Los trabajadores jornaleros sufren de más lesiones que otros trabajadores de las mismas industrias, según estudios. ¿Qué pasa cuando se lastiman? ¿Adónde acuden para recibir atención médica? ¿Son los jornaleros atendidos y compensados como los demás trabajadores? En esta segunda y última parte de un reportaje sobre la salud de los jornaleros en el estado de Washington, José Luís Buen Abad explora en Seattle los obstáculos que enfrentan los trabajadores lesionados para tratar sus heridas y lesiones crónicas. Este reportaje fue producido como proyecto de periodismo de salud de The California Endowment Health Journalism Fellowships, un programa de la Escuela de Comunicación y Periodismo de USC Annenberg.
Roberto Ramírez tuvo un accidente en 2012 trabajando como jornalero para una compañía constructora.
“Un patrón me atropelló, me atropelló con su ‘troque‘. Me aventó como unos nueve pies para en frente. Le estábamos cambiando una batería, y él le estaba acelerando, tenía el cambio puesto, cuando puse la batería el camión se arrancó pa’ delante y me aventó. Me sacó mi ombligo pa’ fuera, mi espalda me duele mucho. Él se asustó y no me quiso llevar al doctor”
Roberto no fue al médico por temor a perder el trabajo:
“Pues ahora ese es el problema que tiene uno ahora. Que por no avisar o querer ir al médico, tiene uno las consecuencias… ahora ya no puede hacer uno nada. Le dije al señor, y el señor no me hizo caso. Tenía miedo de que fuera a perder el trabajo, y que no me fuera a pagar. Me duele a veces poco… cuando levanto cosas pesadas, tengo miedo que se me vayan a salir las tripas por allí”
El caso es emblemático de uno de los obstáculos más grandes que enfrentan los jornaleros para tratarse cuando se lastiman en el trabajo: que no saben que tienen acceso al seguro de compensación del trabajador, que les paga todas las cuentas de atención médica relacionadas con un accidente en el trabajo.
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En el estado de Washington hay una agencia del gobierno que se encarga de proteger los derechos de los trabajadores: Es el Departamento de Labor e Industrias, incluyendo a los trabajadores temporales y migratorios en todas las industrias, como la construcción.
El director del programa de “Alcance al Hispano” del Departamento de Labor e Industrias de Washington es Pedro Sierra.
“Hay leyes que defienden al trabajador. Al Departamento no le importa en lo mínimo el estatus migratorio de la persona. Es una cosa que no se pregunta. Tenemos una política interna que nos prohibe preguntar por el estatus de las personas”
Según una encuesta nacional, tres de cada cuatro de los jornaleros en el país carecen de documentos migratorios. No hay información de cuántos jornaleros han recibido atención médica a través del seguro de compensación del trabajador en el estado de Washington. Aunque las leyes protegen a los jornaleros, el proceso es un poco complicado.
Sierra:
“Cuando… si le pasa un accidente a uno en el trabajo, primeramente le aconsejamos que se le avise al patrón, y de allí va al doctor. Y ya el hospital o el doctor llena unos formularios; una copia se le da a la persona, otra se queda con él (empleador), y otra va a nosotros. Tiene que ser insistente la persona y hay que decir lo que a uno le pasó”
El temor a las represalias y el proceso complicado hace que muchos jornaleros se quedan sin atención médica.
Sonido ambiental de estudiantes de medicina…
Cada mes, un grupo de estudiantes de medicina de la Universidad de Washington ofrece consultas gratuitas a los jornaleros de Casa Latina, un centro de trabajo en Seattle.
Pasante:
“¿Tiene una historia de diabetes?”
Ernesto Ramírez trabaja como jornalero y vino a ver al médico porque tiene un dolor en la espalda que le comenzó hace cuatro años.
Ernesto:
“Me excedo trabajando, o sea, cargar pesado, excavación, exceso de trabajo…”
Pasante:
“¿Ha tomado medicamentos para reducir el dolor?
Ernesto:
“Nada”
Pasante:
“¿Hay algo que pueda hacer para reducir el dolor?”
Ernesto:
“Me pongo una crema de la farmacia que dice frío y caliente…”
El examen médico se interrumpe por el aviso que hay un trabajo disponible en una construcción.
Hombre:
“¿Ernesto?”
Ernesto:
“Sí.. Acá estoy”.
Hombre:
“Un trabajo de cuatro días. Tú sigues, ¿vas o no?”
Ernesto:
“¿Ahorita proseguimos? Porque es muy importante…”
Ernesto se levanta de la silla (del doctor) y sale rápidamente para evitar que otro jornalero tome su lugar. No regresa para terminar la consulta y los dos doctores atienden al siguiente paciente.
Muchos jornaleros como Ernesto sufren lesiones crónicas. Y su caso ilustra lo difícil que es acceder a atención médica cuando todos los días hay que buscar un trabajo para sobrevivir.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Seattle, Washington, Luis Buen Abad.