La ciudad de nueva York sigue siendo el foco mundial del coronavirus y los latinos los más afectados. Preocupados por lo poco que están haciendo por ellos las autoridades de todos los niveles de gobierno, un grupo de jóvenes adultos, activistas mexicanos de la región organizaron una operación de emergencia para cuando menos brindarles algo de comida a los más necesitados. Con los detalles, desde la ciudad de Nueva York, Marco Vinicio González.
La ciudad de Nueva York rebasó ya los 11 mil muertos por coronavirus, y sigue siendo el epicentro de la pandemia en Estados Unidos.
Entre tanto, ante la urgente necesidad de ayudar a los inmigrantes pobres que han quedado olvidados, marginados de la ayuda oficial, en la ciudad de Nueva York y Connecticut jóvenes adultos se movilizan para ayuda a los más necesitados.
Sandra Pérez es una contadora y asistente de personas de la tercera edad, originaria de Puebla que reside en Manhattan, Nueva York. Cuando van a entregar comida, uno del grupo filma a las personas que los reciben. En esta ocasión la entrega es en un vecindario de Queens.
“En este caso, lamentablemente ya falleció el hermano de la persona a la que le vamos a ir a dejar…, bueno, a la familia…”
Se oyen los toquidos en una puerta…
“Toc, toc, toc, toc, toc…”
Un hombre poblano que se recupera del contagio, abre la puerta de su humilde apartamento. Allí, vive con toda su familia en un pequeño departamento. Agradecido con Sandra y Francisco Ramírez, recibe la despensa que le llevan y él les cuenta su tragedia.
“Esto sí es serio, porque uno de mis hermanos murió, y como que horita andamos con miedo, no salimos, no nada… Parece que otros amigos del trabajo murieron…”, dice el hombre poblano, a través de la puerta entre abierta de su apartamento.
Francisco es albañil y activista, del estado de Hidalgo. Radica en el barrio de Bushwick, en Brooklyn. Ahora que él y Sandra se quedaron sin trabajo, compran despensas y las llevan a donde les dicen, a través de una página de Facebook que habilitaron para ayudar a dichas familias en necesidad. Y además de repartir estas despensas de comida, se dedican a dirigir a los necesitados a una página de donaciones de GoFundMe, donde pueden conseguir ayuda para afrontar los gastos funerales, entre otras cosas.
Francisco dice que se organizaron hace apenas menos de una semana, armaron la página web, Coronavirus NY 2020, y hoy no se dan abasto.
“Hemos visto en esto pues mucho dolor, mucha duda de no saber qué hacer; el Consulado de México no ayuda, ni ninguna organización«
Señala que los afectados también están pidiendo dinero para cremar los cuerpos de sus familiares.
“Porque hemos estado directamente con gente que está infectada, con gente que ha perdido algún familiar, y que están en ese proceso todavía de digerir qué es lo que está pasando o cómo le van a hacer. Cómo van a conseguir dinero para incinerarlos, cómo van a repatriar las cenizas, y todo el trámite del papeleo”
Por su parte, Erika Malatesta es una mujer de Michoacán, que se coordina por Messenger con Francisco, desde donde vive en Connecticut. Dice que comenzó llevando ayuda a sus vecinos desde antes de que comenzara Francisco. Es dueña de un restaurante en Stanford, el epicentro de la pandemia, donde han resultado más muertos y más enfermos en ese estado vecino a Nueva York. Su vecindario está habitado mayormente por personas latinas de la tercera edad, dice.
“Yo empecé a ver que la gente que estaba viejita, tenía miedo de salir a la calle. Y empecé haciéndole favores, de comprarles los víveres, y si tenía que recoger sus medicamentos, pues lo hacía… Y pues acá, sobre todo en el área de Stanford, hay mucha gente…, más bien guatemalteca; y la gente indocumentada es la que está siendo más afectada por todo esto”
Cuando las personas de esa área comenzaron a enfermar y a recibir órdenes de quedarse en su casa, señala Erika ligeramente indignada, lo que las autoridades no les dijeron fue cómo iban a permanecer en sus casas y al mismo tiempo resolver sus necesidades de comida. Entonces dice esta activista que se le ocurrió anunciarse por Messanger para prestar su ayuda. Pronto crecieron mucho las peticiones de ayuda, que un grupo de voluntarios tuvo que ir formándose para realizar esta tarea.
EriKa afirma aún antes ded que apareciera el Covid-19 la mayoría de las personas de esa zona tenían ya patologías agregadas, como diabetes, obesidad, hipertensión, etcétera. Y que el problema se agrava porque esta gente no tiene acceso a cuidados de salud preventiva ni seguro médico.
“Y no me refiero sólo a los indocumentados, me refiero a la gente pobre. La gente pobre acá no se está muriendo del Covid, se está muriendo de pobreza”
Los inmigrantes del vecindario de Erika que trabajan gana alrededor de 400 dólares semanales, o menos, dice la activista.
“Yo le he estado preguntando a gente que vive en Nueva York, que son cocineros, y les toca tener ¡dos part times, o tres! Entonces, aquí lo que tienes es una situación de explotación laboral, con salarios que no son salarios dignos”
La gente, enfatiza Erika, no puede con el costo de la vida, es más alto que su ingreso, rebasa su capacidad.
“Y si nosotros no hacemos conciencia durante esta pandemia, y no queremos apoyar a la gente que está enferma y en condiciones de pobreza, vamos a tener más gente muriendo de hambre que de enfermedad”
Y no está suponiendo o inventando.
“Hay gente que se está muriendo en sus casas. La otra vez que fui a llevarle comida a una familia, ya se había muerto el señor. Ya tenía ahí dos días, hasta que fueron a recogerlo… Ese es el tamaño de la situación que está viviendo esta gente”.
Además, esa familia tuvo que pagar como 900 dólares, dice Erika, para que se llevaran el cuerpo y luego se lo entregaran incinerado. Claro que la ciudad condona este cobro, pero no a todos.
“Si no tienes papeles, ¡¿cómo te condonan?!”
Por si no bastara con los devastadores efectos de la pandemia de coronavirus, en la zona donde vive Erika dice que el 75% de los latinos enfermos en cuidados intensivos, que se están debatiendo entre la vida y la muerte, cuentan con sólo un enfermero que habla español.
“Ojalá aprendamos la lección, Porque estamos ignorando una situación muy importante: si no hay salud, no hay economía. Y nuestra comunidad es de las que vive al día. Entonces, ¿cómo le vamos a hacer?■