De La Redacción
El referido acuerdo que busca la CIW firmar con Wendy’s, además de respetar los derechos humanos y la dignidad de los trabajadores agrícolas que pizcan jitomate en esos campos del sureste estadunidense, busca también que se eleven los salarios y se mejoren las condiciones laborales de esos campesinos.
Como parte de una campaña nacional de boicot a Wendy’s, la tercer mayor cadena de restaurantes de hamburguesas del mundo, la Coalición de Trabajadores agrícolas de Immokalee (CIW) realizó un exitosa protesta en céntricas calles de la ciudad de Nueva York.
En medio de la gran ciudad participaron en la sonora demostración, que incluyó una didáctica representación teatral, a decenas de trabajadores venidos de los campos de La Florida, estudiantes, sindicalistas y representantes de distintas denominaciones religiosas, entre las que destacaron cristianos y judíos, que insisten por tercer año consecutivo en sumar a Wendy’s a su campaña por comida justa.
La protesta, realizada en la exclusiva zona donde se halla la Glorieta de Cristóbal Colón, conocida como Columbus Circle, frente a Central Park, elevó en medio de los rascacielos las enérgicas voces de los jornaleros para demandar a los ejecutivos de Wendy’s que firmen el acuerdo nacional que CIW ha firmado a la fecha con 14 de las principales cadenas de comida en Estados Unidos, entre otras Yum! Brands, propietaria de Kentuky Fried Chiken, Pizza Hut y Taco Bell, además de otras empresas como Subway, Walmmart y Whole Foods. El modelo de organización del CIW comienza a impulsarse en los campos agrícolas del tomate en Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia y Nueva Jersey.
Tras obra teatral presentada atendida por la mirada curiosa de los transeúntes de esa zona, que representó un jocoso matrimonio simbólico entre un trabajador y el principal accionista de Wendy’s, marchó después de Columbus Circle a la lujosa Park Avenue, para movilizar la protesta ante las oficinas del presidente de la junta directiva de Wendy’s, Nelson Peltz, quien es también ejecutivo en jefe de Train Partners, un fondo de capital especulativo que mantiene las mayores acciones de Wendy’s.
El referido acuerdo que busca la CIW firmar con Wendy’s, además de respetar los derechos humanos de los trabajadores agrícolas que pizcan jitomate en esos campos del sureste estadunidense, busca también que se eleven los salarios y se mejoren las condiciones laborales de esos campesinos. Una de las varias iniciativas llevadas a cabo por estos jornaleros del campo ha sido la de conseguir que se pague un centavo más por libra de tomate pizcada, lo que en la vida cotidiana de los trabajadores se ha traducido en una ligera mejora en sus precarias condiciones de vida, lo que incluye sus gastos de alquiler de vivienda, la movilización a la fuente de trabajo y la manutención de sus hijos.
Una de los oradores en el templete levantado entre los grandes y lujosos edificios de cristal de la ciudad de Nueva York fue la consistente aliada de CIW, Kerry Kennedy, directora del Centro Robert F. Kennedy para Justicia y Derechos Humanos, y quien es hija del asesinado Robert Kennedy en 1968. Tras criticar la injusticia a que son sometidos los trabajadores del campo, con vigor y entusiasmo Kerry Kennedy conminó a los ejecutivos de Wendy’s a apoyar la lucha por la justicia para los campesinos y contra la esclavitud en los campos de La Florida.
Además mencionó que la lucha de esta coalición ha sido elogiada por una amplia gama de organizaciones, que incluyen a la Casa Blanca y Amnistía Internacional, además de haber sido distinguidos con el prestigioso premio, Medalla de la Libertad (Freedom Medal) otorgado por primera vez en la historia a una organización laboral del sur de este país por la Fundación Rockefeller, en octubre de 2013. Este reconocimiento ha sido otorgado anteriormente a personalidades de la talla de Nelson Mandela y Martin Luther King.
Gerardo Reyes, uno de los organizadores de la movilización y miembro relevante de la CIW, dijo a Radio Bilingüe que en lugar de responder al llamado por una comida justa, Wendy’s a ha movilizado su operación, es decir la compara de jitomate para surtir a sus establecimientos y otras empresas de comida, a los campos agrícolas de México, donde participa de la explotación de los trabajadores del campo. Que de manera publicitaria afirma haber elaborado un código de conducta moral en sus operaciones, que es falso, lo que lo ancla tecamente en el pasado y se opone a entender la forma de operar del presente, con promesas huecas en lugar de responder a la demanda de respeto por los derechos humanos y laborales de los trabajadores.
Y por eso, dice Gerardo Reyes, no cesarán de continuar con esta campaña de boicot a Wendy’s, que arranca en Nueva York como parte de una gira nacional de 10 días de duración y que incluye otras ciudades como Columbus Ohio , Louisville, Kentuky, Gainesville, Palm Beach e Immokalee, Florida■