuda o participación de los padres y madres de familia, debidamente entrenados para ello.
Head Start es el antecedente inmediato del pre-kinder y ha venido operando en los vecindarios de las minorías en el país… se convirtió en ley en 1965, cuando fue lanzado bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson, y fue concebido originalmente como un programa remedial de verano para poner al día y enseñar a los niños de bajos ingresos en un par de semanas lo que necesitan saber al comenzar la escuela primaria. En 1981 el programa fue ampliado, y revisado cuando se volvió a autorizar en diciembre de 2007. Head Start es uno de los programas de mayor duración que tratan de hacer frente a la pobreza sistémica en Estados Unidos. A finales de 2005, más de 22 millones de niños habían participado de este programa. Y aunque su eficacia ha sido objeto de debate en una serie de estudios, sus defensores afirman que sus éxitos son evidentes, ante el deseo de sus opositores por eliminarlo. La alternativa que quedaría para miles de familias de bajos recursos si Head Start fuera eliminado, serían las guarderías privadas, o la educación preescolar universal en las escuelas públicas; pero como ya dijimos en los edificios públicos de Nueva York sólo cabrán 20 mil niños este año, de un universo de cerca de 70 mil que son elegibles, dicen las autoridades escolares.
En la ciudad de Nueva York, donde este programa de Head Start ha beneficiado a muchas familias inmigrantes de bajos ingresos, el alcalde Bill de Blasio estableció como ley la enseñanza universal; es decir, todos los niños de cuatro años de edad en los cinco condados de la ciudad, con énfasis en vecindarios de clase trabajadora o de bajos ingresos, tendrán acceso a la educación preescolar gratuita y de alta calidad. Como se recordará, de Blasio hizo de la educación preescolar universal uno de sus lemas de campaña, y tras una larga batalla con la Legislatura estatal, y hasta con el gobernador, logró afianzar un presupuesto de más de 300 millones de dólares para asegurar la continuidad de estos programas de pre-kinder durante los próximos cinco años consecutivos, a partir del ciclo escolar 2014-2015 que comienza en el otoño. Incluso las familias que no alcanzaron a inscribir a sus hijos de cuatro años en el preescolar, porque venció la fecha de inscripción el 23 de abril, podrá contactarse con sus escuelas a partir del 16 de junio, y será considerada su inclusión, dice el Departamento de Educación (DOE) de la Ciudad Nueva York en su página web.
La intención de la ciudad de Nueva York, según dijo en su oportunidad a Línea Abierta de Radio Bilingüe la Canciller Escolar, Carmen Fariña, es “lograr un impacto significativo en el aprendizaje del lenguaje de los menores, y con una educación de alta calidad lograr su alfabetización, el desarrollo de habilidades y nociones matemáticas para ingresar al jardín de niños”. Pero lo que resulta aun más importante, es poder dar seguimiento eficaz a los estudiantes de los primeros años escolares, que serán medidos con las más modernas técnicas de evaluación y seguimiento hasta cursar el cuarto grado, con el objetivo de acumular esas ganancias educativas para que persistan hasta el final de la escuela primaria, ha dicho la Canciller. En la actualidad, el bajo aprovechamiento que con frecuencia conduce a la deserción escolar es reflejo de la crisis por la que atraviesa el sistema de educación en Estados Unidos, que hunde sus raíces en la mala preparación de los estudiantes en su etapa temprana, dicen expertos en la materia. Hay incluso quienes afirman que las deficiencias académicas que se arrastran a lo largo del proceso educativo pueden ser presagio de fracaso en la vida de adulto, e incluso que aumentan las posibilidades de que un alto porcentaje de jóvenes que desertan terminen en prisión. Por eso, para remediar esta situación las autoridades en Nueva York han decidido invertir en estos niños, dice DOE.
Uno de los grandes desafíos que enfrenta sin embargo el Departamento de Educación de Nueva York es la necesidad de contar con suficientes maestros preparados ex profeso para acometer la gran tarea de enseñar con una pedagogía eficiente en el salón de clases a los niños de cuatro años. Para esto la ciudad convocó a un entrenamiento –pagado- a cientos de maestros que soliciten ingreso y sean elegidos, pues como dijo Fariña, “enseñar a un niño de cuatro años no es lo mismo que enseñar a uno de seis años. Tenemos que jugar, tenemos que enseñarles canciones, y otras cosas que los preparen mejor para estar en la escuela”.
Para tal propósito la ciudad formó una junta académica compuesta de miembros relevantes de diversas universidades, como la Universidad de Nueva York, y líderes del campo de la educación; para desarrollar un programa académico curricular, y talleres de capacitación a los maestros, que se están impartiendo en la actualidad y durante el próximo verano.
Existe sin embargo una crítica a los maestros que enseñan en los programas de Head Start, a quienes se les atribuye una baja preparación académica, y de ahí la intención de la ciudad para homologar los conocimientos entre los maestros del sistema público y los que imparten en los centros conocidos como CBO (Community Base Organizations), bajo el programa federal Head Start; por lo que la ciudad invierte alrededor de 40 millones de dólares en capacitación magisterial y nuevas contrataciones.
