Noticiero Latino, Nueva York
“Estoy muy contento de estar aquí… y voy a pedir a mi esposa que dirija también unas palabras a ustedes…”, dijo el presidente John F. Kennedy hace 50 años y dos días a una audiencia latina.
Con estas palabras introductorias el 21 de noviembre de 1963, y con un mariachi de fondo arrancaba oficialmente el reconocimiento del potencial electoral latino en Estados Unidos, con el discurso dado en español por la Primera Dama, Jaqueline Kennedy, en representación de este importante Klan, durante una conferencia de la Liga de de Ciudadanos Latinos y Estadunidenses Unidos, Lulac, en Dallas, Texas.
“Estoy muy contenta de estar en el gran Estado de Texas, y estar con ustedes, que son una gran parte de la enorme tradición española que tanto a ha contribuido a Texas. Esta tradición, comenzó cien años antes de que se colonizara Massachusetts, el estado de mi marido, pero es una tradición que se mantiene viva y vigorosa”, dijo la Primera Dama, y desató una sostenida ovación, que hace eco todavía.
15 horas más tarde moría asesinado el más carismático presidente que ha tenido este país, según la prensa, víctima de una conspiración que involucra a los servicios de inteligencia estadunidenses, entre otros sospechosos.
Ese día, hace cinco décadas el presidente Kennedy sólo daría un saludo en la conferencia anual de Lulac, pero un grupo latino de activistas pro derechos civiles persuadió al mandatario para que él y su esposa se dirigieran más ampliamente a la audiencia, que abarrotaba el Salón Rice de Houston, reporta The Huffington Post.
Según Russel Contreras, en un artículo publicado hace un año en el Huffington, “los historiadores marcan este hecho como la primera vez que un presidente reconoce a los latinos como un importante bloque electoral», y es ahí donde da inicio “la cruzada que explica la victoria demócrata para reclutar al voto latino en Estados Unidos” hasta hoy día.
La visita sorpresa a la referida conferencia se produjo después de que los méxico estadunidenses en Texas, Nuevo México, California, Arizona, Illinois e Indiana ayudaran a Kennedy a ganar estados indecisos y críticos en la elección presidencial de 1960, gracias a una campaña de inscripción de votantes sin precedente en las comunidades latinas independientes, apunta Russell.
Horas más tarde, ya en las calles abiertas de Dallas frente al pueblo en general estadunidense, varias balas reventaron el cerebro del presidente que viajaba en un auto convertible junto a Jaqueline Kennedy, y 50 años después se sigue especulando sobre los móviles del magnicidio, de uno de los hombres que con todo y las contradicciones que haya podido tener en política doméstica, y en la política exterior de este país, se recuerda como uno de los mandatarios más queridos por este y otros pueblos del mundo.
Foto: Huffington Post