De la Redacción
Alejandro Sánchez es uno de los más de mil 100 enfermos con cáncer en la ciudad de Nueva York, que trabajaron en las labores de rescate y limpieza de las desaparecidas Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, según datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.
“Nosotros como estadunidenses ayudamos a limpiar la Zona Cero y a levantar la economía de esta ciudad como un compromiso con nuestra gran nación, durante los ocho meses que duraron las tareas para despejar el Bajo Manhattan”, dijo Sánchez a Noticiero Latino.
Sánchez se refiere a los primeros socorristas y empleados –muchos de ellos latinos, e indocumentados- que se desempeñaron en dichas tareas, y que sin embargo no fueron equipados adecuadamente para proteger su salud, ni advertidos de los peligros de la contaminación en el aire que terminó castigando a miles. Datos oficiales dan cuenta de la presencia de cientos de componentes químicos entre las sustancias cancerígenas que impregnaban la Zona Cero. Muchos de los socorristas, policías y bomberos, así como trabajadores de la limpieza de esos escombros tóxicos ya han muerto a causa de esto, contaminados y condenados a un sufrimiento crónico padecido a través de de los años mediante muchas enfermedades principalmente relacionadas con problemas respiratorios y diversos tipos de cáncer.
Desde que aparecieron los primeros síntomas raros y se inició una lucha contra las autoridades, primero para reconocer que estos padecimientos resultaban de la referida contaminación y luego para conseguir ayuda médica y eventualmente económica, pues resultaron con el tiempo incapacitados para trabajar, Alex y Checo, otro inmigrante latino se dieron a la tarea de reclutar a muchos latinos indocumentados que sirvieron en las tareas de limpieza de los escombros en la Zona Cero, y que por su falta de estatus legal sus reclamos fueron ignorados durante años, a los que no se les reconocían sus padecimientos como males ligados a la contaminación de dichos escombros.
Entonces estos dos inmigrantes, que por ser de origen puertorriqueño son ciudadanos estadunidenses fundaron la organización de defensa, United We Stand (Unidos Hacemos la Fuerza), que ha venido cabildeando para sumarse al apoyo que impulsó la Ley Zadroga, que formó un fondo para los enfermos del 9/11 y reconoció, no sin la presión de diversos grupos y coaliciones, abogados y organismos de defensa ciudadana, el cáncer como enfermedad derivada de la exposición al ambiente contaminado de la zona devastada.
Aunque Unidos Hacemos la Fuerza ha venido ganando pequeñas batallas y la inclusión de estos enfermos indocumentados y de sus distintos padecimientos en las listas de enfermedades y beneficiarios del fondo del 9/11 contenido en la Ley Zadroga, a 12 años de distancia todavía hoy luchan por ampliar el plazo de cinco años contenido en dicha ley para recibir atención médica, pues se trata de enfermedades crónicas de larga duración, dijo Sánchez, y muchos de sus miembros, a pesar de que siguen muriendo poco a poco y dolorosamente, se mantienen vivos con la férrea voluntad de prevalecer.
Apenas hasta el año pasado las autoridades federales, patrocinadoras del referido fondo del 9/11 sumaron 58 tipos de cáncer a la lista de las enfermedades cubiertas por el fondo, que resulta sin embargo insuficiente, de acuerdo con expertos en el tema.
El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional está también ofreciendo un seguro médico bajo el World Trade Center Health Program (WTCHP), en el que mil 140 personas afectadas ha recibido la certificación para recibir tratamientos contra el cáncer, que hasta el año pasado no eran cubiertos por este fondo, entre otras cosas por la profusión de “estudios científicos inadecuados” que venido publicándose, declaró a la cadena CNN el Dr. John Howard, administrador del WTCHP.