Pero para la profesora Elsa Díaz, dicha crítica a los maestros de Head Start es injusta sin embargo, según dijo a la Edición Semanaria de Radio Bilingüe. “Porque yo tengo 18 años enseñando en Head Start (en la escuela Northen Manhattan Head Start), y tanto yo como mis compañeros y compañeras nos preparamos constantemente; nos actualizamos e implementamos en el salón las más modernas y adecuadas pedagogías, que estamos constantemente estudiando…, aunque el salario no es el mismo, ni tampoco las prestaciones laborales, en relación a los maestros de las escuelas públicas, que ganan más por el mismo trabajo y eso no es justo”. La polémica está abierta, y la ciudad trata de cerrar la presumible brecha con cursos de preparación al magisterio de preescolar del sistema público de enseñanza, así como en los programas fueras de las escuelas, impartidos por dichos CBO’s. En el estado de Nueva York existen 200 programas Head Start que atienden a 49 mil 500 niños y familias en preescolar.
Sin duda la educación preescolar es un beneficio cada vez mejor apreciado, como hemos podido constatar a través de la prensa y de nuestros propios reportes. Diversos estudios han mostrado que una educación de alta calidad en la etapa temprana de la educación sienta las bases del éxito en el futuro, cuando los menores son adultos.
Como reportamos en la referida Edición Semanaria, dos madres mexicanas de bajos recursos dicen que el programa preescolar al que asisten y asistieron sus hijos les cambió literalmente la vida. Tanto Marisol Tavira como María Corona, dos inmigrantes mexicanas de bajos recursos en la ciudad de Nueva York, con hijos en programas preescolares, declararon sobre las bondades de estos programas que beneficiaron a sus respectivos hijos, Destiny Tavira, y Mathew Vargas, según coincidieron ambas madres.
María Corona, una mexicana de Tlaxcala que vive en Washington Heights y que cursó su adolescencia en esta ciudad, dice estar muy agradecida de que aceptaran a su hijo Mathew en esa escuela preescolar Head Start del Norte de Manhattan, donde ingresó desde que tenía tres años, porque operó un cambio significativo en su hijo.
“Mi hijo no pronunciaba bien las palabras, mi hijo no sabía lo qué era agarrar el lápiz; mi hijo no sabía los colores, mi hijo no sabía realmente nada”. Ahora Mathew es un niño de cuatro años que se desenvuelve con soltura, que conoce las letras y los números, y le gusta pintar y socializar.
Elsa Díaz es una maestra respetada y querida en una comunidad del Ato Manhattan, y fue maestra de Mathew. Afirma que el paso de los niños por el sistema preescolar marca un cambio trascendente en los menores. “Cuando llegan a la escuela, por lo general no saben nada, y cuando pasan a kinder se nota el gran cambio”; ya llegan preparados, sostiene. “Primero, ya no llegan tímidos, ya no llegan con problemas de lenguaje, ya conocen muchos colores, letras, números…, están listos para triunfar”.
Marisol Tavira, mexicana de México, Distrito Federal, con 28 años de edad y quien llegó a los doce a Nueva York y se graduó de preparatoria en una escuela pública de esta ciudad, dice que esa formación le ha ayudado con la educación de su hija Destiny -ahora de cinco años-, que cursó el año pasado el preescolar. Afirma que ella comenzó a prepararse también en la escuela, para enseñarle mejor a su hija en casa:
“Ellos te dan talleres, de nutrición, de higiene, les enseñan a ser más independientes para ir al baño, por ejemplo. Nos daban también un pase para ir al zoológico, o a museos y muchos otros lugares como parte de la enseñanza del niño y de nosotros”. Desde los primeros meses el cambio fue notable afirma esta joven madre, que trabaja en el sector de restaurantes junto con su esposo para construir a un mejor futuro para Destiny y sus otros dos hermanitos.
“Escribía ya ella solita, cantaba más canciones, le enseñaba a su hermano; ella agarraba los libros, era la maestra, y cuando él se portaba mal, le decía: Bueno, te voy a dar time out…”. Además, agrega, “teníamos una reunión de padres. Cada semana ellos hacían que uno como padre fuera a leerles un libro a la escuela”.
En 2013 Alabama, Michigan, Minnesota y la ciudad de San Antonio habían promulgado o ampliado los programas de pre-kinder. Una encuesta realizada en julio por un defensor de estos programas de educación temprana sin fines de lucro encontró que el 60 por ciento de los republicanos registrados y el 84 por ciento de los demócratas apoyaron la expansión de educación preescolar pública, al elevar el impuesto federal sobre el tabaco. El financiamiento para pre-kinder ha demostrado ser un obstáculo importante para la creación y ampliación de los programas, como pasó al alcalde de Blasio en Nueva York. El tema produjo múltiples enfoques. Varios gobernadores dirigen los presupuestos existentes. La ciudad de San Antonio aumentó los impuestos de ventas, mientras que Virginia y Maine buscan en los ingresos grabados al juego de azar. Una revisión en 2012 del Instituto Nacional de Investigación de Educación Temprana de la Universidad de Rutgers identificó a Oklahoma, Georgia y Virginia Occidental como líderes en la calidad de los programas públicos. La Florida tuvo la mayor matrícula en 2012 -casi cuatro quintas partes de todos los niños de 4 años-; alrededor del 84 por ciento estaban en centros privados, basados en la religión o la familia. A los programas preescolares de ese estado no les fue bien en las medidas de evaluación académica de calidad. Otros estados con más de un 50 por ciento de la inscripción incluyen Wisconsin, Iowa, Texas y Vermont, dice Wikipedia.
Lo cierto es que los resultados que brindan en los menores de cuatro años de edad los programas de educación preescolar o pre-kinder saltan a la vista, y que su expansión en el nivel nacional, salvado el problema del financiamiento, se antoja no sólo posible sino necesaria también.
En el mes de junio las familias que solicitaron ingreso a dichos programas de pre-kinder en la ciudad de Nueva York recibirán una carta con la decisión de las autoridades escolares para ubicar a sus hijos en sus respectivas escuelas.